Lo que Trasciende a Nuestro Nombre (1ª parte)
19 octubre, 2010Lo que Trasciende a Nuestro Nombre (3ª parte)
19 octubre, 2010Lo que Trasciende a Nuestro Nombre
(2ª parte)
Autor: Marcel Malgo
El mensaje del profeta Oseas es el del increíblemente paciente amor de Dios. Usted quedará asombrado con los aspectos personales, que tienen que ver con nuestra vida, que serán mencionados en este estudio. Se tratarán temas específicos que nos conducirán, cada vez, a un nuevo desafío.
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PE1543- Estudio Bíblico
Lo que Trasciende a Nuestro Nombre (2ª parte)
Hola, ¿cómo están? Un cordial saludo a todos los que nos escuchan. Hablando del tema: “Lo que trasciende a nuestro nombre”, vimos en el programa anterior que cada vez que los hijos de Oseas escuchaban sus nombres eran confrontados con el juicio de Dios sobre Israel – ¡algo sumamente trágico!
Luego, terminamos el programa haciéndonos las siguientes preguntas: ¿Cómo es que pronunciamos generalmente un nombre? ¿Podría ser que todo nombre contenga algún mensaje, aunque su significado no sea tan abstracto como en el caso de los hijos de Oseas?
Continuamos ahora viendo que, si por ejemplo, escucháramos los siguientes nombres: Amán, Herodes, Hitler, Lenin, Stalin, Mao, Hussein, entonces todos automáticamente quedaríamos horrorizados. Enseguida pensaríamos en el juicio y castigo de un Dios justo sobre estas personas, cuyas manos se han ensuciado de cosas terribles y horrorosas. Bueno, creo que esto es comprensible.
Pero daremos un paso más a través de estas preguntas: ¿qué pasaría si se menciona nuestro nombre? ¿Qué mensaje transmite? ¿Existe un juicio sobre el mismo?
Entendamos esto desde un principio: si lo viéramos desde el estado perdido y deteriorado de nuestra humanidad, no existiría diferencia alguna entre los nombres de Herodes, Hussein y el nuestro. La Biblia dice claramente al respecto, en Romanos 3, 10 al 12, que:«»No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda; No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno’’.
Desde un principio, el nombre de cada persona está naturalmente bajo juicio. Todos nacimos en el mundo con la misma condición.
Cuando en aquel tiempo alguien se dirigía a los hijos de Oseas, nombrándolos Jezreel, «»Sin-Perdón’’ y «»No-Sois-Mi-Pueblo’’, podían reflexionar rápidamente sobre el Juicio que Dios había puesto sobre Israel. En nuestros días, al escuchar los nombres de Hitler o Stalin, uno piensa inmediatamente: esos canallas cayeron bajo el juicio de Dios. ¿Pero, no sucede de igual manera con los nombres de todos los habitantes de la tierra? ¡Debemos ser concientes que cualquier nombre mencionado pertenece a una persona que está perdida, ya que sufre el juicio de Dios!
Pero Dios puede hacer:Todo nuevo –Y entonces tendremos:Gracia en vez de Juicio
El hecho de que todo nombre pertenece a una persona perdida que sufre el juicio de Dios es irreversible, a no ser que en algún momento de sus vidas sean redimidos por la sangre de Jesucristo, y sean, entonces, liberados del juicio y de la muerte. ¡Pues, entonces, todo cambiará completamente! Usted seguirá usando su antiguo nombre, pero ya no estará bajo el juicio; es porque ha sucedido algo, que se relata de manera maravillosa en 2 Corintios 5:17:«»De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas’’.
Entonces nos sucederá como a Mefi-boset, el nieto de Saúl. Sobre su nombre pesaba el juicio que había venido sobre todos los descendientes del rey Saúl. Pero a partir del día en que David le dio su perdón, todo cambió. Él seguía llamándose Mefi-boset y su nombre aún se relacionaba con el rey Saúl, pero éste ya no seguía atado a la maldición que yacía sobre los descendientes del antiguo rey.
Querido oyente, querida oyente, ¿ya ha sido usted perdonado, y es un hijo de Dios, una nueva criatura, que ha entregado su vida a Jesucristo, quien pagó por usted con Su valiosa sangre? ¿«»todo se ha hecho nuevo’’en usted, liberándolo Jesús del amenazante juicio y rompiendo su documento de deuda? En Colosenses 2:14 leemos estas poderosas palabras:«»anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz’’.Si esto ha sucedido en nuestra vida, entonces nuestro nombre está desligado eternamente del juicio de Dios. Si no es así, somos como los hijos de Oseas, quienes con sus nombres nos advierten cosas extremadamente negativas. ¡Toda persona que aún no es hijo de Dios, está bajo juicio; su nombre espiritual es: «»Sin-Perdón’’ y «»No-Sois-Mi-Pueblo’’.
Pero, el único anhelo del Señor Jesús es que usted acepte ser perdonado, para que de esta manera pueda pertenecer a Su pueblo.
Al pronunciar los nombres de los hijos de Oseas se recibe un triste y desastroso mensaje. – ¿En qué pensamos cuando oímos nuestro nombre? ¿Qué clase de sonido difunde? ¿Cuál es el mensaje que transmite?
Mientras meditamos en estas preguntas, veamos algo del nombre de:Tomás, el escépticoSi estamos algo familiarizados con la Biblia, seguramente conocemos al apóstol Tomás. ¡Él fue aquel apóstol que aun en situaciones problemáticas y complicadas siempre estaba dispuesto a acompañar a su Señor y Maestro! Sus buenos pensamientos fueron puestos de manifiesto en el momento en que el Señor les comunica a sus discípulos:«»Lázaro ha muerto… mas vamos a él’’(relato que encontramos en Juan 11: 14 y 15).
La decisión del Señor de ir a visitar a Lázaro ponía en peligro Su vida, ya que en el lugar donde habitaba éste habían intentado, en otra ocasión, matar al Señor. A pesar de eso, Tomás se dispone a ir. Leemos en el vers. 16, que audaz y valiente dice:«»Vamos también nosotros, para que muramos con él’’.
Tomás también fue el apóstol que adorando, exclamó estas poderosas palabras de Juan 20:28:«»¡Señor mío y Dios mío!’’.
Ningún otro discípulo había pronunciado jamás estas cinco palabras de este modo. Éste es el perfil sumamente positivo del apóstol Tomás. Pero, lamentablemente, se habla poco o casi nada de estas cosas; y si nos preguntáramos por qué, veríamos que es porque en la vida de Tomás había otra cosa, algo negativo; tan pesado que su nombre encierra en la actualidad un acento negativo. ¿Cuál es la razón de esto? Santiago 1:8 lo explica con estas serias palabras:«»El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos’’. ¡Tomás realmente era un escéptico y, como consecuencia de esta conducta, resultaba muy inconstante en ciertas situaciones!
¡Por un lado él pertenecía a Jesús – sin ir mas lejos perteneció a sus doce discípulos, y había estado dispuesto a morir con Él -, por otro lado, estorbaba la relación con su Señor a causa de su incredulidad! Esa postura interior se manifiesta en Juan 20:25, en su respuesta a los demás discípulos. Cuando le contaron la feliz noticia:«»Al Señor hemos visto’’,él contestó:«»Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré’’. A causa de esto, el Señor le advierte muy seriamente en el vers. 27: «»… no seas incrédulo, sino creyente’’.
Lo sorprendente de esta historia es que, en la actualidad, al hablar de Tomás, sólo se menciona el aspecto negativo del mismo, sin tomar en cuenta ni por un segundo sus aspectos positivos. Al escuchar el nombre Tomás, la mayoría de los cristianos piensan automáticamente en el «»Tomás incrédulo’’, en el «»Tomás escéptico’’, o en el «»Tomás inconstante’’.
Pero:¿Qué transmite nuestro nombre?De esto seguiremos hablando en el próximo programa, pues el tiempo se ha acabado. Hasta entonces, y que Dios los bendiga.