Lo que Dios puede hacer del hijo de una prostituta 1/2
21 febrero, 2008La Herencia de los Santos en Luz 1/4
21 febrero, 2008Titulo: “Lo que Dios puede hacer del hijo de una prostituta” 2/2
Autor: Norbert Lieth
Nº: PE1027
Saulo no podía hacer nada para ser escogido: No podía ni creer, ni presentar un corazón preparado, ni tenía la voluntad ni la capacidad de dirigirse al Señor Jesús. No obstante, Dios lo eligió por amor de Cristo.Ahora, Tras Su libre elección por gracia, Dios espera obediencia.
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«Lo que Dios puede hacer del hijo de una prostituta» 2/2
Hola Estimado amigo, estimada amiga, en la audición de hoy veremos La obra de Dios en la vida de Jefté
El nombre Jefté significa: «Él (Dios) abre.» Justamente fue a él a quien llamó y escogió Dios como juez. Dios puede abrir las puertas trancadas, puede regalar un nuevo comienzo y dar nuevas oportunidades. En la historia de Jefté vemos que Dios no se detiene ante los orígenes o la procedencia de una persona. El Todopoderoso no se deja influenciar por las circunstancias, sean cuales fueran. ¡Para él no hay ningún caso perdido!
Querido amigo,no importalo que usted opine de sí mismo – que se vea indigno, perdedor, de poco carácter, excluido, maltratado o desechado. Tal vez hasta se sienta abandonado, aislado y lleno de complejos.Tampoco importacómo lo vean y juzguen los demás. Tal vez a sus propios ojos usted sea un bueno para nada, un vagabundo, alguien que puede ser pisoteado y que puede ser utilizado, alguien del cual a escondidas todos se ríen.Lo único que importa es cómo Dios lo ve. A sus ojos, usted es infinitamente valioso. Dios, a través de los ojos de Su Hijo, lo mira como un Padre amoroso. Cuando Jesucristo fue a la cruz nuestros pecados estaban sobre Sus hombros y El los cargó en su corazón. Y cuando resucitó de los muertos nos abrió a usted y a mí la puerta. Dios no quiere que una persona muera sin que le hayan sido perdonados los pecados, perdiéndose así eternamente. Antes bien, su mayor deseo es que el pecador llegue a Jesús, y alcance el perdón y la vida eterna a través de Él. Juan lo expresa de la siguiente manera: «En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él«. El Señor Jesús puede enderezar hasta las vidas más torcidas. Puede abrir puertas, colmar con su Espíritu los corazones y regalar oportunidades nunca soñadas – ¡y esto también es para usted!Ahora veamos que Dios es soberano. El Señor no escoge a las personas según su carácter, sus cualidades, o su religiosidad. Tampoco mira si hay buenas acciones, moral, o buen renombre. En el infierno habrá muchas personas de «buen renombre» y en el cielo muchas de «mala fama».
Dios no está sujeto a los orígenes de una persona. Él desecha príncipes y escoge a hijos de delincuentes, niños de la calle, o niños de matrimonios separados. La elección de Dios no es hereditaria. De manera que en el tiempo de los jueces, prácticamente, nunca fueron los hijos los que continuaron la obra de un juez escogido por Dios, sino que una y otra vez eran personas totalmente distintas, a las cuales Dios en su soberanía escogía.
Dios no nos llama porque vea algo bueno en nosotros, sino que nos llama por su elección en Jesucristo: Dice la palabra de Dios «…según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad» La persona tiene el libre albedrío y la posibilidad de desechar la salvación en Jesucristo, perdiéndose así por la eternidad. Pero, por sí sola es incapaz de escoger la salvación en el Hijo de Dios, pues es el Padre en el cielo el que atrae a las personas hacia su Hijo, y Dios no desea la muerte de ningún pecador, sino que anhela que éste se convierta y viva.Dios insiste en perseguir su objetivo. El Señor no descuidó a Jefté, al cual sus medio hermanos habían despreciado, desheredado y echado. Dios puede convertir al líder de una banda de hombres deshonestos, en héroe y caudillo de su pueblo. El Señor, con frecuencia, ampara a aquellos que son dejados de lado por la sociedad.
Dios escogió a Jefté en base a su libre y divina voluntad, tal como también lo hizo con Israel.
En la conversión de Saulo de Tarso hay algunas cosas que llaman la atención:La postura despectiva de Saulo. Bajo ningún concepto se quería convertir. Allí no había ningún corazón preparado, ningún anhelo de cambiar. Todo lo contrario: El perseguía a la iglesia y odiaba a Jesús. Hizo todo lo posible para evitar que las personas siguieran a Jesús. Más tarde, reconoció: «Perseguía yo este camino hasta la muerte, prendiendo y entregando en cárceles a hombres y mujeres«. Saulo torturó a los creyentes en Jesucristo, los obligó a blasfemar ese nombre, estaba a favor de su muerte, los encarcelaba y los perseguía hasta en el extranjero.Pero, vamos El encuentro de Saulo con Jesús. ¿Por qué salvo Dios precisamente a Saulo? ¿Había algún motivo para hacerlo? En Hechos 22:14 encontramos la respuesta: «El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca«. Saulo estaba contra Jesucristo, y con ello también contra Dios – y sin embargo Dios lo escogió. ¡Esa es obra soberana del Señor!
Saulo no podía hacer nada para ser escogido: No podía ni creer, ni presentar un corazón preparado, ni tenía la voluntad ni la capacidad de dirigirse al Señor Jesús. No obstante, Dios lo eligió por amor de Cristo.Ahora, Tras Su libre elección por gracia, Dios espera obediencia. Después de que Saulo se convirtió en Pablo, inmediatamente decidió obedecer. Lo hizo sin vacilar: Dice la escritura «y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado«
Una joven austriaca buscaba con toda seriedad el sentido de su vida. Se interesó mucho por la filosofía, se abrió al ocultismo, probó con la astrología, sesiones de espiritismo y contactos a través de mediums. El médium le dijo que ella ya había vivido hace 1000 años atrás, y que en aquel entonces su nombre había sido Palas Atenea, hija del dios griego Zeus.
Más tarde, y con mucho esfuerzo, esta mujer estudió filosofía, para finalmente encontrar una respuesta en cuanto al sentido de su vida. Se entretuvo estudiando a Sócrates, Aristóteles, Platón y Tomás de Aquino. Especialmente interesante le resultó la biografía de Augusto. Sin embargo, a pesar de todo su esfuerzo por estudiar, tuvo que reconocer: y dijo: «Creí que ahora, finalmente, la verdad saldría a la luz, pero nuevamente no la hallé. ¿Por qué la vida tiene que ser tan decepcionante? se preguntaba ¿Por qué es tan difícil encontrar una respuesta?»
En algún momento, recibió una Biblia. Comenzó a leer en ella y de pronto su corazón comenzó a palpitar agitadamente: Aquí estabanlasrespuestas que había buscado todo la vida. En el evangelio de Juan leyó algo acerca de un hombre que se hacía las mismas preguntas que ella. Se trataba de Nicodemo, quien había reconocido la grandeza de Jesús pero no había vuelto a nacer La mujer fue a su casa, se arrodilló y oró a Jesús. Más tarde testificó: «En cuestión de un abrir y cerrar de ojos supe que la verdad se encontraba en la Biblia y que Jesucristo es toda la verdad, reconocí que sólo debía creer en él para ser verdaderamente libre. Y… termina testificando ¡Hoy estoy muy feliz!» Estimado amigo, estimada amiga, tú puedes experimentar lo mismo. Si te pones de rodillas delante del Señor y reconoces que sólo en él y, a través de él tú puedes ser una nueva persona. Que Dios te bendiga!