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Autor: Philip Nunn

En este programa se trata otra vez las tres huellas de la existencia de Dios: la lógica, la naturaleza y la moral, en este caso mostrando que el Dios de toda creación es un Dios personal que ama y quiere salvar al que lo desea.


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PE2569 – Estudio Bíblico
Razones para creer (4ª parte)



¿Qué clase de Dios existe?

Estimado oyente, si nos acompañó en el programa anterior recordará mis tres argumentos para creer en la existencia de un Dios o una causa principal de todas las cosas. Siendo así podemos preguntarnos ¿Qué clase de Dios es? Esta es la segunda pregunta que quiero que nos hagamos, recuerdan, la primera era: ¿Realmente existe un Dios?

Hay muchos que rechazarían fuertemente la etiqueta de ser religiosos o espirituales, y sin embargo se sentirían cómodos con nuestro razonamiento hasta ahora. Aunque preferirían no usar la palabra “Dios” para describirlo, están convencidos de que hay “algo” superior, algún tipo de energía creativa inicial. También hay muchas personas que creen en un Dios creador y supremo y al mismo tiempo aceptan el proceso de la evolución. Lo que estos pensadores religiosos y no religiosos tienen en común es que no pueden resignarse a creer que de la “nada” surgió “algo”, que un “Big Bang” espontáneo y un proceso espontáneo que llamamos “evolución” dieron paso a la vida, y al hermoso y complejo universo en el que vivimos. Ellos concluyen que debe haber “algo” más allá, algo externo, algo transcendental, poderoso e inteligente detrás de todo esto.

¿Podría este “algo” que los monoteístas han decidido llamar “Dios” tener las características de una persona? ¿Es razonable referirse a Dios como una persona en vez de una cosa? Aquí me pongo del lado de los que responden con un “sí, es lo más probable”. Explicaré por qué, a medida que retomamos brevemente las mismas tres áreas que acabamos de considerar.

Desde el punto de vista de la Lógica: Aunque la materia y la energía son impresionantes en sí mismas, considero que una persona es algo más grande que materia y energía. También me doy cuenta de que lo mayor es lo que crea lo menor. Es el hombre el que construye la computadora y no al revés. Es el pájaro el que hace el nido; los nidos no hacen pájaros. ¿Qué pudo haber creado a personas como tú y yo? Nuestro creador debe ser una clase de “persona” igual, o en algún grado superior a la nuestra. Siguiendo esta línea de pensamiento, tiene más sentido para mí referirse a Dios como una persona que como una cosa, pero pienso que también la naturaleza y la moral sugieren que Dios es una persona.

Si hablamos de la Naturaleza: ¡La compleja interdependencia entre el universo es admirable! He leído que las condiciones del planeta Tierra son las precisas para sostener la vida, que ligeras variaciones harían a nuestro planeta inhabitable. El fenómeno del ajuste fino de nuestro planeta es ampliamente aceptado como un hecho; todos los debates acerca de este asunto se enfocan en cómo interpretar este hecho. Es más, todo en nuestro universo tiene un lugar. La mayoría de las cosas en el planeta Tierra tienen una razón de ser: los mares ayudan en la estabilización de la temperatura del mundo, el aire y las nubes tienen una función, hay una cadena alimenticia necesaria para sostener la vida humana, y así sucesivamente.

Pero algunas cosas en este mundo físico aparentan ser lujos innecesarios. ¿Por qué podemos ver y disfrutar de tan grande variedad de colores? ¿Por qué un atardecer puede ser tan impresionantemente hermoso? ¿Por qué hay tanta diversidad de flores? ¿Por qué hay tal multiplicidad de sabores y olores agradables? ¿Por qué existe la armonía y la música? Claramente no todo existe porque sea necesario. No todo puede explicarse como una respuesta a alguna necesidad. Algunas cosas son simplemente encantadoras y hermosas. Esas cosas aportan al disfrute de la vida humana sin ser necesarias para su existencia. En mi opinión, la belleza es más que una simple coincidencia o una reacción aprendida. Puesto que la belleza es parte de esta creación, también debe ser valorada o apreciada de alguna manera por su creador. La apreciación de la belleza es una característica de ser persona. El hecho de que la belleza exista me sugiere que Dios es una persona, por lo que también la puede apreciar.

En cuanto a la Moral: El proceso que describimos como evolución es un proceso sin virtudes. El principio frío y ciego que guía el proceso evolutivo es “la supervivencia del más apto”. Este principio excluye la existencia de virtudes tales como la generosidad, la bondad, la gracia y el amor. ¿Qué podría llamarse “bueno” en el proceso evolutivo? Tal vez simplemente cualquier elección que ayude a la “supervivencia de su especie”, y esto usualmente es a expensas de algo o de alguien más. Un universo mecánico no da lugar a la virtud, no tiene necesidad de la moral. Términos como amor, humildad, empatía, abnegación, generosidad y perdón pierden su significado profundo y atractivo, y pasan a ser explicados como un reflejo mecánico y superficial. Pero algo dentro de nosotros sabe que estas virtudes son reales. La existencia de virtudes puede ser vista como una huella de un ser externo a este mundo. La moral y las virtudes son características apreciadas por personas. En mi opinión, un Dios moral también debe ser un Dios personal.

A lo largo de los años, diferentes personas dicen haber tenido contacto con Dios, o que Dios les ha hablado de algún modo. ¿Deberíamos creerles? Probablemente hay muchos charlatanes y engañadores entre ellos, y quizás también algunas personas que experimentan episodios psicóticos, pero ¿podría ser que algunos de ellos estén diciendo la verdad? Yo he notado que a la gente no le gusta estar sola. El crecimiento exponencial en el número de teléfonos celulares y las diferentes redes sociales confirman mi sospecha de que a la gente le gusta vivir comunicándose entre sí. Conocer y ser conocidos por los demás es una de nuestras necesidades básicas. Me han dicho que los bancos más usados en los parques son aquellos que están en lugares que permiten sentarse y observar a otras personas caminar, jugar e interactuar entre sí. La gente se busca.

Si Dios es una “persona”, sería natural que Él busque comunicarse de alguna manera con otras “personas”, tal vez también con los seres humanos. Alguna forma de comunicación proveniente de este Dios personal no es solo posible, sino también probable. Nuestro reto, entonces, es tratar de identificar manifestaciones o auto revelaciones genuinas de este Dios creador y personal.

Podemos hablar también de la Tendencia a la confirmación. Debido a mi tipo de personalidad, me inclino más a “pensar y hacer” que a “sentir y tener experiencias”. Sin embargo, voy a compartir con ustedes dos historias personales “extrañas” que me han servido para validar en mi experiencia la noción de un Dios personal. Soy consciente de que la “tendencia a la confirmación” es un peligro real, es decir, que todos tenemos la tendencia a seleccionar y descartar eventos de tal manera que la evidencia recolectada confirme un resultado esperado o deseado. Por ejemplo, el que está enamorado generalmente ignora eventos que sugieren que su pareja es perezosa o irresponsable y selecciona aquellos eventos que muestran que su pareja es inteligente y de buen corazón. De forma similar, el que ya decidió emigrar a Australia tiene la tendencia a escuchar solamente las historias positivas que apoyan su decisión.

Esta tendencia a la confirmación es un peligro que nos afecta a todos, tanto a creyentes como a no creyentes. En la historia de la ciencia encontramos tristes ejemplos de científicos que descartaron algunas observaciones “extrañas” que entraban en conflicto con teorías comúnmente aceptadas. Es sano estar conscientes de la “tendencia a la confirmación”, pero sería una gran pérdida dejar que el temor a ser parciales nos robe el valor didáctico y la maravilla que producen los eventos “extraños”. En el próximo programa le invito a que reflexionemos sobre dos eventos personales “extraños” que me han servido para validar en mi experiencia la noción de un Dios personal.

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