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4 mayo, 2024La Dra. Magdalena Hermida, autora del libro Miradas de mujer, nos acompaña en esta ocasión para reflexionar acerca del valor de la mujer en la sociedad, así como en la Iglesia, y cómo llevar las enseñanzas bíblicas respecto a la mujer a los tiempos en los que vivimos hoy en día.
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EA 1174 – Entre Amigas –
Miradas de mujer
Entrevista a Magdalena Hermida
Victoria: ¡Bienvenidas, amigas! En los próximos minutos vamos a conversar con Magdalena Hermida a propósito de su libro Miradas de mujer. Magdalena, es un gusto recibirte en el programa y gracias por estar con nosotras. ¿Cómo estás? Bienvenida.
Magdalena: Bueno, muchas gracias por la invitación, Victoria. Estamos bien.
Victoria: Me alegro mucho. Magdalena vive en San José, que es un departamento uruguayo, es médica de familia y se ha dedicado a compartir lo que la Biblia dice acerca del valor de la mujer. Así que Magdalena, sobre ello vamos a estar conversando en los próximos minutos. Me decías que sos médica de familia, que estás en una etapa en la que te has retirado ya y por eso te has podido dedicar a estudiar otros temas. Así que te has dedicado a indagar respecto al valor de la mujer, específicamente a la luz de la Palabra. ¿Qué serían los primeros apuntes que me harías respecto a cómo se ha visto y cómo se ve ahora la mujer? Quizás es un poco amplia la pregunta, no sé si podés resumirla, pero en general, ¿qué podríamos decir respecto a lo que ha significado la mujer a lo largo de la historia y cómo se ve hoy en día?
Magdalena: A lo largo de la historia la mujer siempre ha sufrido. Antes de Jesús, en el imperio Romano y en el Greco romano era un material de segunda, servía para madre o para esclava, pero nada más. Y esa era la mentalidad griega, ese es el lugar que tenía la mujer. Y aun contemporáneo a esos valores, dentro de la cultura judía, si bien estaba relegada en muchos aspectos, estaba protegida, porque la cultura helenística, por ejemplo, permitía el infanticidio, o sea, cuando nacía una niña tenían total libertad de matarla, como a los enfermos, era legal. Eso no ocurría ya con los judíos, donde el infanticidio, el aborto, eran considerados pecados o faltas graves y estaban penados por la ley. Cuando viene Cristo, él levanta a la mujer a un nivel de igualdad, asumiendo que muchas de ellas eran discípulas, no solo seguidoras, sino discípulas: María de Betania, Marta, María de Magdala, ellas no estaban en un rol solo de seguidoras sino de discípulas recibiendo la enseñanzas, las revelaciones y los misterios. Es más, el evangelio de Juan constata que el primer evangelista de la historia fue una mujer de dudosa reputación.
Y Jesús dice que era necesario que pasara por allí. Fue la primer mujer que recibió la revelación de quién era Cristo. Luego, toda la cultura que viene después, la iglesia fue invadida nuevamente por el mundo y hasta el tiempo de la reforma la mujer no vuelve a ocupar ese lugar que le corresponde. Muy lentamente, todavía lo está escalando. Hoy en día se nos han reconocido derechos, pero igual y aún en nuestro país, Uruguay, en lo laboral todavía hay muchas diferencias entre varón y mujer. En determinadas carreras, a la aspiración de llegar a una jefatura, si hay un varón siempre va a ir adelante. Está adelante. En determinadas orientaciones, claro. Hoy por hoy hay una corriente que también destruye el lugar que Dios le da a la mujer, levantándolo en un extremismo, en un feminismo extremo, a que la familia es opresora, la Iglesia es opresora, el hombre es opresor y la mujer está por encima de todo. Eso tampoco es la figura y el plan de Dios en Génesis, de cuando la creó. Y de eso trata el primer capítulo del libro.
Victoria: Sobre eso quería preguntar, respecto al libro que se llama Miradas de mujer, y bueno, quería pedirte que nos contaras un poco de qué trata el libro, cuál ha sido tu experiencia al analizar diferentes aspectos de la vida, que como vos bien lo decías, ya el Señor Jesús de alguna manera le ponía a la mujer el valor que le correspondía, más allá de los prejuicios de la época, que todavía algunos persisten y de ello vamos a hablar más adelante, pero ¿qué nos podemos encontrar en el libro respecto a ese valorar de la mujer que quizás el feminismo lo lleva al extremo al punto de querer destruir en algunos casos, en los más radicales, destruir la familia.
Magdalena: Claro, porque el feminismo ha sido muy bueno en muchos aspectos a lo largo de la historia. El tema es el feminismo radical, que no está bueno porque no es el plan de Dios tampoco. Bueno, para contarte del libro tengo que empezar por contarte acerca de mí. Yo soy médica y hace más de 40 años que camino con el Señor. Cuando comencé a conocer de Él me enamoré de la Palabra de Dios, es un placer estar con el Señor a través de su Palabra revelada. Y siempre tuve una tendencia, a lo largo del tiempo, de ir viendo a mujeres en la Biblia. Cuando llego a mis sesenta y pico de años tengo una enseñanza de casi 30 años de estudiar la Palabra y conceptos bien formados en cuanto a determinadas situaciones, mujeres, etcétera. Y siempre tuve esa inquietud en cuanto a escribir o no un libro.
Yo escribí un libro previo, fruto de la pandemia, que es más bien poético. Pero tenía pendiente el escribir un libro como este. En un viaje a Perú, al ver la situación de la mujer peruana, volví totalmente motivada y me senté a escribir este libro, que primero surgió como cartas a estas mujeres y luego me sugirieron que lo haga de una manera más accesible, entonces me surgió la idea de 4 amigas contemporáneas, una médica, una asistente social, una maestra y una administrativa, que de alguna manera son amigas, que está ese vínculo contenedor entre ellas, y que ante distintas problemáticas de la vida, que son las problemáticas que una vivió y enfrentó en su profesión, tales como abuso sexual infantil, como la violencia contra la mujer, como empieza un 8 de marzo buscando el valor en Eva, en la creación, ellas buscan respuestas de Dios a través de estas mujeres, pero van a la Palabra y encuentran revelado en la experiencia, en la vida de estas mujeres, el propósito de Dios y la persona de Dios. Porque somos imagen de Dios, y van surgiendo, a través de esa imagen de Dios revelada, o a través de qué tanto se destruye la imagen de Dios por la sociedad contemporánea, la persona de Dios, su propósito, sus advertencias.
No podemos decir nunca que Dios es un Dios patriarcal y que asume la violencia o el dominio masculino porque tenemos ejemplos detallados de lo que es un abuso sexual en la historia de Tamar, la hija de David, de cómo eso repercute en el otro hermano, en Absalón, de cómo destruye una familia. El que quiera leer, puede hacerlo y está bien advertido de las consecuencias. Todo lo que hoy se está descubriendo está escrito ahí. La violencia contra la mujer, la mujer del levita, inserta en el libro de Jueces, un libro que detalla la decadencia espiritual de la nación, y cuando llega la máxima decadencia ocurre este atentado contra la mujer. Y está tan bien descrito todo el perfil del abusador, el encanto, está perfecto. O sea, Dios a través de la Palabra advirtió, está claro. Hay que buscarlo, pero está clarísimo.
Victoria: Claro, es muy interesante lo que vos decís, porque por ahí da la sensación de que hay cosas que recién se van descubriendo cuando, como vos señalás, la Biblia hace mucho lo advirtió. Pasa que a veces necesitamos a personas como vos que nos introduzcan a analizar esos elementos que por ahí nos cuesta un poco descubrir, o no nos tomamos el tiempo para analizarlos. Hablabas de abuso sexual, ¿qué otras cosas se pueden observar?
Magdalena: Suicidio, también, en una situación bien clave que pasa, un adolescente se suicida, se llama al equipo de salud y se entabla entre parte del equipo de salud y una de las amigas, la maestra, un diálogo de cómo van a trabajar, de si los cristianos se suicidan o no, se trae a la luz de la Palabra la integridad del ser, posturas bíblicas y claras para arrancar a trabajar desde la realidad, no desde un espiritualismo que no sirve, que no es respuesta. Por ejemplo, nosotros siempre tomamos, cuando Dios le dice a la serpiente “Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la de ella; su simiente te aplastará la cabeza, pero tú le herirás el talón”, siempre lo asumimos a Cristo.
Pero si vamos al contexto bíblico, inmediatamente después de la maldición, Eva pierde a sus dos hijos. A uno lo mata el hermano y a Caín lo pierde porque no lo ve nunca más. ¿Eso acaso no fue un manejo del enemigo para destruir la simiente de la mujer? Y luego se levanta otro hijo, en cuya descendencia se empieza a invocar el nombre de Dios, entonces yo creo que la mujer, y es lo que estoy entendiendo en este tiempo de Dios, la descendencia y su simiente son enemigos acérrimos de satanás porque de ellos se van a levantar aquellos que invoquen a Dios y que traigan el cambio.
Y por eso en estos tiempos estamos viviendo esta decadencia, la mujer está siendo atacada y la niñez está siendo destrozada, en muchísimos aspectos.
Victoria: Es muy cierto lo que decís, sí.
Magdalena: Y eso no tiene vuelta. Es así. Entonces mi motivación a través del libro es que la mujer pueda entender su postura, su posición, empoderarse de los valores de Dios, y salir adelante. Porque es de ella de quien descenderán las próximas generaciones de las cuales se puede levantar un movimiento de avivamiento, de invocar a Dios.
Victoria: Magdalena, ¿la iglesia puede llegar a cometer algún tipo de presión u opresión sobre las mujeres cuando hay conceptos que están mal entendidos?
Magdalena: Totalmente. Una de las cosas que se discute en el libro, es que realmente, acá en Uruguay hemos dado algunos pasos, no todos, pero si vas a países como Perú o te adentrás un poco más en Latinoamérica, el concepto que toman de Pablo es que la mujer se tiene que someter al marido, entonces si usted se casó, se embroma. Tiene que estar sometida, tiene que aguantar, no se va a divorciar pase lo que pase. Pero si leemos el contexto, mientras que a la mujer le manda a someterse al marido, y la palabra sometimiento en griego es una palabra de igualdad, o sea, están a la misma altura, da esa impresión de igualdad, y al varón lo manda a amar a la mujer como a sí mismo. Le manda ministrarla, le manda cuidarla como su propio cuerpo. Cuatro veces menciona el amar, en distintas formas y manifestaciones. Entonces hay muchas doctrinas mal entendidas, mal tomadas, y que como único objetivo tienen la destrucción de la mujer en la familia.
Victoria: Hablabas de Perú, y quería saber un poquito cómo fue esa experiencia, en qué etapa fuiste, si fue muy largo el período de tiempo que estuviste por allí y cuál fue esa experiencia, ¿qué sacaste de eso?
Magdalena: En realidad a Perú fui hace un poco más de un año, con unos hermanos que son misioneros peruanos que me integraron en su viaje, en su visita a la familia. Ellos estuvieron más tiempo, yo estuve solo 15 días, pero al estar integrada en un viaje misionero conocés muchas iglesias.
La experiencia fue ver la situación de la mujer en las iglesias, ver una generación de mi edad de mujeres super trabajadoras, pero la mujer peruana de mi generación y la próxima sufre mucha violencia de género, el esposo es flojo, el esposo no trabaja, pero tiene que seguir con él, saca adelante a la familia, cría a sus hijos y se repiten los ciclos en la próxima generación. Por más de que estén dentro de la iglesia. El ciclo se repite. Y la iglesia tiene pocos recursos para apoyarlas. Me sorprendió el tema de que Perú es un país cristianizado, yo veía muchos comercios en Trujillo con nombres bíblicos, por ejemplo. Fuimos a un pequeño puerto artesanal y casi todas las embarcaciones tenían nombres “cristianos”.
Vos podés hablar con libertad de Dios, y podés hablar con libertad, cuando hablas de abuso, por ejemplo, podés incluir en una charla secular el conflicto de identidad de género como una consecuencia del abuso sexual, mientras que en Uruguay no lo podés hacer, porque estarías estigmatizando a la población, para la cual eso es totalmente normal. Pero por supuesto, yo como médica digo que el abuso sexual deja una herida y un trauma importante. Crea una confusión de género y la persona puede adoptar ese género. Pero más allá de eso, si no tratás el trauma, porque es normal la manifestación del trauma, la persona va a seguir con todas las otras consecuencias, con el estrés postraumático, con la depresión, con la angustia, con los intentos de suicidio, etcétera. Es una trampa esto. Para mi es una trampa para poder tratar a la persona.
Victoria: Magdalena, me imagino que tu profesión como médica familiar te ha permitido relacionarte con situaciones en las que tu puedas comprobar de primera mano las situaciones de las mujeres, seguramente se te vienen a la mente un montón de experiencias, pero sin darme detalles, porque obviamente respetás la privacidad de tus pacientes, ¿cómo ha sido en todos estos años tus consultas y trato con pacientes respecto a la situación en la que se encuentra la mujer en relación a la violencia de género, violencia doméstica, abuso sexual?
Magdalena: Yo lo que más rescato es que hay un grupo de mujeres que tienen, innatamente, mucha resiliencia, y salen de esas situaciones, y a otras hay que apoyarlas y ayudarlas. Pero lo que sí, a lo largo de los treinta y pico de años que ejercí la medicina, entiendo que la resiliencia y estimular los factores de resiliencia es una gran respuesta. En este momento se me vienen mil ejemplos, pero sé que la mujer es muy fuerte, tiene para salir adelante, y a las que no tienen es posible con un acompañamiento y con un estímulo. Lo que pasa es que el abuso constante y la violencia que recibe la mujer a veces termina patologizándola, enfermándola realmente.
Y me pasa ahora que se ha sumado a todo esto el consumo de sustancias estimulantes, drogas, y muchas veces el primer recurso, tanto en la adolescencia como en la juventud es escapar a través de la adicción y el consumo problemático de sustancias. Y eso trae consecuencias en el cerebro y trae una disminución cerebral de la capacidad de reaccionar. Aun así, la plasticidad del cerebro nos permite plantear que con estímulos suficientes es posible salir adelante.
Victoria: Cuando escribís, ¿en qué tipo de mujeres pensás? ¿En todas? ¿En las que han sobrevivido circunstancias difíciles? ¿En quiénes pensás?
Magdalena: O sea, las 4 mujeres que se reúnen para conversar y para desentrañar la Palabra son mujeres que no viven situaciones tan difíciles en su familia, aunque una está separada y sola con sus dos hijos, no se relata mucho de su vida personal, pero sí se encara la vida personal y las cosas que van surgiendo. Por ejemplo, cómo la maestra recibe y relata el tema del abuso sexual a uno de sus alumnos, como se mueve el sistema, como lo siente ella y cómo lo siente la niña, los errores del sistema que a los técnicos nos matan, las demoras, las burocracias, todo eso. Entonces lo van relatando desde la perspectiva del otro. Porque yo no pretendo hacer una novela sobre la vida de estas cuatro mujeres. Mi propósito es traer la Biblia y sus respuestas a la actualidad. Estas mujeres son como los disparadores que me permiten hacerlo y que me permiten meter un pensamiento o cuestionamiento contemporáneo. Porque en un diálogo entre dos o tres es mucho más sencillo que en un monólogo o un estudio. Mi interés no era escribir una novela. Mi interés era la Palabra de Dios.
Victoria: Y, Magdalena, el libro, no sé si es de alcance más bien departamental, de alcance metropolitano o cómo es. La idea era conocer el libro más allá de que en este momento quizás acercarlo a las personas puede ser un poco más difícil porque uno tiene que contar con recursos. ¿No sé si lo estás distribuyendo? ¿O si se puede encontrar en internet?
Magdalena: En Montevideo está distribuido en Casa de oración, en Víctor Haedo 1987, esquina Arenal Grande, porque no le he presentado a otras librerías. Tengo que ir a otras librerías cristianas. Pero por internet se complica porque al no tener una cuenta ni en estados unidos, ni en España ni en México, no puedo acceder a una cuenta de Amazon. Entonces estoy averiguando cómo poder hacerlo, porque yo quiero subirlo para distribuirlo en el sentido de distribuir lo que yo siento que Dios me está diciendo que haga en este tiempo. Pero por ahora no puedo ponerlo en internet porque no puedo subirlo a Amazon. Yo ya tengo la versión en PDF para subir, pero bueno, estoy trancada en ese sentido.
Victoria: Bueno, esperemos que se pueda, porque como decís vos, la vorágine de la tecnología nos ofrece muchas opciones para poder hacer accesible este trabajo al que le has dedicado mucho tiempo y que seguramente va a ser de ayuda para muchas mujeres. ¿Qué le dirías a las mujeres que te están escuchando y que están atravesando una situación difícil, ya sea de abuso, de violencia, o simplemente una situación de estancamiento por sentirse que no son suficientes o que no van a poder? A esa mujer que en su situación siente que no tiene las fuerzas para salir adelante, ¿qué le dirías, Magdalena?
Magdalena: Yo creo que uno de los grandes elementos que nos ayudan es poner en palabras lo que nos está pasando y buscar ayuda. No tener miedo si hemos sufrido abuso. No es nuestra culpa. Es la culpa, en los temas de abuso, lo que nos ata. El violento también, así como el abusador, nos inculca y mete en nuestra cabeza que la situación es nuestra culpa y eso es una mentira. Es una mentira. Somos valiosas, tenemos posibilidades y muchas veces necesitamos ayuda de otra mirada que nos permita ver nuestras posibilidades y recursos. Entonces, si estás metida en esas ideas, no te quedes ahí. Da un paso y buscá ayuda en alguien confiable, alguien que te pueda estimular, que pueda ser tu tutor, el tutor de tu resiliencia para poder salir de esa situación. La mujer es valiosa.
La mujer refleja parte de la imagen de Dios, esa parte que vemos en la parábola del hijo pródigo. Cuando Jesús presenta ese padre que sale corriendo a buscar al hijo, no tiene nada que ver con un padre del primer siglo. Jamás lo hubiera hecho. Ese padre que está representando a Dios tiene todas las características de una madre. Porque Dios puede amar como padre y como madre, porque se refleja en el hombre y en la mujer con distintas formas y características, porque la imagen de Dios está en la mujer, el potencial de salir adelante está en la mujer, en esa imagen, y más si conoce a Cristo. Buscar ayuda no es de cobarde, es de valientes. Romper el silencio es de valientes. Si no te animás sola, buscá ayuda, ayuda profesional o de una persona que vos sepas que es madura, que es buen consejero o consejera, que es solidaria y que te va a recibir y entender.
Victoria: Te quiero agradecer muchísimo por el tiempo que has tenido con nosotras en Entre Amigas, Magdalena, por hablarnos abiertamente de tu libro y agradecerte por este tipo de trabajo que sin duda que nos ayuda a todas a echar luz sobre estos temas. Sin dudas que ha sido muy valioso para nosotras poder haber conversado y conocido un poco acerca de su trabajo.
Magdalena: Muchísimas gracias, Victoria, por la oportunidad, y saludos a todas las mujeres que nos están oyendo.
Victoria: Gracias, amigas por acompañarnos.