Héroes de la fe (1ª parte)

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Autor: Ernesto Kraft

Una introducción al tema de la fe a muy detallada, como base para continuar en próximos programas estudiando sobre la vida de los denominados Héroes de la fe de Hebreos 11.

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PE2756- Estudio Bíblico
Héroes de la fe (1ª parte)

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Introducción

Queridos oyentes, en Hebreos 11, encontramos la lista de los héroes de la fe. Esas personas son ejemplos para nosotros. La vida cristiana trae con ella luchas y sufrimientos. El capítulo 10 de la Epístola a los Hebreos lo expresa claramente, como podemos ver en los versículos 32 al 39. Somos exhortados a no abandonar la confianza ni retroceder. Como ilustración, el capítulo siguiente trae entonces una lista de personas que creyeron y vencieron por la fe. Estos ejemplos deben llevarnos a persistir con paciencia en la lucha que nos fue asignada, y a mirar a Jesús, el Autor y Consumador de nuestra fe.

La fe es la llave para el tesoro de Dios. Es por eso que el enemigo intenta desviarnos de la verdadera fe. No desea que experimentemos a Dios como el Dador de todas las buenas dádivas. Hebreos 11:6 dice: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”. Por eso, creemos que es necesario leer constantemente las Escrituras, para que nuestra fe no se debilite, sino sea fortalecida, a fin de que por medio de ella seamos victoriosos y realicemos obras que glorifiquen a nuestro gran Dios, pues Romanos 10:17 afirma: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”.

En Hebreos 11, leemos repetidas veces la expresión “por la fe”; “por la fe” superó obstáculos que humanamente eran insuperables; “por la fe” rechazó el pecado y los placeres del mundo; “por la fe” vivió una vida santa; “por la fe” no tenía miedo; “por la fe” se alegraba por el futuro, por una vida en gloria. Usted también puede ser alguien que, por la fe, alcance las promesas que Dios da a todo aquel que cree. Y es por esa razón que esas palabras son para usted. Esperamos que su fe sea fortalecida. Solamente crea cada día, a pesar de estar en medio de tempestades. Crea, aún más en situaciones peligrosas. Jesús dijo en Marcos 5:36: “…cree solamente”. Hebreos 11 comienza diciendo: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Desafortunadamente, la palabra “fe”, o mejor, el verbo “creer”, perdió el significado original. Se dice, por ejemplo: “Creo que va llover.” Así, esa palabra acaba expresando incertidumbre.

En la Biblia, sin embargo, el significado es exactamente lo contrario. Es algo de lo que se tiene certeza. ¿Qué significa fe? Fe es la certeza absoluta de que Dios cumplirá lo que prometió. Todas las personas mencionadas se apegaban sin pestañear a lo que Dios había hablado. Eso es fe. Así, la fe no depende de sus sentimientos, de su fuerza o de sus capacidades. Tener fe significa asirse fuertemente a lo que Dios dice. Es vivir cada día confiando en lo que el Señor afirma en las Escrituras. Eso significa que, a pesar de que las circunstancias y su experiencia no coincidan con lo que usted desearía que fueran, las palabras claves son ‘tener fe,’ y seguir el ejemplo de Pedro en Lucas 5:5: “Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red”. Esa es la experiencia. Sin embargo, Pedro no se queda allí. Añade un mas. Quien vive por esa fe añade ese mas que es igual a pero. La pregunta no es si usted puede o no tener fe. Sea sincero y admita que el único obstáculo que hay, es decir: “no quiero.”

El justo vivirá por la fe. Esto se basa en la Palabra de Dios, y está más seguro que cualquier otra cosa que haya sobre la Tierra. Y, aunque la tierra desaparezca, la palabra permanecerá. Por eso, quien tiene fe está seguro y nada lo agitará. Hebreos 11:2 dice: “Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos”. La fe es tan cierta que algunas personas dan la vida por ella. Moisés no tenía dudas de que la decisión de dejar Egipto era correcta. Tenía fe y certeza de que Dios tenía algo mucho mejor para él, que todas las riquezas del mundo. A pesar de que todavía no veía nada de aquello que Dios tenía para él, vivía con esa esperanza, por la fe.

La verdadera fe consiste en no dudar de lo que todavía no se ve. Los sentimientos son traicioneros y obstinados. Quien confía en ellos es insensato, conforme Proverbios 28:26: “El que confía en su propio corazón es necio; mas el que camina en sabiduría será librado”. Confíe en lo que Dios dice en Su Palabra. Números 23:19 declara: “Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?”

Quien duda hace a Dios mentiroso y, por eso, Santiago 1:6-7 enseña: “Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor”. Respecto de Moisés, el autor de Hebreos declara en el 11:27: “Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible”. Quien realmente tiene fe no se deja orientar por lo que es visible. Ese es el secreto de todos los que tienen fe que nada puede mover que, a pesar de los contratiempos y de las circunstancias frustrantes tienen fe sin dudar. Tomemos como ejemplo a Abraham, que estaba en una situación sin esperanza, como lo describe Romanos 4. No vaciló, a pesar de su cuerpo anciano y de la esterilidad de Sara. Nada lo llevó a la duda. Romanos 4:20-21 lo expresa de la siguiente forma: “Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido”. Esa es la verdadera fe, que no se basa en cosas visibles y no se deja mover por nada, sino confía en Dios en todas las situaciones, y se fundamenta en Sus Escrituras y en Sus promesas.

 Hebreos 11:3 dice: “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”. Por la fe entendemos lo que para la inteligencia del mundo permanece como una incógnita. Quien tiene fe siempre está en mejores condiciones, ya sea al vivir en el mundo, sea al despedirse del mismo.

Dios dijo: “haya” y Sus órdenes se cumplieron. Todavía hoy, quien cree puede experimentar a Dios de esa forma. En las cuestiones espirituales, la fe viene antes de la razón. La Tierra gira en torno de sí misma a una velocidad de poco más de 1,600 km/h. Si la velocidad fuera menor, el sol la quemaría enteramente o el frío la congelaría por completo. El sol arde cerca de 5 500 grados C en su superficie. Si esa temperatura disminuyera solamente un poco, todo se congelaría sobre la superficie de la Tierra. Y un pequeño aumento bastaría para carbonizar nuestro planeta. La Luna está a 384 400 km de la Tierra. A una distancia menor, la influencia de ella sobre la marea sería tan grande que grandes partes de la Tierra se quedarían cubiertas dos veces al día. Si la corteza terrestre fuera un poco más gruesa, no habría oxígeno, que es vital para los seres humanos y animales. Si el Atlántico fuera un poco más profundo, el oxígeno y el óxido de carbono serían absorbidos y ninguna planta tendría condiciones para vivir. Todos esos hechos están conectados entre sí y hacen la vida posible.

Si Dios creó todo tan perfecto, y lo cuida para que todo permanezca en esa perfección, ¿por qué nosotros nos preocupamos por nuestra vida, que es tan insignificante comparada con todo lo creado? Usted se pregunta: “Cómo enfrentar el día de hoy?”. Dios, que todo lo puede, e hizo todo con tanta perfección, ¿no será capaz de sustentarlo a usted durante ese día y de proveerle todo de la mejor forma? Crea en Él y en Su Palabra, y así usted tendrá esperanza y auxilio para el día de hoy.