Mujeres con propósito

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Mujeres con propósito es un ministerio dedicado a compartir un tiempo de refrigerio entre mujeres de diferentes edades, centrado en lo que dice la Palabra en cuanto a nuestro propósito. No te pierdas de conocer lo que Silvia Lavie ha aprendido en 15 años de servicio en este ministerio.


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EA 1172 – Entre Amigas –
Mujeres con propósito



Entrevista a Silvia Lavie

Victoria: Es un placer recibir en Entre Amigas a Silvia Lavie para conversar con ella acerca del ministerio Mujeres con Propósito que lleva adelante en su iglesia. Silvia, gracias por estar con nosotras. ¿Cómo estás? Bienvenida.

Silvia: Hola, muchas gracias, el gusto es mío. Gracias por la invitación, por este espacio. Me gusta mucho “entre amigas”.

Victoria: Es muy, como íntimo.

Silvia: Exactamente.

Victoria: Silvia está casada con Miguel Peirano, a quien tuvimos acá hace un tiempo, exfutbolista y director técnico, con quien tienen dos hijas y dos nietas, ¿verdad?

Silvia: Exacto, dos nietas yo, dos hijas más él.

Victoria: Bien, y antes de conocer el ministerio que llevás adelante quería hacer un paréntesis, porque no hablamos a menudo con esposas de futbolistas y al menos a mí me genera curiosidad saber acerca de lo que implica tener que estar rotando, dependiendo de dónde a tu esposo le toque jugar, o cosas así. no sé si nos podés dar un breve pantallazo de cómo es esa dinámica.

Silvia: Bueno, sí. Así como tú decís, me enseñó a preparar maletas, a correr, a ser media nómada, pero la verdad fue muy lindo poder acompañarlo. A veces entiendo a esas esposas que están allí en el estadio que no saben que son las esposas, como nos pasaba a nosotras con nuestras hijas, y cuando algo no salía bien, que le gritaban y le decían todo lo que se dice en un estadio, y nuestras hijas estaban ahí, y no es fácil. No era fácil. Pero bueno, lo sobrellevábamos. Cuando va todo bien mucha gente espera afuera, cuando va todo mal, estás solo. Así que es importante el rol de la esposa, de la familia para acompañar y sustentar esa situación. Pero bueno, fue lo que nos tocó a nosotros, es su profesión. A veces es algo muy mediático, entonces es lo que uno vive.

Conocimos países, eso fue lo lindo, conocimos idiomas, el griego mi esposo lo sigue manteniendo bien, y nos quedan esos lindos recuerdos. En mi caso ya desde ahí yo conocí al Señor, entonces era nuestro respaldo, era aquel que en medio de aquello miraba los cielos diciendo de dónde vendrá mi socorro, como dice la Palabra. Él aún no conocía al Señor y tomó un versículo “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, que es uno de sus, ahora, tantos versículos lema, porque no es todo color de rosa. Y más cuando no estás en tu país, no tenés a tu gente, ni te digo aquellos que les toca estar cuando el idioma no es ni siquiera el tuyo. Pero fue una linda experiencia. En el caso nuestro forjó más nuestra pareja, la forjó mucho más, porque nos teníamos el uno al otro.

Victoria: Muy bien Silvia, muchas gracias por contarnos eso porque yo particularmente tenía la curiosidad, porque además siempre vemos al futbolista pero uno se pregunta a veces por la familia, más allá de lo que puede significar el ir de un equipo al otro, también puede significar todo un esfuerzo, cambios de escuela, de amigos, de vecinos, de un montón de cosas que, dependiendo de dónde sea el contrato uno tiene que mudarse y a partir de allí forjar su vida por ese tiempo que dura el contrato.

Ahora sí, vamos a hablar del ministerio Mujeres con Propósito. ¿Cómo surge? ¿Desde hace cuánto tiempo lo llevan adelante? ¿Qué tipo de actividades realizan? Contame un poco.

Silvia: Bueno, el ministerio surge por la inquietud que teníamos de poder llegar a mujeres. Más o menos hace 15 años que está el ministerio. Nosotros somos una iglesia pequeña en formación, nuestros pastores son misioneros, las mujeres a veces ven la iglesia y dicen “ay, no, una iglesia”, pero lo nuestro es como charla entre amigas, tenemos un tiempo para mujeres, que es tan necesario. Estamos tan avocadas a atender a la familia, hoy en día la mujer no solamente atiende su hogar, sino que atiende su trabajo también, entonces a veces no nos damos un tiempo. Buscamos eso, tener un tiempo para nosotras, un refrigerio, el charlar entre amigas, el contarnos las cosas que nos surgen a las mujeres. Y siempre teniendo una reflexión de que en la Palabra de Dios tenemos eso que calma, eso que ayuda, además, al tratar entre mujeres, a veces pensamos que lo que estamos viviendo solo nos pasa a nosotras, entonces al escuchar a otras no nos sentimos tan mal, nos ayuda a ver que no estamos solas.

Y bueno, surge con el fin de ayudarnos entre nosotras basadas en lo que la Palabra de Dios tiene para cada una de nosotras. Hay un pasaje que es casi lema nuestro que es de donde surge también el ministerio: “Los planes de Dios son buenos” dice en Jeremías que sus planes son de bendición. “Pues yo sé los planes que tengo para ustedes—dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza”. Por eso es que queremos conocer sus propósitos, sus planes para nuestra vida, para ayudarnos en esta trayectoria y ayudar a otras mujeres.

Victoria: ¿De qué edades más o menos son las mujeres que integran el grupo?

Silvia: Bueno, rondan desde los 30 para adelante.

Victoria: ¿Y son muy diferentes las situaciones que comparten, los temas, las inquietudes? Porque no me imagino que por ahí sean las mismas preocupaciones de una muchacha de 30 que de una señora llegando a los 70. ¿O hay coincidencias?

Silvia: No, como tú decís, son muy diferentes. Está aquella que está por formar su hogar y todo es más caos que las que ya medio lo tenemos formado, tenemos las mujeres que van solas a la iglesia y que su familia no es cristiana. Tenemos una generación, aquellas que tenemos nietos, una generación tan cambiante, que cosas que decíamos que no a nuestros hijos hoy ya es como romper una estructura muy dura para decirle no a nuestros nietos y ganarlos. Entonces otro de los lemas que tenemos, y lo tenemos escrito en la iglesia, es que nosotros conocemos a un Dios de amor, de perdón y de aceptación. Quizás hay personas que están muy encerradas, muy estructuradas y que entonces no perdonan, no aceptan, y Dios a nosotras nos aceptó como llegamos. Quizás no con las mismas situaciones que hoy en día se están viendo, pero nos aceptó, nos perdonó y nos amó. Entonces es lo que nos enseñó a nosotros y es lo que tratamos de llevar. Porque está complicada la situación hoy en día.

Victoria: ¿En qué sentido?

Silvia: Está complicada porque ya no son los mismos valores que antes. Pero es algo que pasa en todas las generaciones, las cosas van cambiando y necesitamos nutrirnos de la Palabra. Pero ante todo hay algo, que es que doy gracias a Dios por la vida de mis pastores, que nos han enseñado que Dios es un Dios de amor, y que el amor cubre multitud de faltas. No es lo mismo rezongar o corregir con una vara cortante que pedirle a Dios la gracia y la sabiduría para ir haciéndolo en amor.

Victoria: ¿Pensás que se han corrido un poco los límites hoy en día, que hoy se permiten más cosas? ¿O las formas de disciplina?

Silvia: Sí. Yo tenía una amiga de mi generación que el castigo era que le ponían maíz y ella se arrodillaba en el maíz. Eso lo vivimos, quizás algunas de mi generación me están escuchando y saben lo que es eso. Ahora ya eso creo que no existe más, por lo menos en mi familia no existe más. Pero sí lo viví en mi generación. Pero bueno, mismo ya lo está diciendo la prensa, todo, los padres no pueden corregir porque los hijos van y acusan a los padres de que están abusando en la corrección, entonces los padres están limitados.

Entonces sí, los límites se han perdido, y es bueno poner límites. Los límites te dan seguridad. Es como si fueras por un puente con agua abajo. En mi caso, si yo no tengo una baranda o un límite, siento que me puedo caer. Y con límites, me siento segura. Entonces a veces pensamos “ah, si no corrijo soy más buena”. No. Si tú ponés límites, el niño va creciendo más seguro. A veces piden a gritos que le pongas límites. Yo que tengo una nieta adolescente, converso mucho con ella y me dice “abu, me gusta que me lo digas, porque siento que te importa. Si no me dijeras nada es como que te da lo mismo lo que yo haga”, porque siempre le digo que lo que le digo es porque la amo, y veo que lo que está haciendo no se va a servir, no le va a ayudar. Entonces es importante poner límites.

Victoria: Volviendo un poco al trabajo que ustedes realizan con mujeres, yo te preguntaba por la diferencia de edades y la diferencia de inquietudes y diferentes problemáticas, pero quizás hay algunas cosas en las cuales coinciden, porque creo yo que tanto madres como jóvenes, como abuelas, están muy exigidas por la cantidad de actividades que se generan hoy en día. Estamos viendo mucho a las abuelas que son cuidadoras de sus nietos porque sus padres tienen que trabajar, entonces quizás las actividades extra de hoy en día están generando mucho estrés en la familia.

Silvia: Totalmente, un poco por lo que te decía antes. Yo vi a mi abuela, que solo era ama de casa. No salía a trabajar porque en ese momento la mujer no salía a trabajar. Después lo vi en mi mamá, mi mamá sí salió a trabajar porque necesitó. Antes no, la mujer estaba en la casa. Ahora, las abuelas estamos en la casa, salimos a trabajar y también somos niñeras, como tu decís, con mucho gusto. Y a veces querés cumplir con todas las tareas, querés hacerlo todo perfecto, llega cierta edad que lo que hacías en 10 minutos ahora te lleva media hora, entonces ya no te da el tiempo para tanto. Y las mujeres tendemos a compararnos, ver cómo hace todo aquella, cómo le da tiempo para todo, aún para sentarse y leer, o lo que sea. Pero claro, los tiempos no dan. Estamos viviendo un tiempo de microondas, parece que los tiempos antes rendían más.

Victoria: Hay quienes dicen que nos añadimos muchas actividades hoy en día.

Silvia: También eso. Sí. Hoy el estrés es una palabra que se está utilizando muchísimo.

Victoria: Y no es un tema de algunas generaciones, sino que ya los niños muchas veces están con algún nivel de estrés.

Silvia: Cuando yo comencé a trabajar jamás escuché que certificaran por estrés. Ahora que estuve hasta hace un tiempo encargada de personal, se nos certificaban por estrés. ¡Y yo no entendía nada! Pero es muy común ahora. Y otra cosa que se está poniendo muy común es la depresión. He tenido gente certificada por depresión, que en el momento de trabajo no lo notabas, pero que vivía un estado depresivo. Y te hablo de chicas jóvenes, menores de 30 años, con estados depresivos.

Victoria: Quería volver un poco a la actividad que ustedes realizan, sin dejar de lado estos temas, porque vos me señalabas que este año van a tratar un tema sumamente importante, como lo es la violencia de la mujer.

Silvia: Sí, está en nuestra meta tratar ese tema. Nos vamos a basar en la Biblia, pero también vamos a buscar ayuda profesional, porque por algo Dios puso a los profesionales. Hay gente que no está de acuerdo, y por supuesto que la Biblia que tiene respuestas, por supuesto que podemos pedir sabiduría y Dios nos la da, en abundancia, para cada situación. Pero también están aquellas personas que se han preparado, que han estudiado. Gracias a Dios tenemos varias mujeres cristianas profesionales que llevan el tema mejor de lo que lo podemos llevar nosotras. A veces piensan que la mujer está cerrada a la iglesia y nada más que la iglesia, pero no. Vivimos en un mundo. Tenemos que salir de la burbuja. Si queremos conquistar, si queremos ganar a otras mujeres, tenemos que tener empatía con lo que están atravesando.

Quizás no lo estoy atravesando yo, pero que el Señor nos capacite para tener empatía con esa situación. Muchas veces salimos con caretas, pero cuando te ponés a hablar, cuando entablás una conversación, notas que detrás de esa careta hay otra necesidad. Las personas se abren cuando somos guiadas por Dios a tocar ciertos temas, a entablar la conversación con amor, no desde el lado del chusmerío. Muchas veces hay mujeres que no saben con quien hablar, pero hay más necesidad de la que nos imaginamos, aún dentro de la iglesia.

Victoria: Eso te iba a decir, Silvia, porque a veces uno puede pensar que no pasa nada, pero hay personas que están viviendo muchas cosas y no se animan a hablar, tienen mucha vergüenza de abordar el tema. Pero es tanto en mujeres que no son creyentes como mujeres que están dentro de la iglesia.

Silvia: Es como decís, está la vergüenza porque a veces tenés cierto cargo en la iglesia, entonces no quieren decir lo que están atravesando cuando son quienes están llevando adelante un ministerio o algo similar. Eso llega un momento en el que no soportás más la mochila. La Palabra lo dice, que esa no es la mochila que dios te está dando para que continúes. Entonces es buenísimo que puedas encontrar a una amiga, más allá de que tenés al Señor, pero alguien que te de la confianza de abrirte para que puedas compartir tu carga. A veces estamos tan enfrascados en nuestro problema que tenemos la solución o tenemos un detalle y no nos damos cuenta. Sin embargo, al compartirlo con alguien que pueda estar orando con nosotros, que pueda estar llevando esa carga, nos ayuda a ver la situación desde otra perspectiva y encontrar soluciones. Me ha pasado también a mí.

Victoria: ¿Cuesta mucho compartir la actividad con mujeres de afuera, que se acercan? Porque quizás se puede generar cierta resistencia a ir a la iglesia, vos me contabas que a veces la hacen en otros lugares, no se si es con el objetivo de que algunas mujeres que no tienen nada que ver con la iglesia accedan.

Silvia: Sí, hay de todo, pero está bien lo que tú decís. A veces invitar a la iglesia genera cierto rechazo, pero al invitar a alguien a mi casa, donde me reúno con amigas, ahí van. Entonces ahí nosotras creemos que la Palabra de Dios nunca vuelve vacía. Capaz que no lo vemos de inmediato, no como nosotras quisiéramos, pero nunca vuelve vacía. Nosotras estamos abiertas y tenemos reuniones y capaz que esa amiga recibe al Señor, pero no va a mi iglesia. pero nuestra intención no es llenar nuestra iglesia. nuestra intención es que conozcan al Señor. A veces las mujeres del barrio no quieren que otra vecina la vea entrar a la iglesia, y capaz que ella siempre se mostró como que no creía en Dios, o habló mal de las personas de la iglesia, entonces le da vergüenza ahora entrar en la iglesia, entrar al edificio. Pero una vez que conocen al Señor, una vez que les llega su amor, entonces ya ahí ellas solas toman la decisión de ir a la iglesia.

Victoria: Te quiero agradecer muchísimo, Silvia, por este tiempo que te has tomado para conversar con nosotras, para hablar abiertamente de la mujer, del trabajo que ustedes realizan, sin duda que hay mucho para hablar pero bueno, alentar a las mujeres que nos están escuchando a que se acerquen a espacios de estas características. Así que muchas gracias por habernos trasmitido estas reflexiones y esta experiencia que has cosechado en estos 15 años. Obviamente que va a quedar el contacto para que más adelante, a medida que continúen trabajando podamos volver a conectarnos en Entre Amigas. Así que muchas gracias y bendiciones.

Silvia. Muchas gracias a ustedes. Estamos a las órdenes. Sepan que no es para nuestra iglesia. Lo que más queremos es poder ayudarlas a conocer de ese amor, de ese perdón y esa aceptación que solo en Dios lo podemos encontrar.

Victoria: Muchas gracias. Y gracias a ustedes, queridas amigas, por acompañarnos.

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