La santidad de Dios (parte 1).
21 febrero, 2008La santidad de Dios (parte 3).
21 febrero, 2008Titulo: La santidad de Dios (parte 2).
Autor: Wim Malgo
Nº: PE929
Es de suma importancia reconocer la santidad de Dios. El que está conciente de este rasgo característico del Supremo, llega a tener oídos aguzados para la santa y perfecta voluntad, que el Señor manifestó en Su Ley.
El que no está conciente, manifestará características anticristianas que le pueden llevar a cometer hasta asesinato.
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La santidad de Dios (parte 2).
Estimados oyentes, en el programa pasado hemos hablado del triste fenómeno de que hay personas que se han convertido, pero en cuyas vidas nada ha cambiado. ¿Por qué es así? Porque al lado de su conversión al Señor, han mantenido también la idolatría.
Vamos a ver a continuación que existen más de estos tristes fenómenos. Por ejemplo, según la santa voluntad de Dios, debería haber respeto de los hijos frente a sus padres, y hoy muchas veces se ve desobediencia y hasta rebelión. ¿Por qué? Porque muchos padres han educado a sus hijos en el estilo antiautoritario, dejando rienda suelta a su voluntad, de manera que los niños pueden hacer precisamente lo que les parece bien. Por eso, también muchos padres son culpables de este desarrollo anticristiano, de que sus hijos no les honren, que también como adolescentes siempre impongan su voluntad y hasta se levanten con impertinencia contra sus padres. De hecho, con esta desobediencia frente a los padres enfrentamos una característica anticristiana. Pues Pablo, en su segunda carta a Timoteo, se refirió a nuestro tiempo actual cuando escribió acerca de los 3 x 6 rasgos característicos del falso cristo, en el capítulo 3, versículo 1-5a: «También debes saber esto: que en los últimos días se presentarán tiempos difíciles. Porque habrá hombres
1. amantes de sí mismos
2. y del dinero.
3. Serán vanagloriosos,
4. soberbios,
5. blasfemos,
6. desobedientes a los padres,
1. ingratos,
2. impíos,
3. sin afecto natural,
4. implacables,
5. calumniadores,
6. intemperantes,
1. crueles,
2. aborrecedores de lo bueno,
3. traidores,
4. impetuosos,
5. envanecidos y
6. amantes de los placeres más que de Dios.
Tendrán apariencia de piedad, pero negarán su eficacia…».
En algunas ediciones de Llamada de Medianoche hemos hablado una y otra vez de que el número del anticristo 666 aparece cada vez más en la circulación monetaria. Pero a ti que no honras a tus padres y no les obedeces, te digo: Por tu desobediencia frente a tus padres, este 666 ya está como grabado con tinta invisible en tu frente. Pues el que tiene tan sólo uno de estos 3 x 6 rasgos característicos en sí, en realidad, los tiene todos. Pasa, en sentido inverso, exactamente lo mismo que en Santiago 2:10: «Porque cualquiera que guarda toda la ley pero ofende en un solo punto se ha hecho culpable de todo.» Debemos estar compenetrados de esta verdad, a través del Espíritu de Dios y de la Palabra de Dios. Pues el diablo siempre trata de adormecernos, diciéndonos al oído: «Todo está bien, todo está en orden», – hasta que uno se espante en su hora de muerte. Muchos de nuestros hermanos que partieron a la patria celestial, tuvieron una entrada triunfante y gloriosa al eterno reino del Padre. Pero también recordamos a otros, que tuvieron una muerte horrible. ¿Por qué? Porque durante su vida como creyentes, nunca se dejaron convencer profundamente del pecado y purificar por la sangre de Jesús. Por eso te pido, querido amigo, que prestes toda tu atención cuando consideremos el próximo mandamiento de Dios. Así dice el Señor:
«No matarás».
Así dice la Revisión de 1960. El pasaje se puede traducir también: «No cometerás homicidio.» El rey David sabía de qué estaba hablando, cuando aseveró al Señor en Salmos 17:4: «En cuanto a las obras de los hombres, por la palabra de tus labios me he guardado de las sendas de los violentos». Del diablo, el Señor Jesús dice en Juan 8:44b: «El era homicida desde el principio…». Como lo satánico va en aumento en estos tiempos postreros, una ola de asesinatos nunca vista atraviesa esta tierra, en algunos casos por los terroristas, o en el vientre de las mujeres embarazadas y también a través de los cristianos que se odian mutuamente.
Por los medios de comunicación ya conocemos suficientemente el terrorismo mundial. Pero tenemos que saber: la santidad de Dios destruye a todos los que profanan Su Santo Nombre, que desestiman y desprecian Su perfecta voluntad, que dañan y roban Su propiedad en y fuera de Israel. El Se santifica en ellos mandándoles juicios de destrucción, cuando asalten a Israel, «la niña de Su ojo» (compare Ez. 38 y 39).
Pero también el asesinato de niños en el seno de la madre se propaga – y sólo basándose en las estadísticas – como una epidemia en todo el mundo. En Alemania, por ejemplo, uno de cada dos bebés son abortados. Pero el verdadero número de abortos, según se estima, es casi diez veces más alto que el comunicado a la Oficina Federal de Estadísticas. Esto significa que en los últimos años en Alemania, varios millones de niños fueron muertos en el seno de la madre. Otra noticia horrorosa dice:
En EE.UU., cada tres nacimientos hay un aborto. En total se realizan cada año 1.500.000 abortos, en Estados Unidos. Mundialmente, los abortos anuales se estiman en 40 a 55 millones(!). En los últimos 10 años, 33 países atenuaron sus leyes de aborto y 12 países permiten el aborto durante los tres primeros meses del embarazo.
Ya muchas veces hemos señalado el asesinato en masa que se comete contra niños aún no nacidos. En esta ocasión quisiera subrayar que existe una inevitable relación causal: Cuanto más aumentan los asesinatos de niños no nacidos, tanto más fuerte y peligrosa llega a ser la amenaza de guerra internacional. Pues Dios el Señor dice en Isaías 42:13-15: «Jehovah saldrá como valiente, y como hombre de guerra despertará su celo. Gritará, ciertamente lanzará el grito; sobre sus enemigos prevalecerá. Por mucho tiempo he callado; he guardado silencio y me he contenido. Pero ahora gemiré como la que está de parto, jadeando y resoplando a la vez. Devastaré montes y colinas, y haré secar toda su hierba. Los ríos convertiré en islotes, y haré secar las lagunas».
Temblamos cuando nos imaginamos cuáles terribles juicios de Dios provocarán estos incesantes asesinatos de vida no nacida, pues Dios dice: «No matarás». Pero cuando Dios comience a gritar porque se pisotea Su mandamiento: «No cometerás homicidio», todo será vuelto de arriba abajo. Esto será así también para la tercera manera de homicidio, el homicidio cometido por creyentes.
De este tema tan serio escucharemos más en la próxima audición. Antes de terminar este programa quiero repetir que Dios es santo. Y esto es sumamente importante de reconocer, porque nos lleva al arrepentimiento verdadero. ¡Examine su vida, estimado amigo, a la luz del Dios vivo!