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Autor: Esteban Beitze

Para ser llenos del Espíritu hay que evitar contristarlo, no apagarlo y andar en él. Y de la misma manera que la presencia del Espíritu en la vida de Eliseo se hizo evidente para los demás, así también se hace manifiesta esta realidad si tenemos la llenura del Espíritu.


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PE2912 – Estudio Bíblico
El llamado de Eliseo (9ª parte)



CONFIRMACIÓN POR SEÑALES

Estamos analizando el comienzo del ministerio del profeta Eliseo. La trasmisión del ministerio de su antecesor Elías a Él, lo leemos en 2ª Reyes 2:8-15: “Tomando entonces Elías su manto, lo dobló, y golpeó las aguas, las cuales se apartaron a uno y a otro lado, y pasaron ambos por lo seco. Cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo: Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti. Y dijo Eliseo: Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí. El le dijo: Cosa difícil has pedido. Si me vieres cuando fuere quitado de ti, te será hecho así; mas si no, no. Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino. Viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y nunca más le vio; y tomando sus vestidos, los rompió en dos partes. Alzó luego el manto de Elías que se le había caído, y volvió, y se paró a la orilla del Jordán. Y tomando el manto de Elías que se le había caído, golpeó las aguas, y dijo: ¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías? Y así que hubo golpeado del mismo modo las aguas, se apartaron a uno y a otro lado, y pasó Eliseo. Viéndole los hijos de los profetas que estaban en Jericó al otro lado, dijeron: El espíritu de Elías reposó sobre Eliseo. Y vinieron a recibirle, y se postraron delante de él”.

Eliseo había pedido una doble porción del Espíritu de Elías y Dios se lo concedió. ¿Cómo podemos confirmar esto? Por un lado, tuvo la confirmación de parte de Dios en el hecho de ser testigo presencial del arrebatamiento de su predecesor. Elías lo había puesto como condición: “El le dijo: Cosa difícil has pedido. Si me vieres cuando fuere quitado de ti, te será hecho así; mas si no, no”.

Además, a Eliseo le quedó el manto de Elías, que era algo así como el testigo en las carreras de postas. Demostraba la continuidad del ministerio de Elías, pero ahora por medio de Eliseo. Dios lo estaba confirmando por un símbolo.

Pero Dios también lo confirmaría por medio de señales. Esto se observa en el hecho que realizó el doble de los milagros registrados que su maestro. De Elías tenemos registrados 8 milagros. En cambio, de Eliseo tenemos relatados 16 hechos milagrosos. En este capítulo podemos ver algunas señales por medio de las cuales Eliseo fue confirmado como el siervo de Dios.

A. Milagro del cruce del Jordán

El primer milagro fue la repetición del último milagro hecho por su antecesor: “Y tomando el manto de Elías que se le había caído, golpeó las aguas, y dijo: ¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías? Y así que hubo golpeado del mismo modo las aguas, se apartaron a uno y a otro lado, y pasó Eliseo”. En la Biblia sólo encontramos 4 relatos de aguas que se abrieron para dar paso en seco: El cruce del Mar Rojo bajo Moisés; el cruce del Jordán por parte del pueblo liderado por Josué, y estos dos cruces del Jordán en nuestro capítulo. Encontramos 3 héroes de la fe y ahora se suma Eliseo.

La pregunta “¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías?” no la tenemos que ver como una falta de fe, sino más bien retórica y para confirmar que el Dios de Elías estaba también con él, frente a los hijos de los profetas que lo estaban esperando del otro lado. Y con profunda fe, repitió lo que había hecho Elías unos instantes antes golpeando el agua. Dios honró la fe de su siervo dando el mismo resultado. Ahí tenemos una señal externa.

B. Milagro interior

Otra señal, pero interna, es la que descubren los hijos de los profetas al ver el cruce en seco del Jordán por parte de Eliseo: “Viéndole los hijos de los profetas que estaban en Jericó al otro lado, dijeron: El espíritu de Elías reposó sobre Eliseo”. Por este milagro se dieron cuenta de la presencia del Espíritu en la vida del profeta. Tenemos que tener en cuenta que en el Antiguo Testamento el Espíritu Santo estuvo presente, pero en cuanto a su actividad en los creyentes de esa época, Su estadía era selectiva y la duración, extensión y efectos de Su estadía eran limitados. No era como sucede hoy, donde el Espíritu viene en el momento de la conversión y permanece para siempre (Ef.1:13,14) y bautiza introduciendo al individuo en la iglesia (1Co.12:13). Pero la presencia del Espíritu en Eliseo era evidente por medio de sus obras y seguramente también su ser.

Aunque hoy todos los creyentes tienen al Espíritu, no todos se dejan llenar por el mismo. O, dicho en otras palabras, no en todos el Espíritu puede tener el dominio completo. Por eso Pablo exhorta a los creyentes a que sean llenos del Espíritu (Ef.5:18). Para ser lleno hay que evitar contristar el Espíritu (Ef.4:30), no apagar el Espíritu (1Ts.5:19), y andar en Espíritu (Gá.5:16,25). Y de la misma manera que la presencia del Espíritu en la vida de Eliseo se hizo evidente para los demás, así también se hace manifiesta esta realidad si tenemos la llenura del Espíritu. En el contexto posterior a la exhortación a la llenura del Espíritu se muestra algunos de los resultados: son personas que tienen alabanzas a Dios en sus corazones y labios, son agradecidos, son personas que se sujetan a las autoridades o en el matrimonio, maridos que aman a sus esposas, hijos que obedecen a sus padres, etc. (Ef.5:19ss).

Pero no sólo es algo externo, sino también del carácter. En un creyente lleno del Espíritu, madura el fruto del Espíritu. Se puede observar: “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (Gá.5:22,23). ¿Queremos medir nuestra llenura espiritual? Entonces, analicemos la madurez o no, o quizás hasta la falta de estos aspectos producidos por el Espíritu en nosotros. Por ejemplo, nos podemos preguntar: ¿tenemos amor, somos pacientes con las personas problemáticas, nos caracterizamos por ser confiables y ejercemos el dominio propio?

La consecuencia frente a la presencia del Espíritu en la vida de Eliseo se hizo patente en la actitud de estos “hijos de los profetas” porque: “…vinieron a recibirle, y se postraron delante de él” (v.15). Es interesante observar que estos “hijos de los profetas” eran estudiantes de una escuela de profetas, algo así como un instituto bíblico hoy en día. Y ahora, estos incipientes teólogos se inclinan frente a un sencillo campesino.

Allí vemos que la autoridad no tiene nada que ver con un estatus, clase social o liderazgo ejercido en lo secular. La verdadera autoridad la da la cercanía con el Señor y la confianza en Él. La llenura del espíritu.

Es llamativo que los hijos de los profetas insistieran en buscar el cuerpo de Elías, aunque Eliseo les dijo que no lo hicieran (vs.15-18). Como le importunaron tanto, al fin éste los envía. Quizás había algo de duda en estos hombres de que Elías realmente se había ido y ahora Eliseo era el sucesor. Quizás dudaron de sus palabras. Pero estos 50 hombres perdieron tiempo y fuerza al no hacer caso a las palabras del siervo de Dios. Entonces, podríamos terminar preguntándonos, ¿qué tal estamos en el tema de la llenura del Espíritu?

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