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Título: Un  espiritual pronóstico del tiempo ( 3 de 3)

Autor:  Norbert Lieth NºPE1415

Los informativistas muy pocas veces tienen buenas noticias. Generalmente informan acerca de una tragedia tras otra. Y, al final, todavía, llega el meteorólogo y anuncia baja presión atmosférica y tormentas. No nos gusta escucharlo, pero lamentablemente es una realidad. Lo mismo pasa con el “informativo” de Judas.


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Queridos amigos, los informativos pocas veces tienen buenas noticias. Y generalmente no nos gusta escuchar lo que, lamentablemente, es una realidad. Y con el „informativo de Judas“ pasa lo mismo. En el verso 12 él dice así: „Estos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados;…”

 Con la palabra manchas, se refiere a doctrinas no bíblicas o a personas no guiadas por el Espíritu Santo, que se infiltran sigilosamente en las iglesias y las contaminan. Judas nos exhorta, en el vers. 3, a no ceder a estas influencias, sino a luchar por la fe. La palabra „mancha“ también describe a las personas que se mueven entre el pueblo de Dios, pero en realidad no pertenecen a él. Deuteronomio 32:5 dice: „Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él… La corrupción no es suya; de sus hijos es la mancha, generación torcida y perversa“. Las manchas simbolizan el pecado. Pero ¡qué maravilloso es que si vamos a Jesucristo con nuestra ropa manchada, Él nos limpia de toda injusticia y nos da una vestimenta nueva, eterna y pura.

Vimos también la expresión: „Nubes sin agua“. En el Oriente, las nubes anuncian la lluvia refrescante. Estas nubes, son una imagen de las personas que no traen el Evangelio refrescante a los demás. Aunque anuncien bendiciones espirituales, sanidades, bienestar y libertad – como las nubes anuncian la lluvia –en realidad, solamente dejan sequedad y vacío. ¿No es exactamente lo que pasa en nuestra época? ¡Cuánto bien nos hace escuchar las palabras del Señor de Jn. 7:38, que son tan diferentes: „El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva“!

Luego analizamos la expresión: „llevadas de acá para allá por los vientos“. Los vientos, muchas veces, son símbolo de los espíritus, tanto en el sentido positivo como en el negativo. La palabra hebrea „ruaj“ significa „soplo, aliento“ y se usa en lugar de „Espíritu Santo“. En Jn. 3:8 leemos: “El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu“.

Dios usa, también, como vientos a Sus ángeles. Zacarías 6:5, dice: „Y el ángel me respondió y me dijo: Estos son los cuatro vientos de los cielos, que salen después de presentarse delante del Señor de toda la tierra.“ Pero también las falsas doctrinas, influenciadas por los demonios, son llamadas „viento de doctrina“. Veamos lo que dice Ef. 4:14: „… para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error“. Estas personas no avanzan en línea recta. Mientras el Espíritu Santo guía a Su Iglesia en cierta dirección – hacia el encuentro con el Señor – los que se han apartado y los que no creen en Jesucristo, son llevados de acá para allá por el „diábolos“, lo que significa: „el que entrevera“.  Se encuentran a merced del viento: En un momento los lleva para la derecha, en otro momento para la izquierda. Son inconstantes, cambiantes y siempre inseguros.

Por otro lado la Biblia dice en Ro. 8:14: „Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios“. Ahora bien, ¿qué viento nos empuja? ¿Es el viento de la duda o el viento del Espíritu Santo? Santiago 1:6 nos exhorta con las siguientes palabras: „Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra“. Solamente la fe en la Palabra de Dios nos hace constantes; solamente a través de la lectura bíblica y la oración de fe obtenemos sabiduría, seguridad, constancia y calma.

Y, por último, en el programa anterior vimos la expresión „árboles otoñales, sin fruto“.

Esto nos describe la esterilidad espiritual. Cuando Jesús vino por primera vez a esta tierra, Israel era como una higuera estéril (de esto nos habla Mateo 21:18 al 20). De la misma manera, en el tiempo final habrá un cristianismo mayormente estéril. Estamos en el „otoño“ – sí, al final del otoño – de la historia de la humanidad. Estamos en el final de los tiempos, en el cual muchas tendencias estériles se introducen insidiosamente en la Iglesia.

Los invito ahora a analizar juntos la expresión: „Dos veces muertos“.

 Las personas descritas en Judas 12, ya ahora están espiritualmente muertas, y tienen por delante la muerte eterna, pues en el verso 13 dice: „… para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas“.

Wim Malgo, el fundador de la Obra Misionera Llamada de Medianoche, solía decir: „El que ha nacido dos veces, morirá una sola vez. Pero el que ha nacido una sola vez, tendrá que morir dos veces.“ Con esto quería expresar lo siguiente: El que nació tanto naturalmente como también espiritualmente, por haber recibido a Jesús, solamente tendrá que morir la muerte natural y luego entrará en la gloria del Señor. Sin embargo, el que solamente ha nacido una vez, al venir al mundo, y no es nacido de nuevo porque ha rechazado a Jesús, experimentará dos muertes: la física, y también la espiritual y eterna.

La Biblia lo formula así en Ap. 20:13 al 15: „Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años… Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego“.

Veamos ahora la expresión: „Desarraigados“

„Desarraigado“, significa aquí „ajeno a la vida de Dios“. Falta la unión con Jesucristo. Es posible ser cristiano de nombre, sin tener el fundamento en Jesús. Esto lo demuestra claramente la parábola del sembrador, que encontramos en Mt. 13:20 y 21: „Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza“.

¿Qué hace el Espíritu Santo en la vida de una persona que viene de corazón sincero a Jesús? La arraiga en Él. También podemos decir que la bautiza en el Cuerpo de Cristo. Pues 1 Co. 12:13 dice: „Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu“. Esa persona no se va a perder jamás, sino que será eternamente salva, pues Jesús dice en Jn. 10:28 y 29: „Yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre“.

Toca el turno ahora a la expresión: „Fieras ondas del mar, que espuman su propia vergüenza“.

Son los escépticos, que no creen y todavía se jactan de su incredulidad. El profeta Isaías los describe, en el cap. 57, vers. 20, diciendo: „Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo“.

Y para terminar, analizamos la expresión: „Estrellas errantes“.

Las estrellas en el cielo nos pueden ayudar a orientarnos. Escuché de dos hombres que huyeron del cautiverio ruso y lograron recobrar su libertad. De día se escondían, y de noche se orientaban por las estrellas. Y en Bolivia, un colaborador de nuestra Misión, siempre se orientaba en la selva fijándose únicamente en la posición de las estrellas. Muchas veces le han solicitado que oficie como guía de expediciones por la selva.

Pero las estrellas errantes, al contrario, no brindan orientación, sino que desvían a las personas. La Biblia habla de estrellas que caerán del cielo. Quizás éstas se refieran, además de su significado literal, también a ciertas personalidades políticas o religiosas, apóstatas o demoníacas:

En Daniel 8:10 leemos: „Y se engrandeció hasta el ejército del cielo; y parte del ejército y de las estrellas echó por tierra, y las pisoteó“.

En Apoc. 6:13 dice: „Y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento“.

Y en Apoc. 9:1: „El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo“.

Pero el que acepta el llamado de seguir a Jesús, permanece en la luz del Señor y brinda orientación espiritual a su prójimo, y puede reivindicar para él la siguiente promesa de Daniel 12:3: „Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad“.

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