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Autor: Marcel Malgo

Un estudio detallado sobre las principales enseñanzas del emblemático Salmo 23.


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PE2435 – Estudio Bíblico
El Señor es mi pastor (2ª parte)


 


Continuamos recorriendo el Salmo 23, amigos, y llegamos a los versículos 2 y 3, donde el salmista expresa: “En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma”. Lo que leemos allí es expresión de equilibrio interno, calma del alma y de un corazón que se ha aquietado delante del Señor. Por todas partes en el mundo actual aumentan el estrés, la debilidad y la inquietud, y esto también invade el campo cristiano. Sin embargo, nuestra gran ventaja como hijos de Dios, es que podemos pedir a Jesucristo en oración que nos dé Su calma y Su paz. Hoy más que nunca necesitamos lo que nos describen los versículos 2 y 3: los pastos delicados, las aguas de reposo y la confortación de nuestras almas.

El buen Pastor no quiere atormentar a los suyos, sino que quiere darles una y otra vez el reposo que necesitan. Lo vemos, por ejemplo, en Marcos, capítulo 6. En el versículo 7, leemos cómo los doce discípulos son enviados para hacer grandes cosas en el nombre de Cristo: “Llamó a los doce, y comenzó a enviarlos de dos en dos; y les dio autoridad sobre los espíritus inmundos”. Los doce obedecieron y cumplieron esta importante misión: “Y saliendo, predicaban que los hombres se arrepintiesen. Y echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos, y los sanaban”, nos relatan los versículos 12 y 13. Luego regresaron a Jesús para contarle con alegría todo lo que había pasado. ¿Y se alegró el Señor por eso? ¿Los alentó enseguida a seguir adelante? No. Solamente les dijo en el verso 31, “venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco”. El propio Señor Jesús llevó a Sus discípulos a “lugares de delicados pastos” y “a aguas de reposo”, para confortar sus almas. Los tomó de la mano y los guió a un lugar tranquilo que Él conocía. ¿No fue un buen trabajo lo que hicieron los discípulos para Jesús? Sí, por supuesto, ya que Él mismo los había enviado. Pero ¿por qué no reaccionó Él a lo que ellos Le contaron? ¿Por qué, en lugar de eso, los llevó a un lugar de reposo? Porque el Señor sabía exactamente que Sus discípulos estaban exhaustos. Y Él también sabe cuando nosotros estamos estresados y cansados, cuando la lucha de fe casi nos aplasta. Y ¿qué hace entonces? Trata de llevarnos a pastos delicados y aguas refrescantes. Ésta siempre fue la intención del Señor también para Israel, por eso le dijo a Su pueblo en Isaías 30:15: “En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza. Y no quisisteis”. ¡En la actualidad los hijos de Dios están más estresados y agotados que nunca! El llamado “síndrome de desgaste profesional” (en inglés “burnout”) entre los cristianos es más común de lo que pensamos. Muchos hermanos en la fe están postrados, tristes, y hasta depresivos. En esta situación algunos, incluso, buscan ayuda en el alcohol y en los psicofármacos, para encontrar un poco de sosiego. Es evidente que este es un bumerang peligrosísimo. En su lugar sería bueno que nos refugiáramos a cada momento en los brazos de Jesús, el buen Pastor, pues nuestro Señor tiene solamente un deseo para Sus hijos estresados, como lo tenía en aquel entonces para los discípulos exhaustos: llevarlos al descanso, antes de que se derrumben bajo la carga del trabajo y los problemas de la vida. Él siempre actuará de la manera como lo encontramos descrito en Isaías 42:3: “No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia.”

Pero hay muchos que no quieren dejase ayudar por el Señor, o simplemente han perdido de vista al buen Pastor. Muchos cristianos se cansan trabajando según sus propios planes, sin preguntar por la voluntad de Dios. También el pueblo de Israel creía poder hacer las cosas sin el Señor. Pero Dios justamente quería llevar a Su pueblo cansado de sus propias luchas, a delicados pastos y aguas refrescantes. En Isaías 30 leemos: “En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza”. Sin embargo, el pueblo fue reacio: “Y no quisisteis, sino que dijisteis: No, antes huiremos en caballos…”, agrega el texto bíblico. ¡Debemos tener el deseo y la disposición de decir sí, cuando el buen Pastor nos quiere llevar al reposo! En Lucas 10 se registra la visita del Señor Jesús a las hermanas Marta y María en Betania. Marta se puso a trabajar con mucho esfuerzo para atender dignamente al Señor. María, sin embargo, se sentó a los pies del huésped y Lo escuchó. Viendo esto, Marta se enojó y pidió al Señor que le dijera a María que le ayudara. Pero el Señor Jesús le respondió: “Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada”. Vemos aquí, pues, una mujer creyente bastante estresada. Y estoy convencido de que una de las razones de la visita del Señor Jesús, era guiar al descanso a Marta, que estaba “afanada y turbada con muchas cosas”. Pero no pudo hacerlo. ¿Por qué no? Simplemente porque ella no quería ser guiada al descanso. Marta no estaba dispuesta a romper con su habitual ritmo de trabajo, aunque hubiera sido una gran liberación para ella.

Muchos hijos de Dios hoy en día son dominados por esta misma actitud: Agotan sus fuerzas en el trabajo, en la familia, en el ministerio para el Señor, sin escuchar la voz de Dios y sin disposición para hacer Su voluntad, y de esa forma quedan al borde de un colapso nervioso. Sin embargo, ya hace mucho que el Señor quiere guiar a estas personas a delicados pastos y aguas refrescantes, para confortar sus almas. María aprovechó la ocasión cuando Jesús fue huésped en su casa, y a todo costo quiso escuchar lo que Jesús tenía para decirle. El versículo 39 de Lucas 10 dice que “esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra”. En María vemos al hijo de Dios que ha entrado en el reposo. Ella permitió que el Señor la guiara hacia los delicados pastos y las aguas refrescantes, y fue confortada por Él. Y es justamente lo que el buen Pastor con tanto gusto nos quiere dar. Sin embargo, no es fácil encontrar la quietud en medio de la agitación de la vida diaria. Usted debe tener una firme disposición, tiene que ser el deseo de su corazón volver a encontrar la quietud.

De nada nos sirve saber teóricamente muchas cosas de la Biblia si no las practicamos. Dice Santiago: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.” ¿Cuál fue la experiencia de María cuando se sentó a los pies de Jesús y escuchó Sus palabras? Encontró una renovada y profunda comunión con el Señor. Lo mismo quiere lograr el Señor usted, llevándole hacia delicados pastos, guiándole al agua refrescante y confortando allí su alma. Él mismo es el “pasto delicado”, el “agua refrescante” y la confortación para nuestras almas. Cuando imaginamos pastos delicados, pensamos en una pradera con pasto verde lleno de savia, en el fondo de un valle que emana una profunda quietud. Se dice por ahí que el color verde tranquiliza, y este tranquilizador color verde tiene mucho que ver con Jesús, que es la fuente de todo descanso. En Mateo 11:29 lo escuchamos decir: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”. Jesucristo mismo le invita a venir a Él y a encontrar en Él el verdadero descanso. Quiere llevarle a aguas de reposo. Esto nos hace pensar en Juan 7:37-38: “En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”.

Además, el buen Pastor también quiere confortar nuestras almas. Esta confortación solamente la encontramos en Él mismo. Pero ¿cómo sucede esto en la práctica? El buen Pastor busca a la persona que ha comprado con Su sangre y se ofrece a sí mismo. En aquel entonces, en Betania, buscó personalmente a María y a Marta. También en este momento Él sabe cómo se encuentra usted, amigo, y cómo es la situación en su trabajo y en su familia. Hoy Él se le ofrece por medio de la Palabra escrita. Él mismo dijo en Juan 5:39: “Las Escrituras… son las que dan testimonio de mí”. Estoy convencido de que un hijo de Dios preocupado e inquieto por las circunstancias de su vida, es atraído fuertemente por el Espíritu Santo hacia el buen Pastor. Es como si el Espíritu Santo le dijera: “Lo que necesitas son los delicados pastos y las aguas de reposo del Pastor.” Y el mismo Espíritu impulsa al hijo de Dios a abrir las Escrituras, por medio de las cuales Jesucristo se quiere manifestar a él. Si se siente impulsado a leer la Biblia, ¡hágalo! Pues entonces el buen Pastor le guiará a delicados pastos y aguas de reposo, para confortarte allí.

También David estuvo exhausto, sin ánimo y sin fuerza, como leemos en 1 Samuel 30:6: “Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo… mas David se fortaleció en Jehová su Dios”. Yo también puedo testificar que muchas veces, cuando me sentía vacío y exhausto, el Señor me fortaleció y me animó nuevamente. ¡El buen Pastor me guió de nuevo a Su reposo por medio de Su Palabra y estoy seguro que así también lo está queriendo hacer contigo!


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