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Autor: Esteban Beitze

El desenlace de una serie de 8 programas muy interesantes acerca de la impureza y la inmoralidad sexual. ¿Cómo ser libres de este flagelo? Esteban Beitze nos brinda una serie de respuestas que pueden, sin lugar a duda, ayudar a quienes escuchan estos programas a cortar de raíz con este pecado.


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PE2733- Estudio Bíblico
Luchando con la impureza (8ª parte)



Estamos llegando al final de nuestro estudio acerca de la lucha con la impureza. Nuestro pasaje lema lo encontramos en Mateo 5:29: “Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno”. Allí habíamos visto un reconocimiento, habíamos visto que hay que ser radicales, y habíamos visto una renuncia. Dentro de lo que era la renuncia a ciertas cosas, encontrábamos lugares, objetos, personas, costumbres, reemplazar lo malo por algo bueno, y también renuncia a la vergüenza de abrirse frente a una persona. Ahora, para terminar esto también tenemos que ver que la renuncia trae bendición. Tenemos que saber que esto es real. El ejemplo más elocuente lo tenemos en este jovencito José, que fue tentado por la esposa de Potifar y renunció. Renunció a tener un momento de placer con ella, el honor que esto conllevaba, pero luego fue inclusive enviado a la cárcel, pero Dios lo exaltó. Y siempre va a ser así como dice en 1ª Samuel 2:30, donde el Señor dice: “Yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco”. Entonces la renuncia al pecado trae bendición.

Pero también tenemos que enfocarnos a un relacionamiento apropiado. Allí veíamos entonces, en nuestro pasaje, que tenemos que renunciar a ciertas cosas para obtener lo bueno. “Pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros y no que todo tu cuerpo sea echado en el infierno”. Cuando empecé a estudiar este tema le pedí a ciertos hermanos con los cuales he hecho consejería en esta área, de la impureza, y que pudieron salir y ahora tienen una vida en victoria, que me escribieran qué actitud tomaron para poder tener una vida de victoria sobre ese pecado que tan agobiado los tenía. Una chica adicta a la pornografía desde niña y que estaba entrando en cosas cada vez más duras me dijo: “Empecé a orar como nunca en mi vida, poniendo el tema delante del Señor todos los días. Cuando venía la tentación, oraba más. Y sigo orando”. Un muchacho con tendencias homosexuales y vicio de pornografía que estive acompañando por un par de años me escribió y dijo: “Valorizar el sacrificio de Cristo, leer mucho la Palabra, orar, congregarme y rendir cuentas”, o sea, eso de renunciar a la vergüenza y rendirse a alguien. Jesucristo describió al pecado como un poder que esclaviza. En Juan 8:34 “Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado”. Pero como marco de este versículo allí en Juan 8 tenemos dos frases extraordinarias. «Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. La Palabra y Jesucristo, que son la verdad, os harán libres. Y en el versículo 36: “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”. En ese mismo contexto, en el versículo 38 todavía añade el poder y la influencia que tiene la cercanía con la fuente de bendición o la fuente de pecado. Allí Jesús decía: “Yo hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro padre”. O sea, la fuente de influencia del Señor era el Padre Celestial. En cambio, la fuente de influencia de esos judíos inconversos era el diablo. De acuerdo con esto era también lo que hablaban, lo que hacían.

Veamos entonces cómo funciona es relacionamiento adecuado. Aparte de renunciar a lo que ya habíamos visto, tiene que haber una excelente relación. En primer lugar, obviamente con el Señor. Hay que creer en Él, hay que permanecer bien cerca de Él. Esto se hace por medio de mucha oración, pidiendo al Señor puntualmente por nuestros puntos débiles, con los cuales continuamente tenemos problemas. Solo velando y orando no caeremos en la tentación. La libertad solo se logra junto al libertador, contando con su poder, con su presencia. Entonces clamemos al Señor las veces que sea necesario. Empecemos el día orando al respecto. Cuando más grande se vuelva nuestro Señor, más chico se hace el problema. Al tener bien presente la obra del Señor, la obra de la cruz, del calvario, su entrega, su victoria sobre Satanás, el infierno, el pecado, la culpa, todo, entonces también nosotros vamos a poder contar con esta victoria. La Palabra. También debemos tener una buena relación con la Palabra. “¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu Palabra”. “En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti” Dice Salmos 119:9 y 11.

¿Cómo venció Jesús la tentación? Diciendo “Escrito está”. Hay que aprender versículos de memoria para que el Espíritu Santo los pueda recordar en el momento apropiado. Hay que recitarlos en voz alta si fuera necesario frente a la fuente de la tentación, o escribirlo, ponerlo en como fondo de pantalla, lo que fuera. Como nuestro tema es la impureza, podría ser justamente el pasaje que estuvimos analizando, Mateo 5:29. Aprenderlo de memoria, recitarlo una y otra vez. O también 1ª Tesalonicenses 4:3 y 7: “pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación; Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación”. 1ª Pedro 1:14-16: “como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo”. Por ejemplo, si en una chica se manifiesta el deseo de ser vista y deseada, y lo canaliza a través de fotos en las redes con fotos o posiciones sugerentes, podríamos también mostrarle que ella podría ser de tropiezo para alguien. Y ahí Romanos 14:13 dice “decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano”. Que asimile que lo que el Señor espera de una mujer piadosa, como dice en 1ª Timoteo 2:9, es que sea decorosa, con pudor, modestia, pero sobre todas las cosas fomentar el valor que ella tiene para Dios, por ejemplo, Salmo 139. Se puede recomendar que aprendan versículos de memoria, que los lean, que los reciten en voz alta. Cuánto más si la tentación se acerca. Ponerlos en lugares estratégicos.

También hay que animar a que se lean buenos libros que tengan que ver con esta realidad. El contacto con hermanos espirituales, de lo cual ya hablamos. Aparte del hermano con el cual uno rinde cuentas, hay que buscar personas que vayan en la misma dirección espiritual. Hay que andar con los espirituales para ser espiritual. También involucrarse en el servicio al Señor. Cuanto más tiempo invirtamos en las cosas del Señor, ¡menos tiempo vamos a tener para el pecado! Pablo decía de aquellos que ve habían convertido de los ídolos “Os convertiste de los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero” (1ª Tesalonicenses 1:9). Tenemos que darles lugar a los pensamientos adecuados. Como vimos, la impureza empieza en los pensamientos. Por lo tanto, Pablo nos muestra el camino para que esta sea una arma espiritual, llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia en Cristo. No le demos lugar a los pensamientos impuros. De ahí es fundamental con qué alimentamos nuestra mente. Hay que hacer una reforma en nuestros pensamientos, y si hubo caída entonces podemos acudir otra vez al Señor. “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad”. Hay que poner en la mente del que siempre es derrotado por el pecado la realidad de la victoria que tiene el creyente en Cristo. “Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo”. Aferrémonos a él, aferrémonos de su victoria, apliquemos nuestra vida, y entonces vamos a tener la victoria. En todas las áreas, frente a cualquier pecado, pero, sobre todo, en nuestro tema, el de la impureza. El Señor nos quiere ayudar en ello. Pongámonos firmes en esta lucha frente al pecado. Amén.

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