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Titulo: “La Herencia de los Santos en Luz”  4/4

Autor: Wim Malgo 
Nº: PE1031

La cuarta y última parte de una serie de meditaciones Bíblicas que nos hacen pensar en qué hacemos con nuestra herencia Celestial. Escuche este programa y vea cómo es tratado este tema a la luz de la Palabra de Dios.

 


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«La Herencia de los Santos en Luz»  4/4

Hoy estaremos viendo, estimado amiga,El quinto grado de gracia.

Éste consiste en la confesión de pecados del hijo, que se humilla bajo la mano del padre: «El hijo le dijo: 'Padre, he pecado contra el cielo y ante ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo'.» Cuando había dicho esto, no pudo seguir hablando. ¿Por qué? Es como si el padre le hubiera puesto la mano sobre la boca, de manera que no pudo más pronunciar lo que se había propuesto decir, a saber: Hazme un jornalero tuyo. Es como si el padre quisiera hacerle comprender: Tú eres mi hijo ahora como antes.

Pero ahora veamos elSexto grado de gracia.

Este está descrito en el versículo 22 del capítulo 15 de San Lucas: «Pero su padre dijo a sus siervos: 'Sacad de inmediato el mejor vestido y vestidle, y poned un anillo en su mano y calzado en sus pies'.» Esto significa concretamente: ¡gracia que restablece completamente! En cuanto al «mejor vestido», pienso en Zacarías, donde el sumo sacerdote Josué se presentó ante el Señor. Cuando salió a la luz y confesó su pecado, el Señor mandó: «Quitadle esas vestiduras sucias. Y a Josué dijo: Mira que he quitado de ti tu iniquidad y te visto con ropa de gala.»

Pero ¿qué significa el anillo, que los siervos tuvieron que traerle al hijo regresado, por orden del padre: «…y poned un anillo en su mano»? El anillo significa en el sentido neotestamentario seguridad de salvación. Lo leemos en Romanos 8:16: «El Espíritu mismo da testimonio juntamente con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios».

Y cuando los siervos pusieron también calzados delante de él («Poned…calzado en sus pies»), estuvo completamente restablecido y listo para realizar cualquier comisión de su padre. Esto nos recuerda Efesios 6:15, donde dice: «…y calzados vuestros pies con la preparación para proclamar el evangelio de paz.»

El Séptimo grado de gracia.

El padre dijo: «Traed el ternero engordado y matadlo. Comamos y regocijémonos, porque este mi hijo estaba muerto y ha vuelto a vivir; estaba perdido y ha sido hallado. Y comenzaron a regocijarse». Con esto, el padre renovó la comunión perfecta con su hijo regresado de la apostasía, la cual se manifestó por el comer, beber y regocijarse juntamente.

Desde el punto de vista neotestamentario, podemos dar el siguiente título al regreso del hijo apóstata a su padre: El hijo de Dios restablecido, regresó de la oscura apostasía a Su maravillosa luz. Estoy muy profundamente convencido de que el hijo regresado a casa fue restituido por su padre en su derecho de herencia, a pesar de la envidia de su hermano mayor. Pero si no hubiera regresado arrepentido, entonces, aunque hubiera permanecido siendo el hijo de su padre, estaría perdido y muerto, es decir, sin eterno derecho de herencia – ¡desheredado!

Hebreos habla con palabras muy serias de la herencia: «Porque es imposible que los que fueron una vez iluminados, que gustaron del don celestial, que llegaron a ser participantes del Espíritu Santo, que también probaron la buena palabra de Dios y los poderes del mundo venidero, y después recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento; puesto que crucifican de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y le exponen a vituperio. Porque la tierra, que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella y produce hierba para el provecho de aquellos que la cultivan, recibe la bendición de Dios. Pero la que produce espinos y abrojos es desechada, está cercana a la maldición, y su fin es ser quemada. Pero aunque hablamos así, oh amados, en cuanto a vosotros estamos persuadidos de cosas mejores que conducen a la salvación.»

Estimado amigo, el hijo pródigo apóstata no podía hacerse el hijo de su padre por segunda vez. Neotestamentariamente, no podía convertirse otra vez. Solamente podía regresar de su apostasía a su Padre, confesar su pecado y rogarle que le perdonara. No estaba maldecido, pero estaba cerca de la maldición: «Pero la que produce espinos y abrojos es desechada, está cercana a la maldición, y su fin es ser quemada», dice la palabra. Este es el fuego juzgador, que consume todo lo que hemos leído al principio en 1 Corintios 3:15: «Si la obra de alguien es quemada, él sufrirá pérdida; aunque él mismo será salvo, pero apenas, como por fuego.» O como dice el Señor Jesús en Juan 15:6: «Si alguien no permanece en mí, es echado fuera como rama, y se seca. Y las recogen y las echan en el fuego, y son quemadas.» O como ya dijo Ezequiel: «Entonces vino a mí la palabra de Jehová, diciendo: Oh hijo de hombre, ¿qué es la madera de la vid, comparada con la madera de cualquier otra rama de los árboles del bosque? ¿Tomarán de su madera para hacer algún objeto? ¿Tomarán de ella siquiera una estaca para colgar de ella cualquier utensilio? He aquí que más bien es echada al fuego para ser consumida; el fuego consume sus dos extremos, y su parte de en medio es abrasada. ¿Servirá para hacer algún objeto?» El hijo pródigo errante no servía más para nada.

Querido amigo, querida amiga, si has mezclado la herencia recibida, la victoria de Jesús, Su paz y Su gozo con los placeres de este mundo, entonces has desperdiciado tu herencia. Entonces no sirves más para nada. Pues entonces no eres ni luz ni tinieblas, ni frío ni caliente, sino tibio – una abominación para el Señor, la cual vomitará de Su boca. Oh cristiano que has llegado a ser tibio y perezoso: ¡haz lo mismo que el hijo apóstata! Vuelve en ti y actúa según sus palabras: «Me levantaré, iré a mi padre y le diré: 'Padre, he pecado contra el cielo y ante ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.' Se levantó y fue a su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre le vio y tuvo compasión. Corrió y se echó sobre su cuello, y le besó».

¡El Padre celestial te está buscando hoy con la vista! Estimado amigo,¡Vuelve hoy, ahora, a El, y experimentarás Su gracia completamente restablecedora y la nueva comunión con El y con Su Hijo Jesucristo!

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