Navidad: Paralelos inconfundibles entre la primera y la segunda venida de Jesús

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Autor: Wim Malgo

En este programa escucharemos los paralelismos que hay entre los diferentes actores del tiempo de la primera Navidad y el lugar en el que la Segunda Venida nos puede encontrar.


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PX02_2022 – Estudio Bíblico
Navidad: Paralelos inconfundibles entre la primera y la segunda venida de Jesús



Estimados amigos, una vez más, gracias por estar de ese lado del receptor. Sin ninguna duda estamos en tiempos especiales, no solo por todo lo que ocurre en el mundo, sino que como cristianos festejamos el nacimiento de nuestro Salvador.

Curiosamente en los dos mil años que pasaron desde la primera venida del Señor, el ser humano no ha cambiado. Su comportamiento y su manera de ser son iguales, tanto como esa primera vez como la actitud que toma ante la segunda venida del Señor.

Hagamos una comparación mirando seis características:

Primero, los que duermen.

Cuando Jesús vino en Belén de Judá, todos dormían. Lo mismo sucederá en la segunda venida del Señor. Todo duerme en derredor. Por algo el Señor advierte tantas veces y tan seriamente en Mateo 25, verso 13, Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.”

Todos estamos en peligro de dejarnos adormecer por el visible mundo material.

Pero el Señor Jesús, a aquellos que desean velar, les da la promesa en Lucas 12:37, dice así “Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles”.

Estimado amigos… ¡No subestimemos el peligro de adormecernos!

De las diez vírgenes, tanto las cinco sabias como las cinco necias, está escrito en Mateo 25:5: “Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron.

Pero el Señor Jesús amonesta, diciendo lo que encontramos en Marcos 13:37, allí está escrito “Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!”.

Segundo, los que sí velan y esperan.

Es significativo que en la navidad – los que velaban – fueran los pastores con sus ovejas.

Hoy no son otras personas las que velan y esperan Su venida. Son aquellos que –  como lo expresa Pedro –  son ejemplos para el rebaño, que pastorean el rebaño de Cristo, que han crecido en seguir a Jesús, que han experimentado que el Señor es bueno, y que ahora lo esperan de día y de noche.

No es casualidad que hayan sido justamente pastores con sus ovejas, los que estaban despiertos en aquella hora de la noche.

Quisiera decir, «pastores» son aquellas personas que en sus convicciones son buscan y trabajan para parecerse a Jesús, quien dice de Sí mismo lo que encontramos en Juan 10:12: “Yo soy el buen pastor. El buen pastor su vida deja por las ovejas”. Cuanto más nuestras convicciones se parezcan a las de Jesús, más velaremos y también lo esperaremos con anhelo.

Tercero, los teóricos.

En la primera venida de Jesucristo había personas que teológicamente sabían todo sobre Su pronta venida. Estas personas – frente al Rey Herodes – respondieron con exactitud cuando los sabios preguntaron “¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido?”.

Ellos contestaron sin titubear: “En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un guiador, que apacentará a mi pueblo Israel”.

Pero…

  • ¿Esas personas, que tanto sabían sobre la venida del rey, se levantaron para ir a Belén?
  • ¿Le hicieron regalos al Rey nacido?

¡En absoluto! Es incomprensible, pero verdad. A causa de su vanidad personal ya no sentían el anhelo de ver al Rey de reyes.

También este año muchos celebrarán la navidad, pero, a pesar de tener los ojos abiertos, no ven. A pesar de que los judíos de todas las naciones están regresando a Israel, a pesar de que las señales del tiempo proclaman con voz cada vez más fuerte: “¡El Rey ya viene!”, a pesar de conocer la Biblia, sus corazones NO están preparados.

Conocimiento bíblico sin obediencia práctica hace a las personas frías e insensibles a la venida del Señor.

Dime, mi hermano, mi hermana, ¿esperas con ansias Su venida?

Cuarto, aquellos que ven al Rey.

En Mateo 2:1 son denominados los “sabios de oriente”.

¿Por qué eran sabios? Porque eran sensibles a Su luz.

De manera inalterable seguían esa luz, y estos gentiles – con sus palabras – dan testimonio a los religiosos ortodoxos, en Mateo 2:2 estos sabios expresaron “Su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle”.

Y al decir: “hemos venido”, testifican con énfasis de su obediencia en la fe. En otras palabras «Hemos dejado todo, porque debemos ver a Jesús».

¡Qué estremecedor: los teóricos que estaban tan cerca de la luz, no la veían! Desde Jerusalén se puede ver a Belén, y los que estaban en Jerusalén sabían todo. Mis queridos amigos… ¡Qué tragedia!

Pero los gentiles ciegos lo comprendieron: llegaron de lejos para ver a Jesús. Es verdad que muchos últimos serán los primeros. Quiero preguntarte:

  • ¿Entre cuáles estás tú?
  • ¿Sigues a la luz?

Aquí aprendemos que la luz no es religión, sino Jesús mismo, quién más adelante en Juan 8, exclama: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”.

Quinto, los reyes que se niegan a dimitir.

La noticia pasó por toda Jerusalén: “El rey del que hablan los profetas ha nacido”, pues leemos en Mateo 2:3: “Cuando lo oyó el rey Herodes, se turbó, y toda Jerusalén con él.” Pero, ¿por qué? Porque vio amenazada su monarquía.

Herodes era un hombre sanguinario que para mantener firme su dominio incluso había asesinado a su propia familia. El emperador Augusto parece haber dicho de él «que sería mejor ser un cerdo de Herodes, que hijo de él».

Tenemos en este tirano cruel, una imagen de la autoafirmación extrema; no hay lugar para otro rey. Para Él todo estaba en peligro: su poder, pero también sus bienes materiales (se estima que los ingresos de Herodes equivalían aproximadamente a 15 millones de dólares por año).

En la actualidad, lamentablemente, nos encontramos con unos cuantos “Herodes”. ¡El Rey Jesús viene!

  • ¿Estás listo para renunciar?
  • ¿Verdaderamente es Jesús rey en tu corazón?

Los que como Herodes se resisten ante un cambio de gobierno, tienen que espantarse con la idea que el Rey ya viene.

Sexto, los que son puros y de mente celestial.

Estos existieron en la primera venida de Jesús, y también existen ahora en Su segunda venida. Ellos son los ángeles. Donde la tierra quedó callada, el cielo se regocijó. Incontables ejércitos de ángeles anunciaron jubilosos en los campos de Efrata, estas palabras las encontramos en Lucas 2:14, dice “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres”.

Esta alabanza venía del cielo, donde también nosotros pertenecemos según Filipenses 3:20 porque dice que “nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo”

¡Qué mensaje tenían aquellos ángeles! De tal manera impactó el mensaje que los pastores al oírlo, de inmediato buscaron y hallaron a Jesús.

¡Mi querido hermano, hermana! Qué tú y yo podamos enfocarnos en nuestra vocación celestial que se nos asigna claramente en Colosenses 3:2: “buscar las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Y poner la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra”. Entonces nosotros también seremos una luz clara en la noche oscura; y podremos llevar a Jesús a las personas que de verdad esperan y preguntan.

Ahora me queda contestar esta última pregunta: ¿Por qué Jesús no era y no es esperado con alegría?  La respuesta es obvia. Su primera venida en aquel tiempo significó que Él se hizo igual a nosotros. Hebreos 2 nos dice que Él “debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo”.

La navidad no es algo envuelto en una luz suave y romántica, sino que es una verdad dura: Fue como si Dios nos quisiera decir «Así son ustedes en Mis ojos; así es tu corazón: un establo oscuro. Hay estiércol e inmundicia; pero en medio de esa oscuridad doy a Mi Hijo». Cuesta reconocer nuestra propia necesidad, nuestro propio estado.

La tragedia de la navidad, una vez más, consiste en que se encienden muchas luces, pero a menudo el corazón quedan en oscuridad. Te dan y recibes muchos regalos, pero sigues “pobre”. Muchas veces en los días de navidad añoras la sensación de protección, comunión y un hogar feliz, sin embargo quedas en plena soledad.

¿Y por qué? Porque aún no comprendiste que Jesús se haya hecho igual a ti, para poder cargar sobre tu perdición. Recién cuando permitas que Él entre en «tu establo» y cambie todo, comenzará para ti la Navidad.

Encontramos los mismos obstáculos ahora ante la segunda venida del Señor. Él es esperado con alegría por muchos creyentes, porque Su segunda venida, en el sentido contrario, significa el llegar a ser semejante a Él.

Cuando Él vino en Belén, Él se hizo igual a nosotros. Pero, ahora en su segunda venida dice la escritura en 1 Juan 3:2 “cuando Él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro”

Muchos creyentes, sin embargo, no buscan la santificación, no se dejan transformar en Su imagen, y por eso no pueden esperar con alegría el regreso del Señor.

¿Si Él viniera hoy, estarías listo para recibirlo con alegría?

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