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Título: Emaús – Un encuentro que aún está pendiente (1 de 4)

Autor: Norbert Lieth
PE1369

La inspiración divina de la Biblia se confirma una vez más al ver que el Antiguo y el Nuevo Testamento siempre engranan perfectamente el uno con el otro. El crucificado, sepultado, resucitado y ascendido Señor Jesucristo y Su regreso están inseparablemente ligados con los acontecimientos antiguo-testamentarios, como también con los actuales, en y alrededor de Israel.


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Estimado amigo, al comenzar el estudio bíblico de hoy vamos a leer dos porciones de la Biblia. Primero, Lucas 24:29 que dice así: 

«Pero ellos le insistieron diciendo: «Quédate con nosotros, porque es tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, para quedarse con ellos».

Y la segunda está en Jeremías 6:4: 

«¡Haced guerra santa contra ella! ¡Levantaos y subamos a mediodía! ¡Ay de nosotros, porque el día va declinando, y se extienden las sombras del anochecer!» 

Una vez más nos encontramos aquí frente al milagro de la inspiración divina de la Biblia, al ver que el Antiguo y el Nuevo Testamento siempre engranan perfectamente el uno con el otro. El crucificado, sepultado, resucitado y ascendido Señor Jesucristo y Su regreso están inseparablemente ligados con los acontecimientos antiguo-testamentarios, como también con los actuales, en y alrededor de Israel.

Antes de ocuparnos más de los paralelismos del Antiguo y del Nuevo Testamento, miremos algunas citas que ilustran la explosividad de los tiempos actuales: 

Cuando Dios comience a reinar …cuando se haga visible que El reina sobre Jerusalén, entonces — lo sabemos — lucharán todos los poderes malignos contra El. Léelo en el Salmo 2, por ejemplo.

El punto culminante de toda historia se llama: «¡El Señor vuelve!» Este día del Señor, sin embargo, está totalmente entrelazado con la historia de Israel.

Cuando el 7 de junio de 1967 las tropas israelíes reconquistaron el muro oeste de Jerusalén, el rabino militar Shlomo Goren tocó la trompeta y dijo: «Hemos entrado en el período mesiánico.»

Y el profesor Joshua Prawer de la Universidad Hebrea agregó: «Casi dos mil años debió este pueblo esperar por su salvación, para ahora escuchar con oídos aguzados los pasos del Mesías que se acerca!»

La declaración de Joshua Prawer, ¿no hace resplandecer, en sentido profético, las palabras de Lucas 24:15: «Sucedió que, mientras iban conversando y discutiendo el uno con el otro, el mismo Jesús se acercó e iba con ellos» Es justamente en esta situación, creo yo, en la cual se encuentra Israel actualmente. El Señor se está acercando a Su pueblo con pasos silenciosos, pero que cada vez suenan más fuerte. Otra cita dice así: 

Jerusalén tiene que ver con la historia de la salvación, con el gran Rey y con Su Reino sobre la tierra. Todas las naciones se levantan contra Jerusalén, porque los poderes del anticristo, que están detrás de las mismas, quieren destruirlo totalmente — para que no haya mas ningún recuerdo del Dios de Israel y de Su pueblo.

También esto da exactamente en el clavo, porque de verdad la lucha en y alrededor de Jerusalén y de Israel no se trata de política sino de quién tiene la razón: el Corán o la Biblia. Si se pudiera borrar a Israel, entonces el Corán tendría la razón, porque según el mismo este pueblo no tiene siquiera derecho a la existencia. Es una batalla entre Dios y Satanás, entre la luz y la oscuridad. Mientras exista, sin embargo, Israel (¡y no perecerá!), la Biblia tiene la razón y el Corán es desmentido.

«…¡Ay de nosotros, porque el día va declinando, y se extienden las sombras del anochecer!» (Jeremías 6:4). Pareciera que actualmente nos estamos acercando a la parte mas oscura de la historia de Israel, pero con eso también al día, en el cual se va a levantar  para Israel el sol del Mesías.

Cuando la noche se cierna sobre Israel, el Señor llamará un grupo selecto de testigos para quedarse con ellos, no en forma visible, pero en Espíritu (Lucas 24:31). Esto parece lo que se nos está mostrando, en forma profética, con los discípulos de Emaús, como si fuera en un cuadro.

El Despertar en Israel

El Señor se encontrará con una parte de Su pueblo, les quitará la ceguera y les dará luz a través de la palabra profética. Lo hará en la misma forma como en el caso de los discípulos de Emaús, quienes como consecuencia le pidieron: «Quédate con nosotros, porque es tarde, y el día ya ha declinado!» Estos israelíes, que serán despertados en un futuro cercano, irán y, en la parte más oscura de la historia de su pueblo, testificarán del Mesías.

Los dos discípulos, totalmente desanimados y pensando solamente en su Señor crucificado, muerto, iban en el atardecer, de Jerusalén a Emaús. En el camino se encontraron con el Señor resucitado, a quien, sin embargo, no reconocieron. Repentinamente El comenzó a enseñarles las Escrituras: «Y comenzando desde Moisés y todos los Profetas, les interpretaba en todas las Escrituras lo que decían de El…. Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan, lo bendijo y les dio. Entonces fueron abiertos los ojos de ellos, y le reconocieron. Pero él desapareció de su vista. Y se decían el uno al otro: ¨¿No ardía nuestro corazón en nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos abría las Escrituras?» (Lucas 24:27,30-32). Ahora fueron tan llenos de un celo evangelístico, que inmediatamente — aunque ya era tarde y estaba por caer la noche — se pusieron en marcha: «En la misma hora se levantaron y se volvieron a Jerusalén. Hallaron reunidos a los once y a los que estaban con ellos… Entonces ellos contaron las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo se había dado a conocer a ellos al partir el pan» (Lucas 24:33,35). Un cambio importante aconteció.

El pueblo judío todavía está ciego para el Señor y Su Palabra. Pero está comenzando en Israel un despertar con respecto al Mesías. El número de judíos mesiánicos en Israel está  creciendo constantemente. Actualmente son unos 10.000. A unos 18 kilómetros de Jerusalén, los israelíes que creen en su Mesías, han establecido un centro de retiros donde se realizan campamentos de jóvenes y de familias. Un judío mesiánico escribe: 

Puedo testificar, que en los más de 20 años que vivo en Israel estamos viendo las primeras señales de vida. El que actualmente en Israel tengamos congregaciones mesiánicas, por primera vez en casi 2000 años, es una señal. Que haya judíos que creen en Jesús, siendo parte de su pueblo y no convertidos al cristianismo, sino simplemente testificando de Jesús como parte de su pueblo, es una señal de que hemos entrado en los principios de este tiempo. Y aún veremos cosas mucho más grandiosas.

En Su discurso sobre el fin de los tiempos, el Señor Jesús menciona la higuera (= Israel) en vista de Su regreso y dice: «De la higuera aprended la analogía: Cuando su rama ya está tierna y brotan sus hojas, sabéis que el verano está cerca» (Mateo 24:32). A mi manera de ver, la higuera Israel ahora está  echando «hojas». En todas partes del país se están levantando congregaciones mesiánicas. En cuanto a esto, nuevamente las palabras de este judío mesiánico: 

Interesantemente entre los judíos mesiánicos hay muchos que provienen de familias de sacerdotes… En el pueblo los sacerdotes son una minoría, en la congregación mesiánica casi la mayoría. Esto tiene que ver con el llamamiento de Dios; es una señal, que Dios desea usar esta congregación como congregación sacerdotal para nuestro pueblo.

Pareciera como si el Señor, en la historia de los discípulos de Emaús, quisiera poner ante nuestros ojos proféticamente el tiempo que nos ilustra el despertar de Israel al final de los días.

A mi manera de ver los actuales judíos mesiánicos son los últimos precursores de los 144.000 sellados, que serán resucitados cuando la noche venga sobre Israel. Por eso, estoy convencido que deberíamos apoyar activamente a los judíos mesiánicos en Israel, los «hermanos menores» de nuestro Señor.

Volvamos con los discípulos de Emaús. Uno de ellos se llamaba Cleofas, el nombre del otro no es conocido. Ninguno de los dos pertenecía al grupo de los once apóstoles. Pero a ellos, que son figura del remanente creyente en el venidero tiempo de tribulación, el Señor se reveló antes que a los once, que son figura de Israel que, recién después de eso, se convertirán a Jesucristo. A ellos, que anteriormente también fueron ciegos les fue quitada la ceguera allí en Emaús. Dice la palabra en el versículo 31ª: «Entonces fueron abiertos los ojos de ellos, y le reconocieron», antes de que el Señor se apareciera a los once.

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