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Titulo: Rechazo. 2-4

Autor: John Wilkinson 
Nº: PE941

 

Las obras maravillosas de Cristo no sirvieron para convencer a la nación de Israel de que Jesús era el Mesías.

Las obras maravillosas del Espíritu Santo se manifestaban en la conversión de millares de judíos; pero con todo, las autoridades que representaban a la nación se adhirieron a la decisión de sus antepasados, los cuales no sólo rehusaron aceptar a Cristo por sí mismos, sino que también persiguieron desenfrenadamente a sus hermanos de sangre que creyeron, utilizando todo el poder que tenían a mano para prohibir el evangelio a los gentiles.



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Rechazo. 2-4

Es verdad que el pueblo de Israel no fue quitado de Palestina inmediatamente después de rechazar al Mesías, sino que permaneció por cuarenta años luego de la crucifixión; sin embargo ,querido amigo, así como la crucifixión no se realizó hasta luego de un tiempo después del rechazo de Cristo por su nación, así también la destrucción de Jerusalén no se llevó a cabo hasta muchos años después del rechazo de Cristo.

 

Pero el rechazo de la nación ocurrió aún antes de la crucifixión misma, porque fue pronunciado por el Señor mismo antes de su muerte, y los cuarenta años que pasaron entre la muerte de Jesús y la destrucción de Jerusalén fueron tan solo el período de tiempo durante el cual la ejecución de la sentencia fue demorada. La gran paciencia de Dios le dio a la nación judía toda una generación para reconsiderar su decisión.

 

Las obras maravillosas de Cristo no sirvieron para convencer a la nación de que él era el Mesías; y, desde el día de Pentecostés, las obras maravillosas del Espíritu Santo se manifestaban en la conversión de millares de judíos; pero con todo, las autoridades que representaban a la nación se adhirieron a la decisión de sus antepasados, los cuales no sólo rehusaron aceptar a Cristo por sí mismos, sino que también persiguieron desenfrenadamente a sus hermanos de sangre que creyeron, utilizando todo el poder que tenían a mano para prohibir el evangelio a los gentiles.

 

Cuando Pablo estuvo en Tesalónica, como era su costumbre, primero fue a los judíos, predicó la muerte y resurrección del Señor Jesús y algunos creyeron, y cuando una gran multitud de griegos devotos y no pocas de las mujeres nobles se juntaron con Pablo y Silas«los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad y todos éstos contravienen los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús.»

 

Una vez más, en el momento en que muchos hombres y mujeres, tanto judíos como griegos, creyeron en Cristo en Berea,«los judíos de Tesalónica fueron allá, y también alborotaron a las multitudes.»Pablo, mientras estuvo en Jerusalén, había sido visto con Trófimo, oriundo de Efeso, lo que hizo que algunos judíos de Asia supusieran que Pablo le había llevado al templo.

 

Cuando estos judíos vieron a Pablo en el templo, «alborotaron a toda la multitud y le echaron mano, dando voces:¡Varones israelitas, ayudad!Dice la palabra:Así que toda la ciudad se conmovió, y se agolpó el pueblo; y apoderándose de Pablo, le arrastraron fuera del templo, e inmediatamente cerraron las puertas.»En el medio de un disturbio en el cual unos gritaban una cosa y otros otra, Pablo fue rescatado por el capitán de los soldados de la violencia de aquellos que le golpeaban y procuraban matarle, entonces le permitió hablar a su enardecida comunidad en el idioma hebreo.

 

Ellos prestaron atención a sus palabras hasta que les dijo, en el relato de su conversión, que el Señor le había dicho: «Ve, porque yo te enviaré lejos a los gentiles. Y le oyeron hasta esta palabra; entonces alzaron la voz, diciendo: quita de la tierra a tal hombre, porque no conviene que viva.»

 

Una vez más dice:«Por lo cual, Oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial, sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento. Por causa de esto los judíos prendiéndome en el templo, intentaron matarme.»

 

Y entonces, al dirigirse a los cristianos gentiles en Tesalónica, Pablo dice:«Porque vosotros, hermanos, vinisteis a ser imitadores de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea; pues habéis padecido de los de vuestra propia nación las mismas cosas que ellas padecieron de los judíos, los cuales mataron al Señor Jesús y a sus propios profetas, y a nosotros nos expulsaron; y no agradan a Dios, y se oponen a todos los hombres, impidiéndonos hablar a los gentiles para que éstos se salven; así colman ellos siempre la medida de sus pecados, pues vino sobre ellos la ira hasta el extremo.»

 

Le debe haber producido un intenso dolor al apóstol Pablo escribir la expresión «ira hasta el extremo» refiriéndose a sus hermanos a quien amaba tan intensamente; de manera que el Espíritu Santo fue infinitamente bondadoso al utilizar a Pablo para escribir la Epístola a los Hebreos, y decirle a sus hermanos judíos que él «puede también salvar perpetuamente.» Los judíos habían rechazado al Padre en el pacto antiguo. Rechazaron al Hijo en el nuevo pacto. Y ahora no solo resisten al Espíritu Santo en la dispensación del Espíritu, sino que prohíben el evangelio a los gentiles. A cualquier persona le pesaría bastante la responsabilidad de rechazar a Cristo y su salvación para consigo mismo, pero además se haría más responsable al procurar impedir que otros alcancen dicha salvación.

 

Hemos considerado ya en su totalidad el carácter y las causas del rechazo de la nación de Israel, las cuales han originado una «ira hasta el extremo,» mientras que por otro lado deja intactos los intereses espirituales del judío individual, los cuales no son afectados por la caída de la nación. También deja en su totalidad la tarea de predicar el evangelio a la iglesia, no solo «a toda criatura,» lo cual incluye a los judíos, sino que «al judío primeramente, y también al gentil.»

 

Ahora bien: ¿Cuáles son lasconsecuenciasdel rechazo de la nación de Israel? Debemos considerar esas consecuencias en primer lugar para con ellos mismos, los judíos; y en segundo lugar para con los gentiles.

 

En primer lugar entonces, Estimado amigo, para con los mismos judíos.

 

Su rechazo como nación trajo como consecuencia la pérdida del país. Mientras se encuentren dispersos, entonces continuarán sin un conocimiento verdadero de Dios a escala nacional, y durante ese período dejan de estar en su capacidad corporal o nacional de ser los maestros del mundo en términos religiosos. Dice la palabra:«Porque muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio, sin estatua, sin efod y sin terafines. Después volverán los hijos de Israel, y buscarán a Jehová su Dios, y a David su rey; y temerán a Jehová y a su bondad en el fin de los días.»

 

Por lo tanto vemos que mientras esté fuera de Palestina, Israel está sin rey y sin príncipe; y también sin un verdadero conocimiento de Dios, porque han de buscar al Señor su Dios a su regreso. Mientras estén en la dispersión son una nación sin Cristo, y por consiguiente sin un verdadero conocimiento de Dios. Quedan sin la aplicación de la ley mosaica debido a que no tienen sacrificios, y también quedan libres de idolatría, ya que están sin terafines.

 

No es de sorprenderse entonces, que durante su rechazo como nación, y como consecuencia, hayan cesado de ser los maestros religiosos del mundo en su capacidad corporal.«Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él.»Así que se puede decir en forma breve que éstas son las consecuencias sobre ellos mismos.

 

Consideremos ahora querido amigo, en segundo lugar, las consecuencias para los gentiles. Estas podrían resumirse con las palabras – bendición parcial, como algoocasionadopor el rechazo de Israel como nación; lo cual es la contrapartida de la bendición universal que finalmente originará su conversión a nivel nacional. Dice la Biblia:«Digo, pues: ¿Han tropezado los de Israel para que cayesen? En ninguna manera; pero por su transgresión vino la salvación a los gentiles, para provocarles a celos. Y si su transgresión es la riqueza del mundo, y su defección la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más su plena restauración? _ Porque si su exclusión es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos?»

El argumento en estos versículos es claro y tiene fuerza: que si el «rechazo» y la «caída» nacional fueron permitidas por Dios para una gran bendición, aunque limitada, para los gentiles; cuánto más podemos esperar de su conversión como nación para demostrar que serán la causa de bendición para todo el mundo. En otras palabras, si una calamidad nacional ocasionó bendición parcial, cuánto más la conversión de la nación causará finalmente la bendición universal.

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