La restauracion de Mefiboset
9 septiembre, 2009Milagro del Cielo (2 de 2)
10 septiembre, 2009Título: Milagro del cielo
Autor: David Fernández
NºEA364
Nuestro invitado nos cuenta una muy dura experiencia de su vida y cómo fue que Dios les ayudó a seguir adelante a pesar de todos los problemas y dolores de su vida!
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Receta:rosca de Manzana y pasas
Entrevista con David Fernández
Sandra: amigas que interesante que va a resultar poder conversar con este invitado en este programa. Es muy lindo llegar a este punto de encuentro en el cual desarrollamos la entrevista del día. En esta ocasión recibimos a David Fernández ha sido muy lindo conocerlo a David que está viviendo en España actualmente, lugar donde llega nuestro programa Entre Amigas y un bueno, con su esposa Nancy y su hija Laura. Y qué lindo conocerlo además después de haber sido por unos años misionero, actualmente empresario y conocer de su historia y de su vida, bienvenido a nuestra casa, bienvenido a Entre Amigas.
David: muchas gracias, el que está más que contento soy yo de volver a este mi paisito, donde viví 30 años y un día nos marchamos hace 33 años al exterior. Fuimos primero a España luego estuvimos en Estados Unidos y volvimos a España en el año 1976. Y allí estamos trabajando y sirviendo al Señor.
Sandra: qué lindo. Lindo también escuchar a un uruguayo con acento español y que hable inglés en su casa, todo una complicación de idiomas.
David: es verdad.
Sandra: cuéntame la vida tu familia con una única hija, con laura, se que hay un historia de vida bien importante que podemos compartir con estas mujeres que nos escuchan para ayudar a los demás.
David: como no, nosotros lo casamos en el año 1966, o sea que no soy un niño tampoco todavía un anciano no me siento todavía un anciano pero los años pasan en el 66 casamos y en el año 1900 7913 años después, el médico ginecólogo del esposa nos dijo que estábamos esperando familia. Lo cual sólo creí.
Sandra: qué cosa!
David: porque 13 años sin hijos la verdad que habíamos tirado la toalla en ese aspecto. Lo sentíamos muy bien porque egoístamente como pareja teníamos mucha libertad para estar en la obra del Señor, para viajar para movernos de país en país o donde el Señor nos llamara. Pero el 13 de julio de 1979 en el hospital evangélico de Barcelona nació una bebita de 52 cm de largo y tres kilos y pico de peso. No digo el peso porque a mi hija no le gustaba que lo diga por qué, dice: papá pesarán que soy una gorda. Pero si nació rellenita, grandota, muy guapa, ojos grises azulados preciosa como su mamá y la llamamos Laura Cintia.
Sandra: española entonces ya la etapa en que estaban viviendo en España.
David: absolutamente, si. Ya española o como ahora, sabes en España tenemos un gran problema tenemos muchas nacionalidades. Ahora somos varios países en uno o sea que parece aquello un continente. Se llama España pero cada comunidad autónoma tiene incluso hasta su propio idioma y vivimos en Cataluña, Barcelona que es la capital, y Laura nació allí y por ende es catalana. Un poco de uruguaya también tiene te diré que ella habla más uruguayo queyo. Queyoya me olvidé de la de la «caye» y de todo eso. Y mi hermano me pelea estos meses que he estado aquí y me dice: tú que siempre ha pillado tan rápido los acentos de la gente cómo es que no te quitas ese gallego que tienes de acento, pero no se puede.
Bueno nació esa niña y en ese tiempo empezamos una obra misionera en una ciudad pequeña de Barcelona llamada San joan despi, en las afueras de Barcelona a 10 km del centro. Y así venía, empezaron a venir pues, gente nueva evidentemente, gente se fue convirtiendo y esa se convirtió un matrimonio con cuatro hijos, tres varones y una niñita. La niñita se llamaba Concepción y Conchita como se llama en español el diminutivo de Concepción fue una amiguita de mi hija, aún llevándose cinco años de edad. Pero fue la niña con quien aprendió a hablar, con quien salía, con quien jugaba… pero esa niñita a los 10 años se enfermó de leucemia y para el Lauri eso fue un choque tremendo, que su mejor amiga estaba enfermita y no podía jugar tanto como siempre con ella y pasaba meses ingresado en un hospital y no podía verla y a los 10 años de edad de esa pequeñita, cinco años de edad de la Laurita de mi mano, partió a la presencia del Señor en un hospital infantil que se llama San Juan de Dios, es un hospital católico de una misión india que se llama San Juan de Dios.
Bueno, evidentemente el choque fue enorme para mi hija pequeña, perder su mejor amiga, compañerita de la escuela dominical, etc.
Corría el año 1989 y mi hija tenía 10 años y el 7 de diciembre de 1989 tuvimos que internar a mi hija en el mismo hospital donde ya había fallecido su amiguita y en la misma sala donde ella falleció, a mi hija, nuestra hija, con 10 años y también con leucemia.
Sandra: qué barbaridad. Y cuanta cosa similar que les traía un montón de temores extra que no querrían estar viviendo en ese momento.
David: evidentemente. Éramos un matrimonio de 13 años de casados hasta que 1979 nos vino está gran sorpresa hermosa, regalo del Señor, está preciosa niña y 10 años después nos anunciaban…
Sandra: … este golpe…
David: inesperado, verdad.
Sandra: y me imagino uno se pregunta, ¿por qué y 1000 cosas?
David: ¿te puedo contar todo?, no te lo cuento mejor.
Sandra: mejor David vamos a ir a la música, ¿si le parece?…
David: … como no, y después os digo algo muy importante una palabra que nos dio el Señor, yo voy a leer después esta canción.
Sandra: ¿qué le parece si la leemos ahora y después que volvemos?, a sí nos acordamos bien.
David: perfecto. Jehová en las alturas es más poderoso que el estruendo de las muchas aguas más que las recias ondas del mar. Y esto está en Salmos 93, versículo cuatro.
Sandra: con esta palabra de Dios que está en Salmos entonces no vamos a la música ella venimos.
Sandra: regresamos con un texto de la Biblia que mencionamos antes de ir a la música y estaba en los salmos, y bueno y hablaba del poder de Dios, ¿verdad David? vamos a recordarlo.
David: amén. El Salmo 93, en el versículo cuatro dice la palabra de Dios, Jehová en las alturas es más poderoso que el estruendo de las muchas aguas más que las recias ondas del mar. ¿Y por qué te leíste versículo, este pasaje? porque apenas llegó esta enfermedad lo que tú decías ¿ porque?, ¿por qué pasa que los creyentes que confiamos en el Señor también sufrimos cosas tan dramáticas como una enfermedad de este tipo, hubo el dolor de una separación, o la angustia de un quebranto económico, porque? bueno más bien aunque nuestra pregunta era por qué, y el Señor nos habló de muchas formas, nuestra máxima preocupación era, ¿para que?, ¿para qué ocurre esto?. Y la verdad que este versículo nos trajo un rayo de esperanza. Porque cuando hay una crisis de este tipo ya sea una crisis familiar, de pareja, una crisis familiar por causa de enfermedad, una crisis económica, una crisis de que nuestros hijos en cualquier momento están expuestos de meterse en la droga, meterse a la delincuencia, meterse en tantas cosas. Necesitamos luz, porque de pronto hay un apagón, y quedamos a oscuras y no sabemos qué hacer, no sabemos a dónde ir.
Sandra: claro uno no sabe para dónde caminar, qué actitud tomar dónde está el peligro.
David: claro, estás en un callejón, que te sientes triste, agobiado, preocupado y además muy, muy, muy angustiado, terriblemente angustiado.
Sandra:y además cuando se trata de un hijo, parece que uno hasta daría la vida para que mejore.
David: y que uno dice, yo tengo todo, yo ya he vivido muchos años, ¿me entiendes?. Pero un chico de 10 años, una chica de 10 años en la plenitud de su esperanza, que todavía no tienen ilusiones de formar una familia, está disfrutando de su niñez, jugando con muñecas, o con cochecitos o con ahora, en Internet y todo ese tipo de cosas y los juegos. Pero de pronto, la muerte por enfermedad llega. Y será casi siempre como llega también la noche sin avisar. De pronto vienen nubes y se cerró todo. Y se puso oscuro el día y lo que era luz, se quedó en tinieblas. Y ahí el Señor nos dijo, hay mucho ruido, muchas voces que te vienen a la mente, mucho ruido emocional, Jehová las alturas es más poderoso que el estruendo de las muchas aguas, no temas. Es como levantar una bandera, él está allí, el es el muro de contención, el es nuestra roca. Pero te diré que muy difícil de ponerlo en práctica. Nosotros como misioneros por supuesto y creyentes de muchos años antes de ser misioneros, conocíamos la palabra de Dios y al Dios de la palabra. Pero no sabíamos qué iba a hacer. Nosotros sabemos; sabíamos que Dios puede, que Dios puede.
Sandra: el tema es si quiere, ¿no?
David: ahí está la pregunta, ahí está la pregunta. ¿ Querrá Dios?. Y como padres cuando el doctor Ilia, oncólogo, hematólogo, nos dijo: bueno papa han pasado cinco años de la muerte de aquella niña de tu Iglesia, y cinco años en medicina no son en vano, se avanza. Pero te ha tocado a ti ahora, ahora pastor te toca a ti. Qué le vas a decir a tu hija, yo si quieres le miento. Pero yo esa mentira la tengo que aguantar nada más que dos o tres años y luego yo a tu hija no la veré más. Y si quieres le dices que es cualquier otra enfermedad, lo que tú quieras. Ello le dije mira primero que también en parte soy profesional de la medicina, soy ATS, soy instrumentista quirúrgico, y ella sabe que no la puedo engañar, y que no la quiero engañar. Y sobre todo a las cosas sobre creyente evangélico y cristiano convencido y convertido por Dios y nunca le he mentido a mi hija y no le voy a mentir en esta ocasión. Y en esa disyuntiva me fui a verla a la sala, y mi hija la primera pregunta que me hizo fue cuando yo entré a la sala, donde regresaron que te he dicho en la misma sala donde aquella niña pasó la presencia del Señor de mi mano, leyéndole el salmo 23, me encontré a mi ingresada, lo primero que me pregunto es: ¿papa como se llama la enfermedad de los leucocitos?
Sandra: los niños son mucho más perceptivos de lo que uno es a veces.
David: ya estaba estudiando, ya estaba en cuarto año de colegio, y habían estado estudiando el sistema circulatorio, y sabía lo que son los leucocitos, y sabía lo que son los glóbulos rojos y que hace uno, y que hace otro. Y le digo hay muchas enfermedades de los leucocitos, y ella me dice: no, no, no papa de la que murió Conchita. Y yo le digo leucemia, y ella dice: eso es lo que tengo yo. Yo tengo leucemia y me dice: no te asustes yo voy a seguir adelante. Y la verdad que cuándo llega eso, ¿qué dices?
Sandra: es interesantísimo porque el mismo Señor Jesucristo puso esos niños con la sencillez, creen así muy espontáneamente y con toda su confianza puesta en Dios, y de esa manera tenemos que creer. Así lo dijo Jesús.
David: así. A menos que seáis como niños, no podéis entrar en el reino de los cielos.
Sandra: queda me imagino mucho por contar, ¿verdad David?
David: bastante.
Sandra: bastante, así que vamos a las amigas a que nos acompañen el próximo programa, queda ahora terminar este tiempo con las amigas, pero te vamos a invitar a volver, si te sentiste cómodo vas a volver.
David: a me sentí muy cómodo, entre las mujeres yo me siento muy cómodo.
Sandra: ¿somos charlatanas no?
David: sí, y yo también.
Sandra: no gusta conversar. Muy bien, queremos saber cómo sigue esto porque me parece que ese texto del Salmo 93 ¿se va a cumplir no?, seguramente porque Dios es poderoso y muchas veces se ve cumplir esto en cosas prácticas como estos anhelos del corazón, que un hijo se sane, o que algo se solucione, o que Dios conceda esos deseos del corazón.
David: amén.