Trabajo en grupos pequeños

Tercera edad, 2 formatos distintos a trabajar
6 abril, 2018
Miastenia Gravis – Parte 1
6 abril, 2018
Tercera edad, 2 formatos distintos a trabajar
6 abril, 2018
Miastenia Gravis – Parte 1
6 abril, 2018

Hoy hablamos con Marisa Fontao sobre la importancia de los grupos pequeños dentro de la Iglesia. Acompáñanos para descubrir los beneficios que traen a nuestra vida, como el crecimiento espiritual y el fortalecimiento entre los hermanos, y las pautas necesarias para implementarlo en tu propia vida.


DESCARGARLO AQUI:
EA682 – Entre Amigas –
Trabajo en grupos pequeños



Entrevista a Dra. Marisa Fontao

Sonia: Muy bien queridas, llegó el momento de la entrevista. Aquí estamos en el seminario de Haggai, junto con Marisa Fontao, que hoy es nuestra invitada. Marisa, ¿cómo estás?

Marisa: Bien, nosotros estamos muy felices de estar en este país, realmente amamos mucho a la gente de Uruguay.

Sonia: Siempre los recibimos con mucho gusto a ti y a tu esposo Aldo.

Marisa: Bueno nosotros vinimos con mucho deseo de aprender también de todos ustedes. El tema de hoy es el trabajo en grupos pequeños. Es algo que consideramos muy importante en este momento de la vida, donde todas las cosas están un poco dadas vuelta y todos los valores están mezclados. Es en estos grupos donde, con la mano del Señor, podemos hablar de muchas cosas, abrir nuestros corazones, poner nuestros pensamientos a disposición del otro, y conocernos y crecer juntos.

Sonia: Es un lugar donde hay más intimidad, uno puede estar más abierto, y es algo que nos hace mucho bien. Sobre todo, a las mujeres que tenemos muchos temas para buscar ayuda y consejo en la palabra de Dios. ¿Verdad?

Marisa: Absolutamente. Este grupo no tendría ningún valor si no se estudiara la palabra de Dios. Ahora, ¿por qué es bueno tener un grupo? Miren qué maravillosas son las palabras del Salmo 102:4 que dice: “Mi corazón está herido, y seco como la hierba, Por lo cual me olvido de comer mi pan.” ¿Entonces, por qué la importancia del grupo? Porque es un lugar donde uno puede compartir, puede saber que otra persona ora por ti, que ríe y llora contigo, que puede contenerte, ayudarte, incluso en algo tan simple como un llamado telefónico o un mensajito. En esos grupos es donde realmente, si tenemos la sabiduría de tener reserva y de mantener en privado los temas que se hablan dentro del grupo, se puede crecer muchísimo.

Sonia: Y ese es un tema muy importante, es básico. Que no se hable para afuera, para que se pueda mantener esta relación de confianza.

Marisa: Absolutamente. Y no solo eso, sino respetarnos en otros ámbitos, como por ejemplo en los horarios en los que hacemos las actividades.

Sonia: ¿Qué horario eligieron para el grupo allá en Argentina?

Marisa: Primero empezamos los viernes a la noche, pero esto nos traía dificultades con algunas de las mamás jóvenes. Así que pusimos un horario los días miércoles de 9 a las 10:30. Esto era muy práctico porque a la mañana las mamás llevaban a los chicos al colegio, y tenían tiempo de pasar por el supermercado a hacer sus compras, venir al estudio bíblico y volver a su casa a las 11 de la mañana. Uno no solamente tiene que pensar lo que voy a recibir y dar en el grupo, sino también en la comodidad y el tiempo que el otro puede pasar en el grupo.

Sonia: Y esto puede variar mucho de acuerdo al país, a la situación, y la edad de los integrantes del grupo.

Marisa: Por supuesto. También armamos otro grupo que empezaba a las 15 y terminaba 16:30, porque a esa hora muchos chicos salen de la escuela. Así salían del grupo y ya pasaban a buscarlos.

Sonia: Muy bien. Hablemos acerca de las normas y el funcionamiento del grupo. ¿Qué puedes aconsejar al respecto?

Marisa: Nosotros cuando hablamos de estos grupos siempre decimos que los estudios bíblicos que hacemos no tienen que realizarse pensando en que es el otro el que tiene que cambiar o madurar. Siempre creemos que debemos mirar para adentro, hacia nuestro interior.

Sonia: Entonces yo voy, yo estudio, yo aprendo para mi vida y para mi cambio personal.

Marisa: Si, pero no nos quedamos ahí. Es verdad. Debo mirar mi interior. Pero para para darle lo mejor al otro, porque si no entramos en el individualismo de este mundo. Miro para adentro para mirar mis errores.

Sonia: Y después volcar lo aprendido para beneficio de mi entorno.

Marisa: Exactamente. No es con el egoísmo de mirar para adentro para crecer yo, sino que mi interior cambia para ser de bendición para los demás.

Sonia: Y cuéntanos, ¿cómo lo hacen? ¿una persona se prepara para liderar el grupo?

Marisa: Nosotros tratábamos que las personas del grupo crezcan. En principio se preparaba una de nosotras, las que éramos un poco más maduras en el camino del Señor. Pero inmediatamente tratábamos de darle el material a otra persona del grupo para que pudieran preparar una charla. Tratábamos de darle confianza y de contenerla.

Sonia: Y eso la estimulaba a estudiar la Biblia.

Marisa: Eso, no solamente la estimulaba a estudiar la Biblia, sino también a compartir con familiares, e invitar amigas a escucharla. Y bueno, algunas veces hubo que corregir errores, pero no importa si es el Señor el que hace la tarea. Lo que nosotros tenemos que hacer es estimular al otro a que crezca. Con el material tan maravilloso que tenemos que es la Biblia, si uno la utiliza correctamente, cualquier persona crece.

Sonia: ¿Tuvieron un sistema para estudiar? ¿Qué temas o personajes eligieron?

Marisa: Estudiábamos mujeres de la Biblia utilizando un cuadro en el que poníamos el nombre de la mujer, sus características positivas, su error, y nuestro aprendizaje. En una oportunidad hablamos de Rebeca. Y realmente a todas nos conmovió saber que Rebeca, una persona elegida, tomada por Dios y puesta en el camino de Isaac, después terminara con una vida así.

Sonia: Engañando a su esposo y manipulando a su hijo.

Marisa: Exactamente, y había sido elegida. Entonces había mucho por aprender, y eso nos estimulaba a invitar a otras amigas. Era un trabajo en conjunto, nos reíamos y disfrutábamos de estudiar la palabra de Dios. Y todo esto hacía que se contagiaran otras personas.

Sonia: Muy bien. Te quiero pedir que nos cuentes un poco de este sistema que tanto te gusta, de las amigas secretas.

Marisa: Nosotros al comienzo del año poníamos en un cofre el nombre de todas las personas que pertenecían al grupo. Cada uno sacaba un nombre y durante todo el año orábamos por esa persona, le escribíamos, le hacíamos regalos para su cumpleaños. Entonces casi cada Domingo una encontraba una notita de su amiga secreta, y a fin de año descubría quién era.

Sonia: Qué lindo poder hacer eso por otra mujer y a la vez sentir que otra mujer lo hace por mí. ¿Verdad?

Marisa: Absolutamente. Además, empezamos a tener una relación mucho más profunda, porque mi amiga para orar por mi tiene que tratar de mirar cuál es mi necesidad.

Sonia: Muy bien, un desafío. Y qué lindo si podemos llevar, como la palabra de Dios nos enseña, la carga del otro delante del Señor. Porque el escucha las oraciones, Él es fiel y puede hacer mucho más de lo que nosotros esperamos.

Marisa: Y, además, para tener una amiga secreta una solo necesita un papel, una lapicera y una Biblia.

Sonia: Y un corazón lleno de amor.

Marisa: Eso si, por supuesto, pero uno no necesita otra cosa. Uno le deja una notita, un pensamiento, y con muy poquito logra mantener una relación, algo que en este mundo en el que vivimos se está perdiendo.

Sonia: Marisa, te damos muchísimas gracias. Espero que muchas amigas se sientan animadas, que oren, que pidan a Dios sabiduría, y que puedan comenzar un grupo así en el que nos llevemos mutuamente delante de Dios y nos ayudemos a aprender de la palabra de Dios y crecer en la fe.

Marisa: ¡Gracias a ustedes!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Elija su moneda
USD Dólar de los Estados Unidos (US)