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Titulo: “El Sumo Sacerdote Jesús” 1/4
 

Autor: WimMalgo 
Nº: PE1074

En este programa vemos a Jesús como el Fiel Sumo Sacerdote.

¿Cómo vemos que es fiel?

 

. Es fiel en el hacerse semejante a nosotros

. Es fiel en la expiación que se experimenta: 

 

– por la aniquilación del temor de la muerte.

– Por el verdadero socorro que brinda.

 

. Es fiel por su Misericordia

 

Es fiel por mostrarse como ayuda efectiva

 


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«El Sumo Sacerdote Jesús» 1/4

Estimado amigo, propongo que en este programa contemplemos al Señor Jesús como nuestro Sumo Sacerdote. Jesucristo tiene tres ministerios. Él es Rey, Sacerdote y Profeta. Como Rey, es el Gobernador Todopoderoso a la diestra del Padre; como Profeta, Él es el Representante de Dios ante los hombres; como Sumo Sacerdote, Él es el Representante de los hombres ante Dios. Hebreos 3:1 nos exhorta a considerarlo, o sea, a mirarlo, leamos,: «Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad a Jesús, el apóstol y sumo sacerdote de nuestra confesión.» Vamos a mirar siete hechos acerca de El durante esta serie, pero hoy sólo veremos el primer punto. Tome lápiz y papel para poder sacar apuntes.

En primer lugar: veremos a Jesucristo, como el fiel Sumo Sacerdote.

Dos veces se nos dice que Él es fiel: «Él era fiel al que le constituyó». Así dice Hebreos 3:2. Y en el capítulo 2, versículo 17 leemos: «Por tanto, era preciso que en todo fuese hecho semejante a sus hermanos, a fin de ser un sumo sacerdote misericordioso y fiel en el servicio delante de Dios, para expiar los pecados del pueblo». ¿En qué, pues, es fiel?

El es fiel en el hacerse semejante a nosotros

Estimado amigo preste atención a lo voy a leer: «…era preciso que en todo fuese hecho semejante a sus hermanos.» En Hebreos 2:14 leemos: «Por tanto, puesto que los hijos han participado de carne y sangre, de igual manera él participó también de lo mismo…» El hecho de que nuestro Señor Jesús se despojó tan profundamente hasta hacerse semejante a nosotros, es una expresión de Su fidelidad inmutable. El Rey de reyes se despojó a Sí mismo y adoptó nuestras limitaciones. ¿Por qué? Otra vez, Hebreos 2:14 nos da la respuesta: «…para destruir por medio de la muerte al que tenía el dominio sobre la muerte (éste es el diablo).» ¡Jesús Se hizo semejante a nosotros, para que nosotros llegáramos a ser semejantes a El! Esta verdad se desprende de 2 Corintios 8:9 que dice: «Porque conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, por amor de vosotros se hizo pobre, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.»

Él es fiel en la expiación

«…a fin de ser un sumo sacerdote misericordioso y fiel en el servicio delante de Dios, para expiar los pecados del pueblo» (lo leemos en He. 2:17). No estar reconciliado con Dios significa un contraste insuperable entre Dios y yo. Un hombre que no conoce el estar reconciliado con Dios por Jesucristo, conoce, en cambio, el gran vacío entre Dios y él. Es revelador observar que consecuentemente a esto, todas las religiones, los musulmanes, hindúes etc., si son sinceros, tratan de superar este vacío por medio del sacrificio. Pero su ideal nunca se puede realizar, a no ser que encuentren al fiel Sumo Sacerdote Jesús, quien descendió a este vacío que hay entre Dios y los hombres. En Sus brazos extendidos en la cruz, vemos Su disposición para la reconciliación. «Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo» (2 Co. 5:19).

Ahora quizás dices: «Sé que El Se hizo semejante a nosotros. Sé que Él nos reconcilió con Dios. Pero ¿cómo Lo experimento personalmente como fiel Sumo Sacerdote?» Encontramos a esta pregunta cuatro respuestas: 

Primero, se experimenta por la efectiva salvación, por la aniquilación del temor de la muerte, pues Hebreos 2:15 dice que Jesús salvó a «los que por el temor de la muerte estaban toda la vida condenados a esclavitud.» El que puede decir con triunfo: «¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?» (1 Co. 15:55), éste, pues, ha experimentado personalmente al fiel Sumo Sacerdote. Está librado efectivamente del temor de la muerte, ya que conoce la Palabra del Señor: «De cierto, de cierto os digo que si alguno guarda mi palabra, nunca verá la muerte para siempre» (Jn. 8:51), y: «El que cree en mí, aunque muera, vivirá» (Jn. 11:25).

En segundo lugar, Jesús Se muestra como un fiel Sumo Sacerdote en tu vida por el verdadero socorro que te brinda: «Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham» (He. 2:16). ¿Qué tipo de personas constituyen esta descendencia? Abraham es un padre de todos los creyentes. El Señor le dijo: «…multiplicaré tu descendencia como…la arena que está en la orilla del mar» (Gn. 22:17). Este es el pueblo de Israel. Exactamente como la arena en la orilla del mar regula el mar, determinando sus límites, exactamente así el pueblo terrenal Israel es el que regula las fronteras y los movimientos de los pueblos. Luego, Dios dijo al mismo tiempo a Abraham: «…multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo.» Este es el pueblo celestial de Dios, la Iglesia de Jesús, los creyentes. El socorre a la descendencia de Abraham, es decir, a los que confían en El. Mira, experimentarás a Jesús personalmente como el fiel Sumo Sacerdote, si estás dispuesto a confiar en El.

Entercer lugar, Lo puedes experimentar como el fiel Sumo Sacerdote enSu misericordia: «Por tanto, era preciso que en todo fuese hecho semejante a sus hermanos, a fin de ser un sumo sacerdote misericordioso» (He. 2:17). Experimentas perceptible y efectivamente la misericordia del fiel Sumo Sacerdote cuando hay en tu corazón la disposición para el arrepentimiento. No hay misericordia para los que no se arrepienten. Pero dichoso el que se humilla bajo sus pecados, sus fracasos, pues entonces experimenta la misericordia del fiel Sumo Sacerdote.

En cuarto lugar, Su fidelidad se muestra como ayuda efectiva, pues está escrito: «Pues por cuanto El mismo fue tentado en el sufrimiento, es poderoso para acudir al socorro de los que son tentados» (He. 2:18). Encontramos lo mismo en Hebreos 4:15: «Porque no tenemos un sumo sacerdote que no puede compadecerse de nuestras debilidades, pues él fue tentado en todo igual que nosotros, pero sin pecado.»

La semejanza en la tentación garantiza la semejanza en la victoria. Él obtuvo la victoria en la cruz del Gólgota, y nosotros podemos llegar a ser semejantes a Él en Su victoria. Pero es importante que meditemos la manera cómo Jesús fue tentado. Satanás es astuto. A los hijos de Dios maduros, ya no los ataca con cosas del mundo, cosas groseras. Presten atención a los tres lugares de la tentación en Mateo 4: el desierto, el pináculo del Templo y el monte muy alto. Estos tres lugares eran lugares santos para el Señor Jesús. En el desierto, El estaba en la soledad buscando a Su Dios. Pero entonces vino Satanás, que siempre quiere quitarnos lo mejor.

Nos ofrece un sustituto diabólico. En vez de la soledad, en la cual el Señor recibía alimento del cielo, Le ofrece pan: «…di que estas piedras se conviertan en pan.» En lugar del Santuario, en el cual Jesús Se sentía en casa ya a los doce años, ocupándose en la Palabra, quiere darle un sustituto. Lo pone sobre el Santuario y Le ofrece un milagro; además, argumenta bíblicamente este milagro, diciendo: «Si eres Hijo de Dios, échate abajo, porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y en sus manos te llevarán, de modo que nunca tropieces con tu pie en piedra» (v. 6). Muchos se dejan engañar por este sustituto diabólico. En vez de estar en el Santuario, están sobre el Santuario. Consideran el milagro provocado como lo máximo.

Pues tienen una argumentación bíblica, como también Satanás lo argumentó bíblicamente. Luego, el enemigo conduce al Señor a un monte muy alto. Este era un lugar predilecto del Señor. ¡Cuántas veces, después de las penas del día, subía a un monte alto para buscar la santificación, el apartarse, la liberación de todo lo terrenal! En la oración sumo-sacerdotal, dice: «Por ellos yo me santifico a mí mismo'' (Jn. 17:19). Para Jesús, los montes eran lugares de oración, de santificación. Y justamente entonces viene Satanás y quiere profanar al Señor por medio de los deseos de los ojos, por la codicia. Le muestra todos los reinos del mundo y quiere desviarlo de lo invisible y dirigir Su atención hacia lo visible. Estas son las tentaciones astutas y maliciosas de Satanás.

¡Pero Jesús resistió y venció! Por eso, mi hermano, mi hermana, Él quiere ayudarte como tu fiel Sumo Sacerdote en las alevosas tentaciones de Satanás, que quiere ofrecerte una y otra vez sustitutos piadosos, lo terrenal por lo celestial, lo profano por lo santo, milagros sensacionales en lugar de la Palabra en el Santuario. Él es un fiel Sumo Sacerdote. ¡Considérale a Él, mírale a Él! ¡Vívelo! ¿Estás dispuesto?

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