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Autor: Wilfried Plock

Innumerables veces la gente se resiste a recibir el mensaje del Evangelio porque ha tenido una mala impresión o se ha decepcionado de alguien que se identifica como cristiano. En este programa expondremos diferentes casos y nos preguntaremos juntos si delante de Dios sirven como justificación.


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PE2585 – Estudio Bíblico
Jesús es el camino (1ª parte)



Decepcionado con el cristianismo

Bienvenidos queridos oyentes a nuestro estudio bíblico de hoy. Les invito a comenzar leyendo conmigo el pasaje Juan 14:1-6 que se encuentra en la Biblia y dice: “No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí. En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar. Y si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté. Ustedes ya conocen el camino para ir a donde yo voy. Dijo entonces Tomás: –Señor, no sabemos a dónde vas, así que ¿cómo podemos conocer el camino? –Yo soy el camino, la verdad y la vida – le contestó Jesús-. Nadie llega al Padre sino por mí”. A lo largo de estos programas iremos viendo cuán importante es ésta declaración de Jesús.

Hace algún tiempo, me encontré con un hombre que me dijo: «Ya llevo siete años gravemente enfermo y el pastor no me ha visitado aun ni una sola vez». Se podía percibir claramente su decepción. Hace años, estábamos invitando a gente a venir a la iglesia, cuando entablé una conversación con un hombre y, al querer hablarle de Cristo me dijo: «Yo creo en Dios, pero no en su “personal”». Con ello, claramente se refería a los curas, predicadores, pastores o al resto de cristianos con los que se había tropezado en algún momento. ¡Otro más que estaba decepcionado con el cristianismo! Un poco más tarde, mi esposa y yo recibimos una carta muy triste en la que una conocida de hace años, nos escribía: “Muchos de los que se llaman cristianos me han herido. A menudo se han comportado peor que los no cristianos. La excusa de que “también son humanos” ya no me sirve. Además, también he dejado de leer la Biblia…”.

Esta lista podría continuar indefinidamente. Si analizamos de cerca el cristianismo tal como se vive hoy en día, uno se sonrojaría de vergüenza. Entre los cristianos también podemos encontrar de todo: un hombre aparentemente piadoso del que de repente se descubre que tuvo un amorío con la secretaria; el director de una obra misionera que se encuentra tras las rejas porque no manejó correctamente el dinero que se le confió; o un hogar piadoso que está en la iglesia el domingo, pero el resto de la semana se pelean de la mañana a la noche, no hacen más que discutir, de tal manera que los vecinos los escuchan a través de las paredes. Por eso, muchos contemporáneos se dicen a sí mismos: «Los cristianos, y todo el cristianismo, me han decepcionado. Si pienso en las cruzadas, en la inquisición, en las guerras religiosas de la actualidad donde los hombres se matan entre ellos en el nombre de Dios, estoy harto de las religiones. ¿Ser cristiano? ¡No, gracias, estoy decepcionado con el cristianismo!”

¿Qué podemos responder ante estas afirmaciones? ¿Nos tenemos que quedar callados? ¿Aún tenemos derecho a invitar a la gente a tener fe? En este punto, tengo que señalarte algo extremadamente importante. En ningún lugar está escrito que tengamos que creer en las personas. No importa que sea un sacerdote o un pastor, misionero o evangelista, diácono o cualquier otro cristiano. Tampoco importa que pertenezcan a un determinado grupo o institución cristiana o iglesia. El que confía en las personas y depende de ellas, acabará fracasando. En Jeremías 17:5 dice: “¡Maldito el hombre que confía en el hombre!”. Sin embargo, también encontramos que la Biblia dice en Hechos 16:31: «Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo».

Las personas siempre decepcionan. Incluso las mejores acaban decepcionándonos en un algún momento. ¡Cuántos me han decepcionado ya! ¡Incluso cristianos de los que esperaba mucho! Pero, ¿a cuántos habré decepcionado yo? Tal vez hubo gente que esperaba mi ayuda y yo no se la he dado. Déjame repetirlo: las personas siempre acaban decepcionándonos, Jesucristo es el único que no decepciona nunca. Él cumple Sus promesas. Él cumple Su palabra con eterna lealtad. Si confiamos en las Sagradas Escrituras, tenemos una base sólida, tanto en la vida como en la muerte.

También ya he mencionado las guerras religiosas de la actualidad. A menudo, escuchamos en las noticias sobre las “milicias cristianas” de Medio Oriente o sobre “tropas protestantes” que pasan por alguna región católica de Irlanda del Norte. Frente a esto, me veo obligado a hacer una segunda afirmación. No todos los que se hacen llamar cristianos son verdaderos cristianos. Porque sus hechos deben confirmar lo que dicen ser. Por lo tanto, no podemos tampoco echarles la culpa a los cristianos de todo lo que se hace en nombre del cristianismo. Tengo un buen amigo que se apellida Sastre, sin embargo, nunca se me ocurriría encargarle un traje. Aunque se apellide Sastre es químico y trabaja en un laboratorio. Algo parecido sucede con el cristianismo. Aunque hay muchos que parecen cristianos, en realidad no lo son. No podemos meter a todos en el mismo saco. Ser cristiano no significa asistir a una iglesia, recibir los sacramentos y, en general, ser buena persona. Un cristiano es aquel que ha nacido de nuevo. Solo se puede ser cristiano a través de Cristo. Si Él no es el Señor de una vida, esta persona no puede ser cristiana. Este tipo de gente tiene aspecto piadoso, pero no son capaces de honrar a Dios con sus vidas.

Sin embargo, no creo que nadie ponga en tela de juicio que también existen verdaderos cristianos, ¿no crees? La Iglesia de Jesucristo se está construyendo aquí en la Tierra y, en la Tierra, siempre hay maleza entre el trigo. ¿Qué hacen los campesinos cuando, después de sembrar, descubren malas hierbas entre el trigo? ¿Toman el arado y vuelven a labrar la tierra? ¿O tú tirarías todo el dinero de tu monedero solo porque te hubieran dado una moneda falsa? De la misma manera, aunque algunos cristianos sean mentirosos o hipócritas, Cristo nunca engaña. En Él no hay engaño y, hoy en día, sigue invitando a los pecadores a que acudan a Él. Cada uno debe ir de forma personal, nadie puede ir en lugar de otro. Además, todos los hipócritas quedan excluidos del cielo.

Permíteme a estas alturas ser muy personal, ¿qué pones en tu justificación? ¿Te ha decepcionado algún cristiano o alguien que se haga llamar así? ¿Tal vez tus padres? ¿Es posible que te haya decepcionado tu cónyuge? ¿Algún vecino? ¿O un compañero de trabajo? ¿Tu pastor? ¿Alguien de la iglesia? Te pido de corazón que no te quedes estancado en esa decepción. Sigue adelante, y dirígete a Jesucristo y a la fuente pura de su Palabra. Las personas, tristemente, decepcionamos. El Hijo de Dios es el único que nunca decepciona. Él es el único en el que podemos confiar al cien por ciento siempre y en cualquier situación.

¿Sabes qué es lo que me convence siempre del cristianismo? Nunca ha existido ningún cristiano que en su lecho de muerte se haya lamentado de haber vivido con y para Cristo. Nunca he oído o leído nada parecido. Por el contrario, todos reconocieron que Cristo nunca los había decepcionado. Pero, por otro lado, ha habido innumerables personas que en su lecho de muerte se arrepintieron amargamente de haber vivido sin Cristo. Los cristianos no son gente perfecta. Tampoco existe una iglesia perfecta aquí en la Tierra. Aunque no deseamos ser piedra de tropiezo para nadie, la debilidad de nuestra naturaleza humana a veces nos juega una mala pasada. Sin embargo, no queremos disculparnos a la ligera, ya que sabemos que un cristiano que consciente y voluntariamente no vive bajo los principios cristianos puede dañar el nombre de Dios mucho más que cien ateos. Los creyentes pueden fallar.

A un cristiano no se le reconoce por no cometer errores, sino por ser consciente de ellos y reconocerlos. De eso se trata. Cuando los cristianos no reconocen sus errores es cuando la gente puede sufrir grandes decepciones.
¿Estás decepcionado con el cristianismo? Entonces me alegro que nuestro capítulo tenga una segunda parte titulada ¡Sorprendido por Cristo! Te invito a escucharla en el próximo programa.

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