La apostasía del tiempo final (4ª parte)
4 diciembre, 2020La apostasía del tiempo final (6ª parte)
4 diciembre, 2020Autor: Esteban Beitze
Esteban Beitze nos continúa enseñando acerca de la apostasía, una marca distintiva del tiempo final. Aprendemos acerca de algunas señales de la apostasía en el tiempo final: personas amadoras de deleites más que de Dios, la apariencia de piedad y el sufrimiento de la sana doctrina. Te invitamos a reflexionar sobre estas señales. ¿Cómo estamos nosotros? ¿Cómo está nuestra iglesia? ¿Qué lugar ocupa la Palabra de Dios en nuestras reuniones? ¿Y en nuestra vida? ¿Con qué llenamos nuestra mente, nuestros pensamientos? Que sea con la Palabra de Dios, porque solo así evitaremos la apostasía, incluso dentro del cristianismo.
DESCARGARLO AQUÍ
PE2628 – Estudio Bíblico
La apostasía del tiempo final (5ª parte)
¿Qué tal queridos oyentes? Estamos tratando el tema de la apostasía. Apostasía significa apartarse de algo en lo cual uno ha creído, o que uno ha seguido. Si hablamos de apostasía, hablamos de un mundo llamado cristiano, que está dejando deliberadamente de lado la Palabra de Dios, las enseñanzas del Señor Jesucristo y el ejemplo que él nos ha dejado. Esto, lamentablemente, aún entra en las iglesias, entra en la vida de creyentes verdaderos. Por eso tenemos que darles lugar a las palabras de advertencia del apóstol Pablo en 2da Timoteo 3, donde muestra las características de las personas del tiempo final. Justamente el concepto, la característica central es la apostasía, dejar de lado los valores a los cuales uno estuvo adherido.
En esa lista encontramos, en el versículo 4, la característica de los amadores de los deleites, más que de Dios. La lista había empezado con amadores de sí mismos, y ahora hablamos de los amadores de los deleites más que de Dios. O sea, aman sus propios placeres y están controlados por ellos, dispuestos a hacer cualquier sacrificio por conseguir los placeres personales. Pero no están dispuestos a servir a Dios. Ponen su autosatisfacción por encima de la devoción a Dios. Una de las claves o muestras más evidentes es la industria del entretenimiento, donde aún el creyente, el verdaderamente renacido, sin darse cuenta se deja robar una gran cantidad de tiempo que podría haberle dedicado a Dios. Todo lo visto, generalmente está asociado con una permisividad de la forma inmoral de vivir. Muchas veces se puede observar que existe una mezcla de intentar de vivir para Dios, y a su vez disfrutar de los placeres mundanos siguiendo sus principios. A esto hoy en día se lo conoce como el hedonismo, o sea, vivir para el placer, siendo el placer el fin y el fundamento de la vida. Eso se ha vuelto el sentido de la vida para muchos.
Esto lo podemos ver en muchas áreas de la vida cotidiana, pero llega a tal punto que un creyente se deja manejar simplemente por los gustos, deseos o ganas. Un ejemplo bien práctico de esto y que quizás a nosotros nos puede tocar de cerca, es el hecho de: Si no tengo ganas, no voy a la iglesia. Pero estoy yendo en contra de un claro mandamiento que dice: “No dejando de congregaros”. Hay algunos que por falta de ganas no leen la Biblia, yendo en contra de un claro mandamiento: “Que la palabra de Cristo more en abundancia en vosotros”. Algunos dejan de lado la oración, y allí se deja de lado el mandamiento de Tesalonicenses: “Orad sin cesar”. A veces nos excusamos que no somos los evangelistas, o que no tenemos el don de evangelista, a pesar de tener varias exhortaciones a predicar el evangelio. Muchos creyentes tampoco sirven al Señor, no están involucrados en su obra. Y el apóstol Pablo había dicho que nos habíamos convertido de los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero. O sea, la función del creyente es servir. Entonces, si tenemos claros mandamientos bíblicos, ¿por qué no los ponemos en práctica? A veces simplemente por no tener ganas, de no tener el deseo, de que no nos surge, no nos nace, u otras excusas que pongamos.
Nuestro deseo, entonces, está por encima de las indicaciones divinas. Si para colmo alguien no nos tuvo en cuenta, nuestro “yo” es lastimado y le guardamos rencor y resentimiento, o quizás hasta nos cambiemos de iglesia. Entonces vemos allí que este concepto de los amadores de los deleites más que de Dios, no solo es una cuestión del mundo secular, sino que lamentablemente este concepto está entrando también en la iglesia. Mis pensamientos, mis razonamientos, mis intereses muchas veces son prioridad antes que la obediencia de Dios. Esto es lo que muchas veces se ve en las iglesias. Todo esto lo vemos en la sociedad que nos rodea. Muchas de estas cosas, de estas características que definen al hombre del tiempo final las hemos visto, las hemos vivido, o las experimentamos todavía en carne propia. Cuando se sigue al rey de este mundo y sus actitudes de destrucción de matrimonios, hogares. Abundan los ejemplos de matrimonios destruidos por los deseos carnales, por ejemplo, impulsados por las compañías mundanas, conceptos mundanos copiados de telenovelas, o internet. Principios bíblicos que fueron dejados de lado y en su lugar entraron principios humanistas de nuestra sociedad. Principios que vemos en las películas, o que se escuchan en las canciones de este mundo.
Otra área es en el relacionamiento con los padres. Cuántos hijos abandonan sus hogares de mala manera por las mismas influencias. Cuántos cayeron en pecados de inmoralidad, y cuántos están en uniones de yugo desigual. Los historiales de las iglesias se encuentran repletos de estos tristes casos. Simplemente es una confirmación más de la característica apóstata de amadores de los deleites más que de Dios. Es una realidad muy actual.
Luego Pablo profundiza el aspecto religioso de la apostasía. Nombra en el versículo 5 la apariencia de piedad. En otras palabras, esto significa hipocresía. O sea, exteriormente se dan la apariencia de cristianos, pero falta la verdadera sustancia. Cuántos se llaman cristianos hoy en día, y no viven como Cristo quiere. Cuántos llevan una vida religiosa, van a la iglesia, quizás hasta ofrenden o canten en el coro, pero carecen de esencia. Cuántos se sientan en las iglesias y no tienen una relación personal con Cristo. Querido oyente, si esta es tu realidad, si te llamas cristiano, pero no tienes una relación personal con Cristo, ¿qué esperas para decidirte por Cristo? ¿Qué esperas para recibirlo como salvador?
La verdadera piedad contiene un dinamismo sobrenatural que se proyecta en manifestaciones genuinas de amor a Dios, de respeto, de lealtad al prójimo y de dominio propio. Todo esto le falta a los que tienen apariencia de piedad. Es el terrible retrato de una cristiandad apóstata, un nuevo paganismo enmascarado bajo el nombre de cristiano. Esto, Pablo ya lo había advertido en la primera carta. 1era Timoteo 4:1 dice: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios”. Esto se refiere a todo lo que tenga su origen en los demonios. Estos días estaba manejando mi auto, venía de una reunión y prendí la radio, y justo escuché un programa que sonaba un poco espiritual, entonces seguí escuchando. El locutor hablaba con alguien que había perdido a su padre, y que supuestamente este se había convertido en un espíritu guía que lo iluminaría en lo cotidiano desde algún lugar lejano. Estas y otras doctrinas son propagadas por los mayores medios de comunicación sin ningún tipo de vergüenza u oposición. Pero seguramente no tendríamos la misma aceptación si pusiéramos un mensaje bíblico. No, esto sería religión, nos dirían.
Hace unas semanas atrás salió publicada en un portal la noticia del primer monumento satánico público, que se ubicará en un pequeño pueblo en Minnesota, en Estados Unidos. El templo satánico es una organización político-religiosa que realizó los trámites correspondientes para lograr edificar el primer monumento de esta característica en un espacio público. El parque en donde estará la escultura es un espacio verde dedicado a la memoria de los veteranos de guerra. Lo que generó mayor polémica fue la circunstancia en la que se gestó. Se pudo negociar la colocación del monumento gracias a que las autoridades declararon que el parque era una zona de libre expresión, siempre y cuando honre a los veteranos de guerra. Aquí vemos claramente esa apariencia de piedad. Nos llamamos muy abiertos, seguimos siendo cristianos de nombre en esta sociedad, pero nos abrimos a cuestiones satánicas, como dice el apóstol Pablo. Si pensamos en la fecha del 31 de octubre, en seguida la asociamos con Halloween, una fiesta absolutamente pagana y satánica, una fiesta de brujas. Pero muy pocos recordarán que ese mismo día se celebra el día de la reforma. Entonces, vemos como todo lo demoníaco tiene trasendencia en nuestra sociedad llamada cristiana. El engaño, lamentablemente, es aún más profundo. Se mete incluso dentro de nuestras iglesias.
En el capítulo 4 Pablo añade otra actitud que destacará al ambiente religioso y apóstata: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que, teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”. Tenemos una tendencia que está afectando a gran parte del espectro de las iglesias evangélicas. El concepto de darle a los creyentes lo que les hace sentir bien, lo que les guste. Obviamente esto afectará seriamente la profundidad y seriedad del mensaje, minimizará la seriedad del pecado, y se convertirán en iglesias que más bien son clubes cristianos con actividades a gusto del consumidor. La Biblia, los principios bíblicos son dejados de lado. Timoteo es exhortado por Pablo con absoluta seriedad: “A estos evita”. Esto significa apartarse con horror. ¿Cómo estamos nosotros? ¿Cómo está nuestra iglesia? ¿Le damos lugar a las fábulas, a las experiencias, a las emociones? ¿Qué lugar ocupa la Palabra de Dios en nuestras reuniones? ¿Y en nuestra vida? ¿Con qué llenamos nuestra mente, nuestros pensamientos? Que sea con la Palabra de Dios, porque así evitaremos todo ese oleaje de la apostasía, aún dentro del mundo llamado cristiano.
Que Dios nos ayude a mantenernos firmes en esta tormenta, en esta avalancha contra los principios bíblicos. Que Dios los bendiga ricamente.