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Autor: Norbert Lieth

Con pocas palabras, el apóstol Pablo enseña el significado de una fe viva y un amor activo en el contexto de nuestro sufrimiento y de la segunda venida del Señor. Una interpretación y enseñanza práctica para nuestra vida.


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PE2810- Estudio Bíblico
La fe, el amor, los sufrimientos y la segunda venida del Señor (2ª parte)



Amigos, en esta serie nos encontramos hablando sobre la fe, el amor, los sufrimientos y la Segunda Venida del Señor. En esta línea continuaremos el estudio de hoy citando Isaías 66:15 que dice: Porque he aquí que Jehová vendrá con fuego, y sus carros como torbellino, para descargar su ira con furor, y su reprensión con llama de fuego. Durante esta revelación, la iglesia estará en reposo y juzgará al mundo juntamente con Cristo. Aquellos que rechazaron el evangelio serán juzgados como leemos en 2 Tesalonicenses 1:8: […] a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Esto hace referencia también a gran parte del pueblo judío.

Veamos 2 Tesalonicenses 2:9:12 que dice Inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia. El juicio recae sobre los incrédulos que se cierran al evangelio, no sobre aquellos que creen en Jesús. Por esta razón, me parece evidente que la iglesia esté exenta. Por lo tanto, no se encontrará en la tierra, sino que aparecerá con él en su gloriosa revelación.

El siguiente versículo lo aclara aún más: Los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder. Otra traducción dice: Estos sufrirán como castigo la perdición eterna, lejos del rostro del Señor y alejados de la gloria de su poder. Aquí se nos recuerda el juicio final del que se dice en Apocalipsis 20:11: Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos.

Las palabras perdición eterna significan que se han apartado de delante del rostro del Señor, que se separaron de su gloria y están perdidos. Aquí no se trata de destrucción, sino de perdición –aunque es probable que la palabra destrucción tenga el significado simbólico de estar perdido. Segunda tesalonicenses 2:10 dice: Y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden […].

“Perderse” significa separarse de Dios. Perderse de Dios o perder a Dios te excluye de absolutamente todo lo que él es y tiene. Es estar lejos de la gloria de su poder. Su poder se expresa en el perdón y en la potencia de su amor. Quien no está a su alcance, lo ha perdido todo y se encuentra perdido. Lo contrario a perderse está expresado en 2 Tesalonicenses 1:10 que dice: Cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros). Es precisamente ser glorificado juntamente con él, experimentando de manera directa su presencia.

Cuando Jesús regrese, los creyentes serán partícipes de esta venida: ellos se encuentran en su gloria desde el día en que fueron arrebatados. En su segunda venida también ellos serán revelados con el Señor en su gloria. Jesús vendrá con las nubes, acompañado de sus santos, y allí será glorificado. Él será contemplado por los que creyeron. Para un mejor contexto, comparemos dos versículos dice 2 Tesalonicenses 1:7 : Y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder” y Colosenses 3:4: Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.

Estos pasajes tratan sobre todo de la venida de Cristo y su glorificación. Jesús es el centro de toda adoración, exaltación y admiración. Pablo enfatiza en 2 Tesalonicenses 1:10: […] por cuanto nuestro testimonio ha sido creído por vosotros. La fe es la única base para poder participar en esto. Es decir, aquel que reciba el testimonio de las Sagradas Escrituras con fe, tendrá parte en toda su gloria. 2 Tesalonicenses 1:11 y 12 dice: Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder, para que el nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.

Dios es el origen de todas las cosas, él es el que produce tanto el querer como el hacer, él es el autor y consumador de la fe. Todo en nosotros es y sigue siendo una dádiva proveniente de la gracia de Dios en Jesús. Además, Dios es quien nos hace dignos del llamamiento, con el fin de que seamos capaces de alcanzar la meta a la cual fuimos llamados. Es probable que Pablo haya querido decir que oraba para que el Señor, por medio de su poder, los perfeccionara en todo lo bueno, en toda la obra y trabajo de fe realizado, y para que nada de esto se perdiese. Es decir, que el Señor los considerara dignos y les diera la capacidad de poner en práctica las enseñanzas de fe de los apóstoles, a través de la obediencia y el gozo en lo bueno, con el fin de perfeccionarse.

También nosotros deberíamos tener el fuerte deseo de orar por estas cosas, que el Señor nos ayude a no ser negligentes, sino estar firmes y ser fieles hasta el final como dice 2 Tesalonicenses 1:12: Para que el nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo. El capítulo 1 de Segunda de Tesalonicenses termina diciendo: […] para que el nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros. Esta siempre es la meta suprema: que el nombre del Señor sea glorificado en nuestra congregación, en nuestro trabajo y naturalmente en nuestras vidas.

Ese era el principal anhelo en la oración de Pablo. Esto sucede cuando él cumple: […] todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder. Cuando somos capaces de ver su obra a pesar de la fatiga, las adversidades, las luchas y las tribulaciones, siendo fieles en todo momento. Es así como podemos ser de buen testimonio para el nombre del Señor, si vencemos y completamos la obra con la ayuda de Dios, tal como él la completó. De este modo, demostraremos ser sus discípulos; personas que seguimos y representamos su nombre, cristianos que provienen de Cristo.

Según los versículos 7 y 10, de 2 Tesalonicenses, la iglesia será revelada cuando él regrese en su gloria. Podemos apreciar entonces la reciprocidad: nosotros lo glorificamos por medio de nuestra fidelidad y así seremos glorificados en él en su regreso. El versículo 12 dice además: […] por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo”.

Ya fue mencionado que el Señor es quien nos da la gracia, las fuerzas y la insistencia en el Espíritu, pero, de todas formas, debemos responder a esto con fidelidad. Si con el tiempo nos volvemos infieles y negligentes con la obra que nos ha sido encomendada, el nombre de Jesús no será glorificado en nosotros. Por eso debemos orar y cuidar de que este no sea el caso, sino que por el contrario, la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo continúe obrando en nosotros, y que su obra no sea en vano.

Para terminar, la autora alemana Hedwig von Redern, escribió lo siguiente:

Estás en el lugar que Dios te ha dado,

el lugar do él te quiso tener;

solo allí será Él tu Escudo, tu Cayado,

allí da fruto y obra con poder.

Si te quiere bendecir, te busca,

no en el mundo vasto e ilimitado,

solo te busca en tu lugar,

el lugar, do él te ha colocado.

Quédate en el sitio de Sus promesas,

persevera allí y sé fiel:

si es una cruz, no desciendas,

si fuego abrazador, no huyas de él.

No mires con suspiros a diestra ni siniestra,

parezca pequeño terrenal e ignorado;

en ese lugar, que Dios te ha otorgado,

Él quiere por ti ser alabado.

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