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Titulo: “Jerusalén al final de los días” 2/2
  

Autor: NorbertLieth 
Nº: PE1122

El poder del pueblo de Israel se encuentra en su Dios y en las promesas del mismo. Israel no vencerá a sus enemigos por su propio poder o su propia fuerza militar, sino más bien a través del Dios que creó el cielo y la tierra. Es el Dios de Israel quien no quita Sus ojos de Su pueblo y Él mismo luchará contra los enemigos de Su pueblo.

 


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«Jerusalén al final de los días» 2/2

Estimado amigo, dice la Palabra de Dios, He aquí yo pongo a Jerusalén por copa que hará temblar a todos los pueblos de alrededor contra Judá, en el sitio contra Jerusalén».

Si Jerusalén llega a ser atacada por los pueblos árabes de alrededor, también se podría levantar una guerra de Judá contra Israel, la cual sería llevada a cabo por los árabes que viven en ese lugar. Eso entonces sería una guerra desde afuera y desde adentro. En Zacarías 14:14 dice:«Y Judá también peleará en Jerusalén…»En Judea viven muchos árabes armados y llenos de odio, caso contrario a Jerusalén que está habitada, en su mayoría, por judíos. La policía palestina, actualmente, tiene una fuerza, no oficial, de por lo menos entre 30.000 y 50.000 hombres. – Las fuerzas de seguridad nacionales (NSE), puestas para la vigilancia de las fronteras de las áreas de la Autonomía, tienen una fuerza de aproximadamente 14.000 hombres. – La guardia personal de la OLP está compuesta por 3000 hombres. – El Servicio Secreto (PSF) está compuesto por 5.000 agentes civiles. – El Servicio Noticiero Oficial (Muchabarat al Umma), responsable de los reconocimientos pertinentes al servicio noticiero y del contra espionaje, está compuesto por aproximadamente 3.000 colaboradores. Si Israel es atacado desde afuera, fácilmente podría surgir también una gran amenaza desde adentro, a través de la región de Judá. Pero, aún no es suficiente con eso.

Ahora bien, estimado amigo vamos a Jerusalén como la Piedra pesada para las naciones

«Y en aquel día yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren serán despedazados, bien que todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella»(Zac. 12:3).

Aquí se nos dibuja un cuadro profético muy tenebroso con respecto al futuro de Jerusalén. De acuerdo a esto, algún día todas las discusiones de las naciones acerca de Jerusalén – las interminables negociaciones y la infructuosa búsqueda de paz, todos los esfuerzos que fracasan una y otra vez – se transformarán en odio puro. Cuando eso suceda, también para las naciones existirá solamente una cosa: Jerusalén deberá desaparecer. Llegará a ser una carga insoportablemente pesada para ellas, una piedra pesada que querrán sacar de en medio. Pero, esta intención de las naciones está condenada a fracasar. Ya que Jerusalén es – contrariamente a las piedras redondas, pulidas, usadas comúnmente en el deporte en aquellos días – como una piedra sin pulir, con bordes irregulares que lastiman.

La meta de las naciones, bajo el liderazgo del dios de este mundo (Satanás), será quitar de en medio el lugar de la revelación de Dios. Ya en el cielo, Satanás quería sentarse en el trono de Dios, y fue proscrito por esa razón. Ahora él quiere sentarse en el trono de Jerusalén, pero éste está destinado al Mesías (Jer. 3:17). Por esa razón, él quiere destruir Jerusalén; a todo costo, quiere evitar que el trono de Dios pueda ser establecido en Jerusalén.

La profecía, de acuerdo a la cual Jerusalén, primeramente, será puesta como copa que hará tambalear a los pueblos de alrededor (Islam) y, a continuación, como piedra pesada para todas las naciones, muestra que el conflicto que tienen las naciones árabes con Israel se extenderá a todas las naciones. En cierto sentido, ese conflicto se derramará. Ya, en la actualidad, vemos con demasiada claridad que el mundo árabe está implicando al mundo de las naciones en su conflicto con Israel. No obstante, el intento en común de erradicar a Israel, llegará a ser la perdición para toda la comunidad de los pueblos.

Estimado amigo, veamos a Judá como Brasero de fuego para las naciones.

Dice la Palabra en Zacarías 12:6 «En aquel día pondré a los capitanes de Judá como brasero de fuego entre leña, y como antorcha ardiendo entre gavillas; y consumirán a diestra y a siniestra a todos los pueblos alrededor; y Jerusalén será otra vez habitada en su lugar, en Jerusalén». De acuerdo al significado de la última frase, el alcalde principal de Jerusalén, Ehud Olmert, como reacción al boicot del 3000º aniversario de Jerusalén realizado por numerosos países (UE y las Naciones Unidas) y los medios de comunicación, dijo lo siguiente: 

«Jerusalén fue la capital de Israel mucho antes de que ustedes existieran. Y continuará siendo la capital no dividida de Israel, mucho después de que sus protestas hayan desaparecido de los libros de historia.» Jerusalén, no solamente se está convirtiendo en un hierro sumamente caliente para el mundo, sino que más bien se está convirtiendo en un «brasero del fuego de Dios» contra las naciones. Ocurrirá algo, con lo cual no contará nadie si no conoce la Biblia. Las naciones se sentirán muy fuertes, muy superiores. Se unirán contra Jerusalén con todo su poderío militar. ¿Y qué ocurrirá? Bueno, ¿qué ocasiona una antorcha ardiendo debajo de una gavilla? Ya un pequeño fósforo alcanza para que la paja arda en llamas, ¡cuanto más una antorcha encendida! Las naciones querrán apagar a Israel, pero ellos mismos arderán. Madera y paja serán quemadas, pero Jerusalén permanecerá en su lugar; no es posible quitarlo de allí, ni exterminarlo, porque tiene una destino eternamente válido. ¡Jerusalén es la ciudad del gran Rey!

Estimado amigo, el poder del pueblo de Israel se encuentra en su Dios y en las promesas del mismo. Israel no vencerá a sus enemigos por su propio poder o su propia fuerza militar, sino más bien a través del Dios que creó el cielo y la tierra:«En aquel día, dice Jehová, heriré con pánico a todo caballo, y con locura al jinete; mas sobre la casa de Judá abriré mis ojos, y a todo caballo de los pueblos heriré con ceguera»(Zac. 12:4). Es el Dios de Israel quien no quita Sus ojos de Su pueblo. Es más, hasta lo llama la niña de Sus ojos, y Él mismo luchará contra los enemigos de Su pueblo.«Y los capitanes de Judá dirán en su corazón: Tienen fuerza los habitantes de Jerusalén en Jehová de los ejércitos, su Dios». Durante esta guerra, la confianza de los judíos en Dios crecerá, y ellos se animarán los unos a los otros; no con discursos políticos, sino con la palabra firme e inamovible de Dios. Esas son señales de un avivamiento en Israel.«Y librará Jehová las tiendas de Judá primero, para que la gloria de la casa de David y del habitante de Jerusalén no se engrandezca sobre Judá». Cuando los enemigos islámico-fundamentalistas de en medio de Judá luchen contra Israel, los habitantes de Judea serán los primeros que necesitarán ayuda. De este modo, el Señor vendrá especialmente en ayuda de los judíos. Esto también hará que se quite de en medio cierto desacuerdo entre Jerusalén y Judá, y ellos se unirán. Judá, sin embargo, a través de la intervención de Dios se convertirá en un brasero de fuego para las naciones. Probablemente, los habitantes de Jerusalén hasta serán animados y fortalecidos a través de eso.«En aquel día Jehová defenderá al morador de Jerusalén; el que entre ellos fuere débil, en aquel tiempo será como David; y la casa de David como Dios, como el ángel de Jehová delante de ellos».

Las comparaciones son vertiginosas. A través de la intervención de Dios a favor de Israel, es decir a través de Su protección, ocurrirán milagros, de modo que el más débil en Jerusalén será como David en su lucha contra Goliat. Y la casa de David será como Dios mismo, como el ángel del Señor (Jesús), el cual iba delante de ellos durante la peregrinación por el desierto.«Y en aquel día yo procuraré destruir a todas las naciones que vinieren contra Jerusalén»(v. 9). Más claramente no puede ser dicho. Cómo ve Dios a Jerusalén, y cómo El juzga a las personas, en relación a su actuar frente a Jerusalén.

Querido amigo, la copa que hará temblar, que se llama Jerusalén, confundirá a los pueblos. Ellos querrán embriagarse con la misma, pero se envenenarán con ella. La copa que hará temblar, se convierte en el vaso de ira de Dios para los enemigos de Israel.«Porque así me dijo Jehová Dios de Israel: Toma de mi mano la copa del vino de este furor, y da a beber de él a todas las naciones a las cuales yo te envío. Y beberán, y temblarán y enloquecerán, a causa de la espada que yo envío entre ellas»(Jer. 25:15-16).

Querido amigo, estimada amiga, Resumamos: Quieren sacar de en medio a la piedra pesada Jerusalén, pero los enemigos se destruirán a sí mismos con la misma. Quieren exterminar a Israel, pero los atacantes mismos serán quemados. Jerusalén, sin embargo, se mantendrá en su sitio, ¡ya que Dios no se puede arrepentir de Sus promesas! El ha prometido:«Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente»(2 S. 7:16). Y:«Porque así ha dicho Jehová: No faltará a David varón que se siente sobre el trono de la casa de Israel»(Jer. 33:17). ¡Esto tendrá su mayor cumplimiento en el Hijo más grande de David, que es Jesucristo!

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