El condimento más importante

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Autor: Norbert Lieth

El testimonio de una vida llena del Espíritu Santo es como la sal, conserva, da sabor, produce sed, su blancura habla de pureza.


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PE2992 – Estudio Bíblico
El condimento más importante



Estimados amigos, el estudio de la Palabra de Dios que nos convoca hoy se titula “El condimento más importante” Y, ¿cuál es ese condimento?

Es nuestro testimonio de una vida llena del Espíritu Santo.

En estos minutos intentaremos conocer cuáles son sus cualidades y qué lo debilitan.

El Señor dijo a sus discípulos en Mateo 5:13: “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres”. Las palabras “vosotros sois” son una invitación de Dios a cada uno de nosotros, 2 Timoteo 1:9 dice: quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos”.

Los cristianos tienen un valor divino, pues son “la sal de la tierra”. Pedro escribe en 1 Pedro 2:9: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. Sin embargo, esta alta vocación fuera del propósito de Dios puede agravar las cosas, ya que la sal insípida no es buena. Marcos 9:50 dice: “… mas si la sal se hace insípida, ¿con qué la sazonaréis?”. La palabra griega para “insípido” puede traducirse también como “tontería”. Cuidémonos entonces de no volvernos insípidos a causa de la estupidez espiritual.

Somos llamados a ser sal, pues Dios nos ha dotado de un valor divino en la redención. Sin embargo, ¿por qué Jesús nos compara con este condimento? Porque esta significativa especia, la más importante, tiene cualidades que simbolizan la vida fructífera de un cristiano.

La sal está disponible en todas partes. Mateo 9:35 nos muestra este ejemplo en Jesús: “Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo”. Así como nuestro Señor, también nuestra misión es recorrer todos los pueblos y ciudades. Los cristianos están en todas partes con el propósito de difundir el evangelio sanador.

La sal es insustituible, y eso la hace única. En Job 6:6 se menciona “¿Se comerá lo desabrido sin sal?”. Igual de insustituibles y únicos son los cristianos, portadores de las Buenas Nuevas en la tierra.

Posee la cualidad de Tener un gran efecto incluso en pequeñas cantidades leamos lo que pasó con Jesús y sus discípulos en Lucas 9:1 y 6: “Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades […]. Y saliendo, pasaban por todas las aldeas, anunciando el evangelio y sanando por todas partes”.

Además, la sal es blanca, simbolizando la pureza. En 1Pedro 1:15 se apela a los cristianos: “Como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir”. Cristo nos ha limpiado y santificado a través de su sangre, con el fin de que vivamos puros y santos para Él.

Podemos entender también que la sal molida simboliza la mansedumbre, que es uno de los frutos del Espíritu, mencionados en Gálatas 5. Es un conservante, por lo que, representa el servicio de los cristianos en y para el mundo Hechos 27:24: “Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo”.

¿No es cierto que la sal trabaja de manera sutil? Así llama Dios a su pueblo e igual que lo hizo Cristo, como leemos en Mateo 12:19: “No contenderá, ni voceará, ni nadie oirá en las calles su voz”.

Este condimento se disuelve solo: esta es una imagen de la abnegación a la que el Señor nos llama según el ejemplo de Jesús. Lo deja en claro, en Mateo 16:24: “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”.

¿No es verdad que comer algo salado da sed? Como la mujer samaritana en el pozo de Jacob, los cristianos despiertan en la gente sed de agua viva. ¡Qué hermoso el acontecimiento descripto en Juan 4:28, 29 y 42! Leemos que: “Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será este el Cristo? [] [,] y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente este es el Salvador del mundo, el Cristo”

La sal servía como imagen de la alianza con Dios. Levítico 2:13 dice: “Y sazonarás con sal toda ofrenda que presentes, y no harás que falte jamás de tu ofrenda la sal del pacto de tu Dios; en toda ofrenda tuya ofrecerás sal”.

Estas maravillosas cualidades deben hacerse visibles en nuestras vidas a través del poder del Espíritu Santo. Sin embargo, el testimonio de un creyente puede debilitarse. ¿Cuál puede ser la razón? ¿Cuándo se vuelve insípida la sal?

Por ejemplo, cuando se almacena en el lugar equivocado, 2 Corintios 6:17 dice: “Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo”. Por lo tanto, no debemos “almacenar” nuestras vidas en donde hay impureza y pecado.

Se puede volver insípido cuando se mezcla: esta es una imagen de cómo influyen las falsas enseñanzas. Por ejemplo, el piadoso rey Josafat contrajo parentesco con Acab, un rey impío.

Podemos encontrar un triste ejemplo de una sal insípida en la vida de Lot. Primero se va con Abraham, haciéndose muy rico. Luego lo deja y levanta su tienda en la ciudad impía de Sodoma. Dios juzga a Sodoma y a Gomorra, por lo que Lot tiene que huir, perdiendo a su mujer, la que se convirtió en estatua de sal por mirar hacia atrás. Las hijas de Lot resultaron estar corrompidas moralmente y sus nietos pasaron a ser su vergüenza: Moab significa ‘del padre’ y Ben Ammi ‘hijo de un pariente’. El viaje de Lot comenzó bien, como la sal en la boca. Con Abraham vivió una gran prosperidad, sin embargo, terminó en la impotencia absoluta, como la sal que no sirve para nada, más que para ser pisoteada.

Sin embargo, hay esperanza para la sal insípida, solo hay que ubicarla en un nuevo recipiente, en el de la obediencia. 2Reyes 2:20 relata: “Entonces él dijo: Traedme una vasija nueva, y poned en ella sal. Y se la trajeron”. Por lo tanto, prestemos atención a la palabra de nuestro Señor e imitémosle para que podamos ser el condimento más importante de este mundo, ese que menciona Marcos 9:50: “Tened sal en vosotros mismos; y tened paz los unos con los otros”.

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