El Señor me mostró (3ª parte)
17 enero, 2021Tú puedes ser el hijo pródigo
18 enero, 2021Autor: Herman Hartwich
¿Estás estresado? ¿No tiene sentido tu vida? ¡Escucha este programa en la voz del pastor Herman Hartwich y saca tus propias conclusiones acerca del ofrecimiento que Jesucristo tiene para ti!
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PE1538- Estudio Bíblico
Estrés y algo más (1ª parte)
Estrés y algo más
Herman: Mis apreciados amigos, hermanos, radio escuchas, en esta oportunidad quiero compartir algo de la gloria del evangelio de nuestro Señor Jesucristo de la gloria de su ofrecimiento de la forma tan magnífica como lo hace Jesucristo, mis queridos amigos, hoy en día tenemos a una sociedad, agotada, cansada, que está, cuando nos ponemos a mirar los rostros de la gente dejando entrever en su forma de mirar, en sus gestos, ese agotamiento, ese estrés, esa palabra tan moderna. Ahora todo el mundo está estresado, se estresan cuando hay un amotinamiento de coches en una avenida, se estresan porque tienen a los chicos en la casa muy bulliciosos, se estresan porque perdieron el trabajo, y todo es cansancio, agitación.
En medio de una sociedad tan convulsionada, tan cansada, tan estresada, es necesario hacer un alto en la vida, es necesario hacer un alto en el camino, detenerse. Hay un versículo que me gusta mucho en el libro de Eclesiastés, si no me equivoco, que dice: “en el día del bien goza del bien, y en el día de la adversidad considera”… si estamos viviendo en adversidad, si estamos viviendo en un cansancio, en un estrés, consideremos por qué estamos viviendo en este estado, a dónde queremos llegar, y qué es lo que queremos.
El Señor Jesucristo, consciente de lo que estaba viviendo en una sociedad en la que estaban cansados, pronunció estas palabras en el evangelio de Mateo capítulo 11 en el verso 28: «venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados y yo os haré descansar, llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mi que soy manso y humilde de corazón y hallaréis descanso para vuestras almas porque mi yugo es fácil y ligera mi carga«. Magnífica expresión de la buena disposición de Dios hacia los que reconocen su necesidad, esto pone en relieve la responsabilidad del hombre, de responder a la iniciativa de Dios. Sí, mis queridos amigos, nosotros somos responsables de responder a la iniciativa de Dios, más que una invitación éste es un mandato triple con promesas y una explicación del por qué le conviene al creyente el obedecer.
El tiempo Auristo en griego indica que demanda, una demanda de una decisión, definitiva y sin demora. Sí, mis amigos, el Señor está demandando una decisión definitiva y sin demora, y aquí tenemos las 3 condiciones para poder conocer a Dios. Venid: tenemos aquí contrariamente con lo que parece una invitación limitada que encontramos en el versículo 27, en la segunda parte, que dice: «aquel a quien el hijo lo quiera revelar«. Parece contrario esto, aquí Jesús está abriendo la puerta a todos los fatigados, o sea, agotamiento físico, cargados, aquello es, el cargado que lleva un gran peso, y en este caso, él estaba hablando a gente que estaba cargada con el peso de la ley, de los reglamentos, de todos los impuestos de la religión, y el aquí promete descanso para tales cargas, para los súbditos del reino.
El descanso prometido no es un trabajo del escape del trabajo intelectual y manual. Es la inactividad del perezoso, muchas personas confunden esto. Muchas personas quieren vivir la vida en una hamaca, meciéndose en la sombra de un frondoso árbol. Piensan que la vida, hacerse seguidor de Jesucristo, es así, sin problemas, sin preocupaciones, pero lo que promete es un escape, o alivio, del temor, de la ansiedad, de la incertidumbre, y de la falta del sentido de las exigencias religiosas.
Es posible que entre mis oyentes amados haya muchísimos que estén como yo estaba, sufriendo bajo el temor del juicio de Dios, bajo el temor de la muerte, el temor o la carga, ese peso de la ansiedad de qué va a ser de mi mañana, qué va a ser con esto, qué del estudio, qué de la incertidumbre, la falta de sentido en la vida, porque mientras no conocemos a Jesucristo, parece que no tuviera sentido la vida. Pero aquí, el Señor Jesucristo dice: venid. Esto es un imperativo urgente. Es urgente, mi querido amigo, mi querida amiga, que tú respondas al llamado de Jesucristo. Porque los días vuelan y los días que pasan no volverán. Por eso siempre el apóstol habla en su Epístola a los Hebreos de la urgencia, «en tanto que se dice hoy, si oyereis hoy, no endurezcas tu corazón«. Y lo reitera como 3 veces.
No te preocupes por el ayer porque ya no lo volverás a recibir, ni recuperar, no te preocupes por el mañana porque no sabes si lo vas a alcanzar, ocúpate de este momento querido amigo y querida amiga, es el tiempo de venir a Jesús, es urgente, Jesús te ofrece descanso y él te manda a llevar el yugo. Llevar el yugo es una expresión común entre los rabinos, los judíos y los maestros, y significa someterse a la autoridad y a las enseñanzas del maestro. Aquí Jesús les está diciendo, en una palabra, «vengan a mí, yo les daré descanso». Y decir «yo les daré mi yugo» es decir «háganse mis discípulos, háganse mis seguidores».
Es yugo del Señor está en contraposición con el yugo de los fariseos religiosos y el de los escribas. Ese yugo era sí difícil. Ese es el yugo de la religión: «haz esto, haz lo otro, sí esto, no esto, lo otro…» La religión es un yugo pesado y es imposible de llevar. De ese yugo estaban hartos, estaban cansados, estaban agobiados. Iban como doblados por el yugo de la religión. Jesús vino a liberarlos del yugo de la religión y vino a proponerles su yugo, su enseñanza, la posibilidad de aceptar su discipulado.
Y aprende de mí. El tercer mandato concuerda con la interpretación de llevar el yugo. Porque el discípulo es un aprendiz. Aprende del ejemplo del maestro. El énfasis está sobre Jesús. El único autorizado para poder enseñar diferente a los religiosos, los religiosos, la gente común se daba cuenta de que los religiosos enseñaban de otra forma. Decían de Jesús que enseñaba como quien tiene autoridad, no como los fariseos y los escribas. ¡Claro que sí, mis amigos! Jesús tiene autoridad, y eso se nota. Las tres razones por las cuales nos conviene aprender de él, podemos decir en primer lugar, que tenemos el aliciente de su carácter: manso y humilde de corazón. Esto debe motivarnos. Aprender de él. No hay nada más hermoso que llegar a ser semejantes a Jesús. En segundo lugar, que hallaremos descanso para nuestras almas. O sea, paz y tranquilidad en el corazón. No me vas a decir, mi amigo, mi amiga que tú no deseas tener paz y tranquilidad en el corazón en medio de todo este bullicio terrenal, mundanal. Y en tercer lugar, su yugo es fácil y su carga es ligera, las demandas de Jesúsno son livianas pero sí son justas y soportables, son justas y soportables. Se acomodan bien, no son aplastantes a nuestra vida, Jesús nunca va a demandar algo más allá de lo que nosotros podamos llevar, o más allá de lo que él mismo nos ayuda a llevar. Mis queridos amigos, los desafío y les invito con todo mi amor, a venir a Jesucristo y recibir los beneficios de una respuesta positiva a su invitación. El que viene a Jesucristo recibe paz, tranquilidad, sosiego, alivio y vida eterna. Que Dios los bendiga y gracias por habernos acompañado en estos minutos.