La fe triunfante – Parte 2

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Continuamos con el estudio de Isabelle sobre Habacuc. Hoy respondemos las preguntas: ¿Cómo responde Dios a las oraciones? Y ¿Es fácil vivir por la fe? Nuevamente nos basamos en el precioso testimonio del profeta Habacuc, y aprendemos de él cómo hacer para encontrar paz y alegría en Dios, incluso en medio de las dificultades.


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EA703 – Entre Amigas –
La fé triunfante (2ª parte)



Entrevista a Isabelle Ramseyer 

Rocío: Muy bien mis queridas amigas, vamos a compartir este espacio de entrevista con un tema que ya habíamos tratado en el programa anterior. Pero no se preocupen si no pudieron escuchar el programa anterior, porque vamos a hacer una pequeña reseña. Les vamos a contar un poquito acerca de qué estuvimos tratando para que estén al día y no se pierdan de este estudio bíblico que Isabelle ha preparado con tanto amor, y que ha tenido la delicadeza de compartirlo con nosotros. Isabelle, bienvenida nuevamente.

Isabelle: Muchas gracias, Rocío.

Rocío: Les contábamos a las amigas que usted preparó un estudio bíblico del libro Habacuc, uno de los profetas menores. Es un libro que se encuentra en el Antiguo Testamento y cuenta con tan solo tres capítulos, pero que, aun así, es un libro con mucha actualidad. ¿Verdad Isabelle?

Isabelle: Sí. El profeta Habacuc vivió en una época muy similar a la nuestra, y tenía las mismas luchas de fe que nosotros conocemos tan bien. Por eso tiene mucho para enseñarnos. En su época también había problemas de violencia, de injusticia, de idolatría, y más adelante de guerra. Y él estaba en una crisis de fe. Le costaba realmente confiar en Dios, y en toda su crisis es un ejemplo para nosotros porque vemos como luchó y buscó a Dios, como salió adelante, y como Dios lo premió. En esto es un consuelo, es un ánimo para todas aquellas personas que vemos cosas muy difíciles, muy feas alrededor nuestro, y que a veces estamos luchando con las mismas preguntas que se hacía Habacuc: ¿Hasta cuándo? Y ¿por qué?

Rocío: Si tendrán vigencia esas preguntas ¿no? Una de las preguntas que nos habían quedado para compartir en este programa era ¿Cuál fue la respuesta de Dios a Habacuc? Sabemos que estábamos hablando de él, de que abrió su corazón a Dios y esperó su respuesta. ¿Cuál fue la respuesta de Dios?

Isabelle: Bueno, vemos que Dios responde ante la insistencia del profeta. Responde a sus oraciones. Y es muy lindo ver que se revela y que le da un cambio de mirada completo, que ahora sí, Dios está en el centro de su atención. Es lindo ver que la presencia y la amistad de Dios han llegado a ser más importantes para él que sus circunstancias negativas. Otra cosa que Dios le muestra al profeta, es que Él mismo está detrás de los juicios. Que Él mismo está detrás de todas las circunstancias difíciles de soportar. Él lo tiene bajo control. No es un Dios ausente, indiferente, sino que sabe muy bien qué está pasando, y tiene el control.  Quizás a nosotras nos pasa de sentirnos abandonadas por Dios cuando suceden cosas muy tristes en nuestras vidas, pero lo mejor que nos puede pasar en momentos así, es esto. Es tener un encuentro personal con Jesús, y que él nos pueda mostrar que todo lo que pasa, está bajo su control, y que sus intenciones para con nosotros son buenas. Son intenciones de amor y de paz. Quizás no entendemos el por qué, pero lo lindo es cuando llega el momento en el que nos es suficiente saber que Jesús está con nosotras. Esto nos da paz, nos da alegría en medio de los problemas, así como le pasó a Habacuc. Una tercera cosa que quería decir, es que Dios en este libro le da una hermosa promesa a Habacuc. Una promesa que vale para nosotros también, incluso hoy en día: “El justo, por su fe vivirá”. Es un pasaje muy conocido porque después se cita tres veces en el nuevo testamento, en diferentes cartas de los apóstoles. Este pasaje no quiere decir, solamente, que por la fe en Jesús tenemos vida eterna, aunque es cierto. Pero quiere decir mucho más todavía: El justo por su fe vivirá quiere decir que, como creyentes en Jesús, vivimos nuestra vida por medio de la fe. La confianza en Dios sigue siendo el medio por el cual tenemos que vivir el día a día. Esto es lo que logró el profeta Habacuc cuando dijo: “Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, con todo yo me alegraré en Jehová y me gozaré en el Dios de mi salvación.” Aprendió a vivir por fe, también en las circunstancias negativas. Y este “aunque” lo podemos aplicar también a nuestra propia realidad. Podemos poner nuestros propios problemas. Quizás en nuestro caso no es “aunque la higuera no florezca”, pero puede ser “aunque esté muy sola”, podemos poner “aunque tenga la salud quebrantada”, o “aunque haya una profunda tristeza en mi vida”,  “aunque no tenga trabajo”, “aunque mi hijo no ande por buen camino”, que es difícil cuando somos madres y vivimos eso, o “aunque me siento decepcionada con los hermanos de la iglesia”, “aunque mi matrimonio no es lo que debería ser”. Son realidades muy comunes. Pero, aunque pase todo eso, tengo a alguien que no se puede comparar, ni siquiera con todos los tesoros de la Tierra, y es Jesús. A pesar de que permanezcan los problemas, Dios fortalece el corazón de las personas que confían en Él de esta manera. Jesús nos dice “En el mundo tendréis aflicción”, y eso lo sabemos. No hay nadie de nosotros que se salve de tener que pasar por momentos de aflicción. Pero luego Jesús sigue: “Pero confiad. Yo he vencido al mundo” Con él estamos a salvo. Él estará con nosotros en medio de las aflicciones. Eso es lo que experimentó el profeta Habacuc, y por eso nos anima a poner nuestra fe en Jesucristo de esta manera. Nos anima a contar con él en medio de los momentos difíciles.

Rocío: Realmente es una bendición ampliar y conocer acerca de esta respuesta de Dios hacia Habacuc, y me gustó muchísimo esa frase que usted dijo: Dios tiene el control.  Nos queda una pregunta por desarrollar: ¿Es fácil vivir por la fe?

Isabelle: No es fácil. Creo que no podemos decir que es fácil, porque vivimos en un mundo caído, un mundo muy agitado, en el que no tenemos tiempo, en el que vivimos con mucho estrés. Como ya dijimos en el programa anterior, la fe no es por vista, son cosas invisibles con las cuales nosotros contamos. Nosotros no vemos a Dios, no podemos palparlo con nuestras manos. La fe viene de escuchar y leer la palabra. Por esta razón no es fácil.

Para tener una vida de fe, tenemos que tener bien claro qué es importante, y debemos buscar una y otra vez la comunión con Dios. En primer lugar, tenemos que tener a Jesús en nuestra vida. Así que si alguien que está escuchando sabe que no tiene a Jesús como su salvador, bueno, eso es lo primero. Él nos invita a recibirlo como nuestro salvador, y a poder recibir este perdón de Dios por medio de Jesucristo, porque el pagó por nuestros pecados en la cruz, y nos quiere dar el perdón y una vida nueva. Y luego, para poder vivir esta vida nueva, necesitamos el contacto con Dios a diario. Diariamente leer su palabra, y diariamente hablar con Él en oración. También hay otra cosa: necesitamos la comunión y el intercambio con otros. Necesitamos escuchar la palabra y escucharla juntamente con otros, porque vivir por la fe no es solamente un asunto personal entre Dios y yo, sino que para vivir y crecer en la fe necesitamos contacto con otros, necesitamos una iglesia. En ese aspecto tenemos una gran ventaja al compararnos con el profeta Habacuc. Él estaba muy solo en su lucha, y Dios lo consoló y lo fortaleció. Pero en el nuevo testamento vemos que es la expresa voluntad de Dios que tengamos comunión con otros. Por eso nos ha dado la iglesia, y eso es algo maravilloso. No tenemos que olvidarnos de eso. Nuestra lucha no es solamente a solas con Dios, sino que la lucha de fe también la podemos compartir en comunión con los hermanos cuando vamos regularmente a una iglesia en la cual Jesucristo y la Biblia son realmente en el centro.

Habacuc tiene un mensaje de esperanza, de aliento para su pueblo en medio de la oscuridad, un mensaje que también nos sirve a nosotros hoy. La fe triunfante no es una fe sin crisis. claro Eso lo tenemos que tener bien claro. Vamos a tener crisis de fe, vamos a tener luchas de fe, y no siempre va a ser fácil.  A veces no vamos a sentir nada, nos va a parecer que todo es oscuro, que no hay respuesta de Dios. Perola fe triunfante es una fe, como vemos en Habacuc, que se aferra a Dios en la oscuridad. Que insiste en que Dios está, y en que podemos acudir a Él. Una fe que busca a Dios. Y Dios premia esta fe, como lo hizo con Habacuc: se dio a conocer, le dio el consuelo que Habacuc necesitaba, le dio la seguridad de saber que Él está, le dio alegría, y le dio paz en medio de los problemas. Habacuc al final pudo decir “Con todo yo me alegraré en Jehová y me gozaré en el Dios de mi salvación.”. Es muy interesante leer esto. Habacuc no dice “me gozaré en mi salvación”, sino que dice “me gozaré en el Dios de mi salvación”. Y vemos aquí que para él la presencia de Dios, la persona de Dios, la amistad con Él, esto es lo más importante. Así también debe ser con nosotros. Cuando tenemos estas experiencias de fe con el Señor, Él se revela a nosotros. Si bien, por supuesto, disfrutamos de las bendiciones que recibimos de Dios y las necesitamos, lo más importante es que Él esté. Es más importante que esté con nosotros, antes de que nos vaya bien. Es más importante la amistad con Él que todas las demás cosas, porque Dios nos da tranquilidad, nos da paz. Esto es lo que nos enseña el profeta Habacuc. Y es por eso un gran consuelo, y nos anima en nuestro tiempo, con nuestras dificultades, a buscar a Dios. Y Dios dice en su palabra que, si lo buscamos, Él se dejará hallar por nosotros.

Rocío: Muy interesante este estudio bíblico que ha compartido Isabelle con nosotras. Muchísimas gracias porque ha sido realmente de mucha bendición renovar y conocer un poco más acerca de la fe, la fe triunfante, esa fe que Habacuc supo disfrutar y que hoy en día sigue teniendo vigencia. Así que muchísimas gracias por este tiempo.

Isabelle: Muchas gracias a ti también, y ánimo a todas a que se tomen el tiempito para leer Habacuc. Son solo tres capítulos y es precioso. Muchas bendiciones para todas las oyentes también.

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