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Título:El sistema de alarma precoz de Dios.

Autor:Norbert Lieth PE Nº: 1236

Si lo pensamos bien, hace mucho tiempo atrás, Dios ya nos dio el mejor sistema de alarma precoz existente: Su Palabra, la Biblia. Allí todo está escrito. Dios nos advierte con bastante anticipación del pecado, y también del infierno. También nos advierte que no escuchemos a consejeros falsos ni andemos por el camino equivocado. En Su amor, nos insta a aceptar a Jesucristo y a andar por el camino de la vida con Él. En la Biblia está descrito todo el camino de salvación y todo lo que aun sobrevendrá a este mundo. Contra los juicios apocalípticos de Dios, ningún sistema de alarma precoz es suficientemente bueno. ¡Nuestro refugio contra ellos está únicamente en Jesucristo!


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Estimado amigo, en el programa pasado hemos mencionado que se nota que nuestro mundo está triste y deprimido. Vive pesadillas que causan profunda inseguridad. Pero no hay nada nuevo bajo del sol. En la Biblia leemos de la misma situación cuando José estaba injustamente encarcelado y el copero y el panadero del faraón, en su profunda inseguridad, le contaron sus sueños.

Nos hemos preguntado: ¿por qué se encuentra este suceso en la Biblia?

Porque Dios no ha hecho registrar nada en Su Palabra que no tenga un significado profundo. (Si desea volver a leer esta historia, se encuentra en Génesis 40,1-4)

¿Qué sacamos de esa historia para aplicarlo a nuestros tiempos?

Lo siguiente: 

· Que el gozo y la alegría muchas veces se encuentran inexplicablemente uno cerca del otro.

· Que aquél que puede seguir viviendo en realidad no se merece la vida, ya que ha pecado de la misma manera que el otro. Y que aquél que tiene que morir no se merece la muerte, porque, en comparación, no era peor que el otro. Pero igual sucede así. No conocemos el trasfondo, aun cuando sin lugar a dudas existe, y en realidad pensamos conocerlo.

· Que para aquél que muere, el tiempo de gracia ha terminado.

· Y que para aquél que tiene el privilegio de seguir viviendo, le es necesario aprovechar el tiempo y anunciar la vida en Jesucristo a otras personas.

Después que José interpretó el sueño del copero en forma positiva, le pidió: «Acuérdate, pues, de mí cuando tengas ese bien, y te ruego que uses conmigo de misericordia, y hagas mención de mí a Faraón, y me saques de esta casa» (v. 14). Sin embargo, por un tiempo, José esperó en vano: «Y el jefe de los coperos no se acordó de José, sino que le olvidó» (v. 23).

El significado más profundo de ese acontecimiento, sin embargo, posiblemente se encuentre en el hecho de que esto señala a Jesucristo, el Salvador y Redentor: 

· El panadero podría ser una imagen de Jesús, quien, como el pan de vida (Jn. 6:35) dio su vida por nosotros en la cruz.

· El copero, en sentido figurado, indica la resurrección de Jesús después de tres días. Cada vez que tomamos de la copa durante la Santa Cena, recordamos que Jesús murió y que regresará (1 Co. 11:26). Es por eso que el copero es mencionado antes del panadero, porque Jesús es la vida y ha triunfado sobre la muerte.

Esta historia nos quiere aclarar que para cada pregunta de la vida, para cada situación del mundo, para cada principio y fin, solamente existe una respuesta, y ésta se reduce a una palabra: Jesucristo. Él es el punto final de la respuesta de Dios a la pregunta por nuestra existencia y por todas las circunstancias de la misma. Es por eso que la Biblia dice: «Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo» (He. 1:1-2).

· Para muchas personas la vida recién se comienza a aclarar cuando encuentran a Jesucristo. Eso no significa que en Él, o en la Biblia, siempre encontremos una respuesta detallada a todas las preguntas. Pero la compleja pregunta de la vida en sí, toda la comprensión, o el entendimiento espiritual del transcurso de la historia del mundo hasta el regreso de Jesús, lo comprendemos enseguida. Y entonces sabemos: Jesús es la respuesta. Podemos incorporar allí las catástrofes y las cosas más espantosas, y también el sufrimiento personal. Si tengo a Jesús en mi vida, puedo tratar con esas situaciones de una forma totalmente diferente. Entonces sé que el tiempo de aflicción en este mundo no puede ser comparado con la gloria sobremanera maravillosa que vendrá después de la misma. De esta manera yo recibí una respuesta para mi vida y eso me dio seguridad.

· También la aflicción, entre otras cosas, es un mensaje del evangelio. Dios habla en Su «desesperado» amor. Cuando los seres humanos ya no quieren escuchar Su ofrecimiento de amor en Su Palabra, entonces habla también a través de esas terribles catástrofes. Y Él quiere decir con eso: «Vengan a Cristo, a Mi Hijo. ¡No tienen ninguna otra opción! De no ser así, tarde o temprano nos va a tocar a todos.» Para los muertos es cruel, pero los vivos deberían buscar esa gracia.

¡Cuánto menos nuestro mundo quiera escuchar la voz de Dios y Su ofrecimiento de amor en su palabra, tanto más fuerte hablarán los elementos! Cuando los teólogos de aquel tiempo dijeron a Jesús que reprendiera a Sus discípulos que lo estaban alabando en voz alta, Él les contestó: «Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían» (Lc. 19:40). Por esa razón, en el Apocalipsis las catástrofes se convierten en la enorme voz de Dios; los seres humanos, sin embargo, preferirán morderse los labios a convertirse a Dios: «Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron de adorar a los demonios, y a las imágenes de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar; y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos» (Ap. 9:20-21; cp. 16:9,11).

En el movimiento de la Nueva Era y en la esotérica se engaña a la gente con falsas apariencias de unas cuantas cosas, como por ejemplo que de una piedra cristalina ellos pueden recibir poder. O que quien se abraza de un árbol y lo cree firmemente, será llenado de la energía del árbol. Mi esposa y yo hemos visto con nuestros propios ojos a alguien que literalmente se tiró en el barro, pensando que podía absorber en sí mismo la energía de la tierra. ¡Qué locura! En la actualidad, muchas personas también se adhieren al budismo, al hinduismo y a otras religiones orientales, en la suposición de que serán bendecidos en las mismas.

Acerca del término «asesinato» que los seres humanos no quieren abandonar, recientemente leí que ya en Alemania de cada tres niños gestados, uno es asesinado, o sea abortado. En otro país europeo, los ancianos débiles ya pueden ser asesinados oficialmente. En Holanda, por ejemplo, el Alzheimer ya es razón para la eutanasia.

Hay muchas cosas que el ser humano se puede perder, como por ejemplo una buena educación. Y eso puede ser trágico para su vida entera. Un ser humano también puede perder el cónyuge correcto; aun entre cristianos existen muchos matrimonios desdichados, porque no se pudo esperar la hora de Dios y el cónyuge que estuviera de acuerdo con Su voluntad. ¡Escuchemos a Dios, dejémonos prevenir a tiempo por Él!

Un ser humano puede perder muchas cosas, pero si usted aún no se ha arrepentido, ésa es la peor negligencia de su vida, ¡porque para eso no existe ningún sustituto!

¿Qué significa arrepentirse? Eso no significa que usted obligadamente tenga que enumerar todos sus pecados cometidos delante de Dios y derramar miles de lágrimas por ellos. La auto-mortificación tampoco es un arrepentimiento bíblico. ¡No! Arrepentirse simplemente significa reconocer: «¡Mi vida no funciona, así las cosas no pueden seguir! Tengo que detenerme y volverme hacia Jesús. Con mi culpa, mi pecado, y hasta con toda mi vida fracasada ir a Él.» Y quien sabe de pecados específicos que cometió, los confesará a Jesús específicamente. ¡Arrepiéntase, entregando concientemente a Jesús toda su vida de pecado (¡también con el pensamiento se puede pecar!), aceptándolo concientemente en su vida para, de aquí en adelante, andar con Él. ¡No deje de arrepentirse concientemente y de recibir a Jesús en su vida, ya que eso tiene consecuencias para la eternidad! Toda la vida terrenal aquí, aun si durara 120 años, es menos de un segundo atómico en comparación con la eternidad.

Volvamos a los juicios de Dios en el tiempo de la tribulación. La frase «los otros hombres» es conmovedora. Para los difuntos es terrible, ya que ellos a veces no son los causantes, sino solamente las víctimas. ¿Pero qué de los demás? ¡Después de todo, ellos ahora deberían estar alertados y volverse a Dios!? Si no lo hacen, pronto los alcanzará la misma suerte, porque morir tienen que morir todos. Quien no perdió la vida a través de la ola del Tsunami, quizás viva unos 20 o más años todavía, pero luego también morirá. Y después, ¿qué? En realidad no es tan importante si morimos siendo jóvenes, o recién cuando ya hayamos vivido 50 o más años sobre esta tierra.

Importante es que cuanto morimos estemos preparados para el encuentro con Dios.

Estimado amigo, esta invitación es para usted personalmente, para que venga a Cristo y deje su vida en las manos de El y sea salvo y seguro para toda la eternidad.

Y también para usted, estimado oyente que se ha apartado de su Señor, para que vuelva a El, se arrepienta y regrese a los brazos de su Salvador.


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