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Continuamos hablando con Nadia Escuder sobre su testimonio. A 12 años su padre se fue a Estados Unidos y su madre cayó en depresión, por lo que tuvo que criar a su hermano pequeño. Cuando tenía 17 años, su madre se fue con su hermano a España. Te invitamos a conocer su testimonio de restauración y perdón, en el que Dios la sacó de las drogas, de la amargura y de pensamientos suicidas. Conoce más sobre Nadia y sobre cómo Dios transformó su vida en el programa de hoy.


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EA0927 – Entre Amigas –
Mi familia migró – Parte 2



Entrevista a Nadia Escuder

Victoria: Queridas amigas, es un gusto reencontrarnos con ustedes. Hemos llegado al espacio de la entrevista y nos acompaña nuevamente nuestra amiga Nadia Escuder. Nadia nos ha estado contando de la vivencia que ella ha tenido con padres que tuvieron que migrar del país, y cómo la afectó a ella. Una de las cosas que nos decía Nadia era que el Señor es lo único que llena, más allá de una familia completa y más allá de tener las necesidades cubiertas. Nadia, te damos la bienvenida nuevamente, gracias por seguir con nosotras.

Nadia: Gracias a ustedes.

Victoria: Bueno, habíamos quedado en que tenías 17 años y además de que tu papá se había ido hace unos cuantos años a Estados Unidos, tu mamá se había ido a España con tu hermano más chiquito. Contanos cómo fue tu vida a partir de ese momento, ¿en qué estabas?

Nadia: Bueno, antes de que mamá se fuera yo ya estaba haciendo carnaval y tenía diferentes movidas. Yo trataba de matar mi tiempo con amistades, con bailes, con ensayos, con tablados, eso era mi vida.

Victoria: Les contamos a nuestras amigas que nos escuchan desde otros países, que el carnaval acá en Uruguay dura prácticamente un mes y que participan en distintas categorías y hay diversos tipos de presentaciones, eso es un poco de lo que está hablando Nadia.

Nadia: Sí, y yo cantaba en el carnaval. Era como un hobbie que yo tomaba para distraerme un poco porque me sacaba de mi realidad y era como vivir otra vida, intentaba vivir una vida que sí quería vivir, y que desaparecía cuando volvía a mi casa. Pero bueno, cuando mi mamá se fue yo volvía a casa y no tenía a nadie. Hasta ese momento la persona a la que me había aferrado era mi hermano menor y él ya no estaba más. En ese tiempo estaba muy mal, me comencé a poner muy agresiva con mi familia y tomé la decisión de quitarme la vida. Me acuerdo de que una noche fui a mi cuarto y empecé a romper todo, y en ese momento hablé con Dios como si Él realmente existiera, porqueyo hasta el momento no creía, pero mi abuela me llevaba a la iglesia, me hablaba, así que conocía uno poco. Creo que uno cuando no está cerca de Dios comienza a olvidarse de lo que Él ha hecho en la vida de cada uno. Entonces estaba en mi cuarto, comencé a llorar y comencé a hablar con Dios. Le dije: “Las personas dicen que vos existís. La gente dice que vos existís. Si realmente es así tenés una última oportunidad. Si no, el día de mañana me voy a quitar la vida”. Esas fueron las palabras que yo tuve con Dios esa noche. Me acuerdo de que me acosté a dormir y estaba muy angustiada, había llorado con todo mi ser. Cuando me desperté sentí algo diferente. Tenía la certeza de que alguien me había escuchado por primera vez en mi vida. Muchas veces queremos ver a Dios, queremos ver a Jesús, pero cuando sentimos que hay algo que impacta internamente tu vida, entonces te cambia totalmente. Ese día llamé a mi madrina y le dije que necesitaba que me llevara a la iglesia. Y mi abuela, que siempre me insistía para que fuera a la iglesia y que me acercara a Jesús, quedó impactada. Porque mi abuela me insistía tanto que yo me enojaba, entonces por un tiempo me dejó de hablar y solo oró por mí. La Palabra dice que la oración del justo es respondida, y yo entendí que Dios respondió esas oraciones de las personas que se acordaban de mí cada vez que iban a buscarlo a Él. Así que llamé a mi madrina y empecé a ir a la iglesia con ella, y vos, Victoria, también me llevabas a la iglesia. Para mí fue un choque increíble ese encuentro personal que tuve con Dios. Yo muchas veces le digo a la gente: “sé que podés encontrar a Dios en la iglesia, sé que lo podés encontrar si alguien te evangeliza, pero hay un versículo en la Biblia que dice que cuando vos instruís al niño desde chico en el camino del Señor, siendo grande no se aparte. Por más de que se aleje, vuelve”. El encuentro que yo tuve en ese cuarto fue lo mismo que yo sentí cuando iba de chiquita a la iglesia, fue lo que yo creí cuando era chiquita.

Victoria: Era algo conocido para vos, pero que a raíz de todas las cosas que pasaron te lo habías olvidado.

Nadia: Sí, me lo había olvidado totalmente. Pero ahí entendí que Dios estaba, que siempre estuvo.

Victoria: A lo largo de todo el camino. ´

Nadia: Exactamente.

Victoria: Bueno, ¿qué es lo que pasa con esa Nadia que estaba enojada, que se refugiaba en salir de noche, que se peleaba, que no sabía cómo manejar lo que había sucedido? ¿Cómo empezó a cambiar la figura de tus padres y de tu familia, que aunque toda la situación seguía estando igual que antes, en tu interior algo había cambiado? Contanos un poco acerca de eso.

Nadia: Todo seguía igual, la situación era la misma, pero algo había cambiado dentro de mí. Yo decidí correr el riesgo de saber lo que era, de saber qué estaba pasando ahí. Comencé a ir a la iglesia, a estudiar la Palabra, a involucrarme con la iglesia. Comencé a caminar por procesos dolorosos, pero yo entendía que cada proceso que yo estaba pasando tenía que abrazarlo, que era necesario para que pudiera cambiar totalmente. Uno a veces cree que llegás a la iglesia y es todo matemático, salís restaurado, pero en realidad no es así, todo lleva un proceso. Lo vemos en diferentes personas en la Biblia, todos pasaron por procesos.

Victoria: Y todos vamos a seguir pasando por procesos hasta que el Señor venga.

Nadia: Sí, totalmente. Yo en lo personal tenía odio hacia mi papá, odio hacia mi mamá, bronca hacia mis hermanos porque se habían ido y me habían dejado sola, pero Dios comenzó a hablarme. Comencé a confiar en él, a cambiar, a dar pasos de fe. Al caminar por fe no ves, simplemente es creer. Así comencé a caminar y me empecé a darme cuenta de muchas cosas que estaba haciendo y que estaban erradas. Amigos, pastores, gente cristiana se me empezó a acercar para ayudarme. Lo más impactante era lo que veían las personas de mi vida pasada, porque un día era una chiquilina que gritaba, que era atrevida, que se drogaba, que cantaba para eventos, y de repente me acerco a mis amigos y les digo: “esta vida se terminó para mí, conocí a Jesús y cambió algo dentro de mí. Lo quiero seguir a él, quiero saber qué tiene para mí”. Y todos quedaron impactados, me decían “vos estás loca, ¿Qué te fumaste?” y cosas así. Pero se empezaron a dar cuenta de que algo realmente había cambiado en mí. Siempre comparto que acercarme a Jesús fue la mejor decisión que pude haber tomado en mi vida. Fue lo mejor que hice. Ya no me interesaba cantar en eventos, ya no me interesaba juntarme con esos amigos, ya no me interesaba ir a un baile, ya no me llamaba la atención esa vida. Hasta el día de hoy, no volví jamás a un boliche, no volví a consumir. Fue un cambio total que Jesús hizo en mí, pero yo tuve que poner de mí también. Después comunicarme con mis padres también fue difícil, pero yo tenía que entender que si Dios me había perdonado todo lo que había hecho, ¿cómo no iba a poder perdonar a mis padres? Y ahí también, con el transcurso del tiempo comencé a darme cuenta de que muchas de las cosas que mis padres no me dieron o muchas de las decisiones equivocadas que ellos tomaron no fueron simplemente porque se les dio la gana, sino que fueron circunstancias que ellos pasaron y que tuvieron que tomar decisiones, que tomaron equivocadas, pero que yo no era quién para andar juzgando lo que ellos habían hecho. El tema de la falta de amor como familia también, entendí yo no podía pedir algo de mi padre que él nunca había tenido. No podía pedir amor de mi madre cuando ella no lo tuvo. Entonces Dios empezó a poner en mí una mirada de misericordia hacia mi familia, comenzó a usarme para restaurar a mi familia y para acercarla a Jesús. Hasta mi papá volvió de Estados Unidos, y Dios restauró esa relación después de 11 años. Hoy por hoy me ves con él y pensás que somos mejores amigos, pero en realidad estuvimos muchos años separados. Yo sé que si no fuera por Cristo, esto no estaría sucediendo. Poder perdonar a mi mamá, también, ser de testimonio para mi hermana que hoy está en la iglesia sirviendo conmigo, mis hermanos acercándose también, la verdad es que Dios hizo algo increíble. Es una satisfacción única que solo podemos encontrar en Él, no hay otro camino.

Victoria: Y sin duda Dios estuvo todo el tiempo ahí, fue de repente lo único permanente que hubo en tu vida al haber tantos movimientos.

Nadia: Sí, tal cual, fue así.

Victoria: Nadia, ha sido un gusto hablar contigo. Sin duda que podés ayudar y ser de bendición para muchas personas porque sos un ejemplo en distintas áreas de la vida. Estuvimos hablando del perdón, estuvimos hablando de la familia, estuvimos hablando del cambio que hace el Señor en cada una, así que muchas gracias por compartir tu historia con nosotras y esperamos que el Señor te siga acompañando y que sigas teniendo más historias para contar, para la gloria de Él. Gracias por tomarte este tiempo para estar con nosotras. A ustedes, amigas, las invitamos a que sigan escuchando Entre Amigas y que no se pierdan el próximo programa. ¡Hasta la próxima!

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