Israel , El Mesías y la Iglesia 2/3
21 febrero, 2008¿De qué manera respondes al amor de Jesús?
21 febrero, 2008Titulo: “Israel , El Mesías y la Iglesia” 3/3
Autor: DaveHunt
Nº: PE1171
“…Las características especiales que diferencian a los dos, no permiten una aplicación de las promesas divinas para Israel a la Iglesia de Jesús, ya que desde su naturaleza, esas promesas tienen que aplicarse a un grupo étnico que vivió en una región determinada de la tierra, fue desterrado de allí y regresa a ese lugar en los últimos días.”
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«Israel , El Mesías y la Iglesia» 3/3
Estimado amigo, Israel se encuentra en incredulidad;nuevamente se encuentra en su tierra, pero en un estado de incredulidad, como está profetizado en la Biblia. En su totalidad Israel no llegará creer en su Mesías hasta que lo vea regresar con poder y gloria, cuando Él venga para salvar a Su pueblo. En ese momento, aquellos que rechazaron a Cristo, mirarán a Aquél a quien traspasaron, y creerán en Él, y dos profecías neotestamentarias más se cumplirán. Una de ellas proviene de Cristo, la otra de Pablo:«Más el que persevere hasta el fin, éste será salvo»(Mt. 24:13), y«… y luego todo Israel será salvo, como está escrito(Is. 59:20; Jer. 31:33): ‘Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad»(Ro. 11:26). En ciertos grupos de judíos y de cristianos evangélicos se argumenta en contra de la presencia de Israel en su tierra, por mirarlo desde un punto de vista un tanto diferente. Aun cuando también ellos creen que, en algún momento, Dios llevará a los judíos de regreso a su tierra, no obstante se argumenta que ese regreso podría ocurrir recién después de la venida del Mesías. Pero no es necesario meditar mucho en eso, para darse cuenta que ese punto de vista no es bíblico. El Mesías no viene a una tierra que esté vacía, o habitada por otra gente que primeramente debe ser removida antes de que los judíos puedan llegar a ella. Él, más bien, regresa a una tierra habitada por Su pueblo. Sí, al que Lo ha rechazado y sigue sin conocerlo, a ese pueblo que está rodeado por los ejércitos del mundo que han determinado su aniquilación.
Cristo viene para salvar a Su pueblo en la batalla de Armagedón, y para revelarse a él. ¿Dónde se encuentra Armagedón? En Israel. ¿Por qué tendrá lugar esa batalla? Porque los judíos habitan esa tierra. ¡Cristo viene a su pueblo, el cual ha regresado a su tierra! ¡Si los judíos no llegaran a encontrarse en ese lugar, la segunda venida de Cristo habría perdido su sentido!
Ahora veamos, el rol central de Israel en el Reino de Dios.Durante los cuarenta días que Cristo pasó con Sus discípulos después de Su resurrección, Él habló con ellos sobre el Reino de Dios. Seguramente Él también se ocupó de corregir ideas erróneas. Una pregunta, sin embargo, quedó sin contestación:«Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?. La selección de palabras para esa pregunta, muestra que los discípulos habían comprendido las enseñanzas que habían recibido de su Señor sobre el reino de mil años, ya que ellos creían, 1º, que el reino para Israel volvería a ser establecido, 2º, que ese acontecimiento aun no había tenido lugar y, 3º, que solamente Cristo, no la Iglesia, podría volver a establecer el reino. Si una de las suposiciones contenidas en su pregunta, hubiera estado equivocada, seguramente Cristo la habría corregido. Como ése no es el caso, esos tres puntos mantienen su vigencia. Él no dijo: «¿No se dan cuenta que desde mi crucifixión Dios ha desechado a los judíos? Que en el plan de salvación, Israel ya no tiene ningún lugar especial. Ya no tiene nada que ver con el reino de Dios. ¡Ahora todo se refiere a la Iglesia!» En lugar de eso, Él simplemente dijo:«No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad».
Ya he mencionado algunas de las consecuencias de creer que si bien Dios en el pasado eligió a Israel y le dio promesas especiales, luego desechó a Su pueblo cuando el mismo crucificó a su Mesías. Una de las conclusiones lógicas que resultan de esa opinión, a la cual en la actualidad se unen muchos cristianos evangélicos, dice que Israel, a pesar de muchas profecías que dicen lo contrario, tiene el mismo derecho a la tierra en la cual actualmente se encuentra el Estado de Israel que los árabes. Esa doctrina convierte a Dios en mentiroso, porque en ese caso ya no tendría ningún significado en Su plan de salvación esa tierra, en la cual Dios hizo morar Su nombre y de la cual Él dijo que nunca la olvidaría a pesar de los pecados de Su pueblo Israel. De acuerdo a esa doctrina, la Iglesia de Jesús es el Israel espiritual, y todas las promesas que Dios hiciera sobre Su pueblo ahora se refieren a la Iglesia. Pero la Iglesia de Jesús, que se compone de muchos millones de personas de todo el mundo, no necesita la tierra de Israel. La Iglesia en su totalidad ni siquiera podría habitar ese lugar tan pequeñito. Por esa razón, dicen que la tierra ya no tiene ninguna importancia en la historia de la salvación. Esa doctrina se encuentra en contradicción directa a una multitud de profecías, en las cuales la tierra fue prometida por siempre al pueblo de Israel.
Por supuesto que aquellos que ponen a la Iglesia de Jesús en un mismo nivel con Israel, solamente están interesados en tomar para sí las bendiciones, mientras que ellos quieren dejar para Israel las maldiciones que Dios profirió sobre Su pueblo. En esa forma de pensar uno se encuentra con dos problemas importantes: 1º. La mayoría de las bendiciones que Dios le prometió a Israel, nunca serían aplicables a la Iglesia ya tan solamente por su naturaleza y por su significado. 2. Las maldiciones y las bendiciones forman una unidad, de modo que la Iglesia de Jesús no puede tomar lo uno para sí, sin también tener que aceptar lo otro. Las bendiciones más grandes para Israel, incluso, están contenidas en la restauración de lo que ha perdido al hacerse realidad las maldiciones divinas a causa de su desobediencia. Ya solamente por eso, Israel y la Iglesia de Jesús son dos magnitudes independientes una de la otra. Nadie trata de aplicar a la Iglesia de Jesús las maldiciones que Dios proclamó sobre Israel, por que está claro que eso es imposible. Pero entonces, las bendiciones que resultan de la anulación de esas maldiciones, tampoco pueden aplicarse a la Iglesia. Y casi todas las bendiciones para Israel que pueden ser esperadas en el futuro pertenecen a esa categoría, por lo tanto la Iglesia de Jesús no las puede reclamar para sí.
Vamos a escuchar algunos compases de música y enseguida regresmos con los Dosllamados distintos.
Querido amigo, aun durante un estudio superficial de las profecías para la Iglesia y para Israel, se llega a ver que los dos (Israel y la Iglesia) tienen una designación distinta uno del otro. El pueblo de Israel, por ejemplo, debe regresar a su tierra, y debe hacerlo desde todo lugar a los cuales ha llegado al ser dispersado por Dios. La Iglesia de Jesús nunca tuvo una tierra de la cual fue dispersada, y por esa razón no está previsto ningún regreso para ella. Su llamamiento se encuentra en el cielo. Tanto Israel como también la Iglesia juegan un rol importante en los últimos días, y para cada uno de ellos hay profecías diferentes. Si no se hace una diferenciación entre estos dos, sin embargo, eso lleva a una tergiversación de la profecía bíblica, en especial de los textos sobre el arrebatamiento y la segunda venida de Cristo.
Las características especiales que diferencian a los dos, no permiten una aplicación de las promesas divinas para Israel a la Iglesia de Jesús, ya que desde su naturaleza, esas promesas tienen que aplicarse a un grupo étnico que vivió en una región determinada de la tierra, fue desterrado de allí y regresa a ese lugar en los últimos días. La Iglesia, sin embargo, ni siquiera existía todavía, cuando Dios dio esas promesas a Israel. En el Antiguo Testamento, la Iglesia ni siquiera es mencionada. En el caso de la Iglesia de Jesús no se trata de un grupo étnico específico, sino de una multitud proveniente«de todo linaje y lengua y pueblo y nación»(Ap. 5:9). Es necesario enfatizar una y otra vez, que para una correcta comprensión de los acontecimientos, como ser el arrebatamiento y la segunda venida de Cristo, es necesario diferenciar entre Israel y la Iglesia de Jesús. De no ser así, confundiremos los muy distintos roles que han sido asignados a cada uno de ellos. Si ponemos a la Iglesia en el lugar de Israel, sufriremos de una desesperada confusión con respecto a la profecía bíblica, y no podremos reconocer correctamente el tiempo en el cual vivimos, que en la Biblia es llamado «los últimos días».