No vuelvo atrás, libro – Parte 1

El Psicólogo Hugo Píriz nos cuenta sobre su último libro: No vuelvo atrás, en el cual relata la historia de dos matrimonios a quienes Dios sacó de las drogas. La adicción es un problema que afecta a muchas familias en todo el mundo, pero en estos testimonios vemos el obrar de Dios. Te invitamos a conocer más sobre el proceso que inspiró a Hugo a escribir este libro y algunos de los milagros que en él se relatan.

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EA0914 – Entre Amigas –
No vuelvo atrás, libro – Parte 1

Entrevista a Hugo Píriz

Victoria: Amigas, es un gusto estar nuevamente con ustedes. Hemos llegado al momento de la entrevista, hoy nos acompaña el Psicólogo Hugo Píriz, quien ya ha estado en el programa Entre Amigas en otras oportunidades. Le agradecemos mucho por estar con nosotros. En este programa vamos a estar hablando de la faceta de escritor. ¿Verdad Hugo?

Hugo: Es verdad. Muchas gracias, Victoria. Mando muchos saludos para toda la audiencia de Entre Amigas. Siempre es un gusto tener este reencuentro con una gran familia diseminada por tantos lugares.

Victoria: Vamos a estar hablando de cómo surge esta necesidad de contar historias hay algo que uno encuentra y que quiere compartir con los demás. Particularmente vamos a hablar del libro No vuelvo atrás, que en estos días está saliendo al público.

Hugo: Sí, una de las cosas que a mí me ha llamado mucho la atención son los relatos evangélicos, me encanta ver cómo las cosas que hacía Jesús adquirían una popularidad inmediata porque sucedían en la calle, porque eran visibles a toda la sociedad y a los contemporáneos de Jesús les constaba el hecho del poder de Jesús, de sus buenas intenciones, de su amor y de su misericordia. En este tiempo en el que nos ha tocado vivir Dios sigue tan activo como antes. Hay un texto que dice que Dios es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Y están sucediendo tantas cosas interesantes que me pareció que el libro podía ser esa modalidad que nos posibilitara, a toda la sociedad en su conjunto, saber qué es lo que está sucediendo. Aquí en el Uruguay hay una cierta resistencia hacia lo que sucede en las iglesias, hay una irreligiosidad marcada, una resistencia importante hacia los ámbitos eclesiásticos. Sin embargo, yo creo que desde el año 1971 adentro de las iglesias he sido testigo de muchísimas cosas maravillosas. Justamente milagros que Dios hace y que son una necesidad patente en el resto de la sociedad, como por ejemplo la droga. En este momento en Uruguay hay gente que está padeciendo, sufriendo muchísimo porque tienen algún familiar adicto y no tienen la mínima esperanza de recuperación. Sin embargo, a diario cuando recorro las congregaciones evangélicas me encuentro con testimonios de personas que dicen que estuvieron 5, 10 años en la pasta base, en la marihuana, en cualquier droga, y sin embargo se los ve íntegros, saludables y muy activos y positivos en la sociedad. ¿Qué pasó allí? Todos sabemos que es dificilísimo tener la intención de dejar la droga y más aún lograr hacerlo. Entonces claro, uno se pone a historiar esa situación y en un momento determinado aparece la persona de Jesús que hizo el milagro que se necesitaba. Eso hay que contarlo.

Victoria: Es entonces la historia del milagro y relatarlo de la manera que Dios mismo inspiró para que quedaran registrados los milagros en el evangelio, pero de una manera contemporánea porque los hechos siguen sucediendo. El antecedente es el libro Son los de Jabes, ¿no? ¿Hace cuánto tiempo hace ya de su publicación?

Hugo: Son los de Jabes se publicó ya hace dos años. Tiene que ver con una chacra que hay en el nordeste de Montevideo que ha sostenido a decenas y yo no sé si centenas de personas con $0, sin recursos. Lo único que hizo esta gente fue tener la posibilidad de alquilar una chacra, y sin quererlo empezaron a albergar y amparar a gente que estaba en situaciones complicadas a nivel de familia, complicados a nivel deficitario, a nivel social, niños, adolescentes, adultos que fueron expulsados de sus hogares. Todos decían: Si vos querés salir, andá a la chacra Jabes. La gente iba y sorprendentemente nunca se le cerró la puerta a nadie. Tampoco se ha cobrado nada, es algo que basta con meterse adentro de la historia para darse cuenta de que la única explicación terapéutica que hay allí es la presencia de Dios, y la única explicación desde el punto de vista empresarial, por así decirlo, es la participación de Dios. Es gente muy humilde, con escasos recursos, muchos de ellos obreros, otros desempleados, y están sosteniendo un lugar que está albergando en este momento a 30 personas. Entonces claro, yo me mentí dentro de la historia, dentro de la vida de la gente, del barrio, y dije: No, esto hay que escribirlo. Yo no soy escritor ni nada por el estilo, todo lo contrario, mi manera de comunicación siempre ha sido la conferencia, lo oral. Pero bueno, he tenido que ser asesorado por otras personas y buscar darle una forma literaria. El último libro que escribí es del que vamos a estar hablando hoy, No vuelvo atrás.

Victoria: ¿Cómo llegó al conocimiento de las distintas historias que están relatadas en este libro, en No vuelvo atrás?

Hugo: Yo enseñaba en un seminario en la ciudad de Montevideo, y en ese seminario me presentaron a un chico llamado Nipur y a su esposa Rosario. Él era un chico que recién había salido de las drogas, su aspecto era el aspecto de una persona grande pero estaba muy empequeñecido. Se veía que era una persona que otrora era una persona de muchísima fortaleza, pero que sin embargo en ese momento estaba muy disminuida. Hace muy poquito que había salido del mundo de las drogas y me acuerdo perfectamente de estar conversando con él, haciéndole algunas preguntas, y la esposa abrazándolo, pero no abrazándolo como una expresión de cariño, sino abrazándolo como sosteniéndolo. Como que él no podía dar razón de lo que estaba contando porque se debilitaba en seguida y había una fragilidad muy grande. El que lo conozca a Nipur no podrá imaginar lo que yo estoy contando porque es un hombre inmenso, hoy tiene más de 100 kg. Entonces les pedí para hacer algunas entrevistas, la verdad es que me emocioné muchísimo en la medida en la que ellos me contaban su historia, pero entendí que en ese momento todavía no era el tiempo como para abrir cosas. El tiempo fue pasando, me encontré de nuevo con ellos, hablé con su pastor también, el pastor Esteban Suárez. Un gran amigo mío, que lo conozco desde primer año de liceo, conoció a Nipur y a su esposa y vino y me dijo: “Hugo, tenés que escribir la historia de Nipur”. Y este muchacho, amigo mío, es una persona agnóstica que no quiere saber nada con la iglesia y todo eso. Sin embargo, llegó al conocimiento de Nipur y dijo: “no, acá algo especial hubo”. Entonces volví a hablar con ellos, nos encontramos prácticamente todas las semanas e hicimos una investigación. El testimonio de él me llevó a interiorizarme más en la vida de la ciudad, del barrio Reducto, del barrio Goes, del barrio La Aguada, de una instalación histórica que había ahí que es el ex mercado agrícola, una zona roja que durante muchos años fue un padecimiento para todos los montevideanos. Hicimos una investigación bastante completa y con todo ese material en mano era una fiesta empezar a escribir. Lo hicimos, quedamos muy contentos con el producto final del libro, y lo que más nos gusta es la reacción que está teniendo la gente, una reacción muy positiva. La verdad que la gente está disfrutando del testimonio, no solamente de Nipur y de Rosario sino de otra pareja de la cual hay mucho para hablar, que es la de Sebastián y Claudia.

Victoria: Contanos un poco acerca de Sebastián y Claudia y también de lo que es la Casa del Alfarero.

Hugo: La otra pareja es la de Sebastián del Río y Claudia Carleo, es una historia muy preciosa, yo la disfruto cada vez que la escucho, realmente me conmueve. Ellos se drogaban juntos, tenían un panorama familiar muy lamentable y estaban atrapados en una situación de la que no solamente no querían salir, sino que no sabían cómo hacerlo. A medida que uno va escuchando su historia se sorprende del gran interés que Dios tiene por la gente, que hasta en las condiciones más insólitas nos libera de todo este tipo de situaciones. Uno puede ir al libro y que le encante, que lo mueva, pero escucharlos a ellos directamente es todo un acontecimiento. Cada vez que creamos un espacio para que ellos hablen y cuenten lo que les pasó, les puedo asegurar que la gente queda conmovida. Tu me hablabas de la Casa del Alfarero, te confieso que se muy poco porque solo he ido una vez a cada una de ellas excepto a la tercera, pero me parece una actitud muy noble la de la gente que estuvo tantos años enredada en una situación de vida, y habiendo salido de ella siguen vinculados a ese estilo de vida y a gente, por decirlo de una forma descriptiva, despreciable. ¿Por qué? Por los olores que emanan, por las costumbres que tienen, por los comportamientos que tienen permanentemente. Muchos de ellos han perdido todos los códigos de gente “civilizada”, realmente es complicado. Ninguna persona desea estar al lado de un drogadicto, y menos de 10 drogadictos juntos. Sin embargo estas dos parejas, movidas a compasión por una triste realidad que ellos vivieron, que superaron y que otros están viviendo, están dedicando sus vidas y sus recursos al mantenimiento de tres casas que albergan y amparan a personas que están en la mala. Eso, para mí, tiene una sola explicación: Dios está respaldando el trabajo que estas dos parejas están realizando, porque si fuera por ellos, no lo harían. Dios es el gran responsable de todo eso. Por eso los libros que estamos haciendo y todas las otras cosas que estamos intentando crear, para contar lo que Dios está haciendo y que la gente lo sepa.

Victoria: Te a gradecemos mucho por este tiempo, Hugo, y hay muchas historias más por contar, así que esperamos tener más noticias de eso. A ustedes, amigas, les agradecemos por escucharnos y las invitamos a que sigan escuchando porque hay muchos más programas por delante. ¡Hasta la próxima!