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Autor: Ernesto Kraft

Dios no se detiene, lo que Él comenzó, también lo terminará. Por eso: nunca te rindas. Dios pone límite al sufrimiento y lo usa para nuestro bien y el bien de otros.


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PE2829- Estudio Bíblico
Jesús tiene la última palabra (2ª parte)



Amigos, en el programa anterior escuchamos que Jesús es el primero y el último en su palabra y nos encontrábamos viendo que también es el primero y el último en relación con nuestra fe. Nuestra victoria es que Dios no se detiene, y si Él comenzó, también va a terminar. Quien mira a Jesús como el autor y consumador de la fe, se vuelve alegre y confiado. Dios no solo comienza, sino persiste y termina lo que empezó. Pablo podía estar confiado mirando la iglesia de los filipenses. Esa confianza la tenía porque conocía al primero y al último, y eso también es por medio de la fe. Por otro lado Jesús es también el primero y el último en los sufrimientos, pruebas y tribulaciones. Como Jesús es el primero y el último, en todas las áreas, sin excepciones, vamos aplicarlo ahora al área de los sufrimientos, de las pruebas y de las tribulaciones.

Cuando Juan fue desterrado por causa de su fe a la isla de Patmos, que era un lugar destinado para criminales muy peligrosos, él mismo dijo en Apocalipsis 1:9 ser un compañero en las tribulaciones. En esa tribulación es consolado por Jesús personalmente y recibe las siguientes palabras que encontramos en Apocalipsis 1:17 Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y Él puso su diestra sobre mí, diciéndome: no temas; yo soy el primero y el último. Este es el mejor consuelo en las tribulaciones: saber que Jesús está al mando de la situación. Las autoridades podían llevar a Juan a aquella isla, pero Dios es quien determinaría los límites hasta donde podrían llegar. Es Él quien determina la fuerza de las tribulaciones, y no el enemigo, ni las personas o los acontecimientos. Él vigila para que el fuego de la tribulación y del sufrimiento tenga la medida exacta que sirva para nuestra purificación.

En Apocalipsis 2:8, a la iglesia de Esmirna se le saluda con esta palabra de consuelo:Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna: el primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió, dice esto”. La iglesia de Esmirna sufría terribles persecuciones y fue consolada con la palabra de que Jesús tiene la última palabra en esa tribulación. Es Él quien determina el tiempo, y en el versículo 10 dice que el sufrimiento será de diez días.

Como el primero y el último, Él determina el tiempo de sufrimiento y también la intensidad de la tribulación. Hasta aquí y nada más allá de eso. Es Él quien declara en Isaías 48 verso 10: He aquí te he purificado, y no como a plata; te he escogido en horno de aflicción; en el versículo 12: Óyeme, Jacob, y tú, Israel, a quien llamé: Yo mismo, yo el primero, yo también el postrero, lo cual está en el contexto de la purificación en el horno de la aflicción.

Un fundidor miraba atentamente hacia dentro del crisol, y aumentó la temperatura del horno de fundición. Al ser cuestionado sobre la razón de por qué miraba tan atentamente hacia el crisol, contestó: “cuando pueda mirar mi cara en el crisol, el metal estará limpio, y yo podré apagar el horno”. Así lo hace Jesús con nosotros. Él es quien determina la temperatura del fuego. Fue así en la vida de Job. Dios permitió porque Él es el primero, pero también demostró ser el último, y sacó a Job de esa escuela de sufrimiento, y lo cubrió de bendiciones aún mayores que las de antes. Job dijo en esa situación lo que aparece en Job 19:25: Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo.

Si usted está pasando por pruebas o tribulaciones, a través de un valle de sufrimientos, quiero decirle las palabras más alentadoras: Jesús es el primero y el último, y nadie podrá sacarlo a usted de Sus manos. Garantiza que no solamente permite la prueba, sino se preocupa por nosotros, y deja que todo eso suceda para nuestro bien. 2 Corintios 4:17 dice: Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de Gloria«.

¿Sabe usted el resultado de nuestras tribulaciones y sufrimientos que pasamos aquí en la tierra? La respuesta está en Apocalipsis 21:4-6: Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: he aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. Y me dijo: hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida”.

Eso es lo que Dios hará por ser el último. ¡Estoy haciendo nuevas todas las cosas!  Ese es el fin maravilloso que Dios tiene en vista para usted y para mí. Confíe en Él, pues Él tiene la última palabra en todos los sufrimientos y tribulaciones, y va a dirigir todo a un fin maravilloso. Jesús es también el primero y el último en el desarrollo de la historia. Vemos en la historia mundial una dura batalla del enemigo contra Dios. Usa a personas y hasta pueblos enteros para impedir los planes de Dios. Cuando Dios, el primero, prometió, después de la caída del hombre, un Redentor que sería la simiente de la mujer, esa guerra comenzó y sigue hasta hoy.

Abel fue muerto por Caín. El faraón mandó matar a todos los niños varones para que el Redentor de Israel no viviera. Pero Dios nunca deja de cumplir Sus planes. El pueblo de Israel era Su instrumento para cumplir el plan, pero fracasó. Sin embargo, Dios, que no es solamente el primero, sino que también el último, hizo que Jesús, el Salvador del mundo, naciera. El enemigo actuó a través de Herodes, y mandó matar a todos los niños en Belén, con el fin de impedir que el rey de los judíos cumpliera las promesas divinas, pero falló. Dios tenía y tiene la última palabra. Y va a cumplir todas las promesas, a pesar de todas las resistencias. Las puertas del infierno no prevalecerán contra la Iglesia.

Hoy nos encontramos en el último acto de la historia mundial. El enemigo intenta todo lo posible para ocupar la posición de Dios, procura desesperadamente la adoración del hombre, y, con eso, ocupar la posición de primero y último. Sabemos que en el transcurso de la historia, Jesús está preparando a Su Iglesia para el Arrebatamiento. Ahora estamos frente al cumplimiento. Y el mundo camina en dirección a un período de tribulación como nunca antes lo hubo. El enemigo intentará construir su reino y manipulará a la humanidad por siete años, en lo que se conoce como la Gran Tribulación, llevando a todas las naciones a posicionarse en contra de Israel. Pero igualmente sabemos que Dios pondrá fin en todo eso. Él es el último. Con el soplo de Su boca, eliminará al enemigo.

Dios cumplirá Sus promesas hechas en el Antiguo Testamento, y también  de acuerdo con Hechos 3:21 leemos que: …a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo”. Dios tendrá la última palabra en la historia mundial, y así se cumplirá lo que dice Job 42:2: Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti”. Dios reinará como rey. Cuando vemos la historia de hoy, en que Dios es despreciado, quedamos boquiabiertos. Pero un día, toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Él es el primero y el último.

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