Único Dios Verdadero (1ª parte)
4 julio, 2016Único Dios Verdadero (3ª parte)
4 julio, 2016Autor: William MacDonald
En Deuteronomio 6:4, leemos: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es”. La Biblia enseña que desde el mismísimo comienzo Dios reveló que Él es uno –y el único Dios verdadero.
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PE2244 – Estudio Bíblico
Único Dios Verdadero (2ª parte)
Hola, amigos! Es un gusto para mí poder saludarlos nuevamente. Continuando con el mensaje, vamos a ver que: Respecto a la multitud de los dioses falsos del mundo, el apóstol Pablo escribe en 1 Co. 8:4 al 6: Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios. Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.
Al ser verdad que sólo hay un Dios verdadero, ahora que el Salvador ha venido al mundo, necesitamos conocer a Dios el Hijo para alcanzar al Padre. Porque como dice 1 Ti. 2:5: “… hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”.
Este versículo también excluye como intercesores a Miguel el arcángel, San José, la Virgen María y cualquier otro santo.
Las religiones organizadas tales como el judaísmo, el cristianismo y el islam, enseñan el monoteísmo, que sólo hay un Dios. Esto es bueno, pero no suficiente. Santiago 2:19 nos dice claramente: “Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan”.
La verdadera relación que debemos tener con el único Dios verdadero se expresa en estas líneas inspiradas en el antiguo Shema hebreo:
Jehová nuestro Dios es un Señor;
No tenemos muchos dioses;
Es uno e indivisible,
Único en majestad.
Debemos amarle con todo el corazón,
Y con toda nuestra alma adorar,
De la mente y las fuerzas darle lo mejor
¡Y alabarle siempre sin cesar!
Ahora queremos ver que aunque Dios es Uno, es también Tres Personas en Una.
Mateo 28:19 y 20, dice: Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
Las palabras de despedida del Señor Jesús, que acabamos de leer, muestran que la fórmula bautismal que señala oficialmente a un creyente como cristiano e identifica a la persona con la iglesia, que es el cuerpo de Cristo, es trinitaria. Esto significa que la fórmula reconoce que Dios es una Trinidad o, más precisamente, una Triunidad.
Pero, ¿qué significa decir que nuestro Dios es triuno o una Trinidad?
Una cosa es cierta: ¡no significa que los cristianos adoran a tres dioses (triteísmo)! Algunos antitrinitarios han hecho esta afirmación. Tal como hemos visto, nuestro Dios es uno. Pero, también es tres. ¿Cómo puede Dios ser uno y tres a la vez? La respuesta es que Él es uno de una manera diferente de la que Él es tres. En Su esencia, definitivamente Dios es uno. Sólo hay un Dios. Pero este Dios subsiste, o existe, en tres personas; hay tres entidades distintas en la Trinidad.
Tampoco significa que Dios sea uno, pero meramente se manifieste de tres modos o maneras en tiempos diferentes. Algunos falsos maestros han dicho que el Padre es el Hijo y que el Hijo es el Espíritu Santo. Esta herejía se llama modalismo, viene de la noción de que un Dios meramente aparece en la historia en tres modos diferentes.
Algunos que se oponen a la Trinidad (casi todas las sectas) señalan que la palabra Trinidad no aparece en la Biblia. Por supuesto. Ni tampoco aparecen en la Biblia otros términos teológicos útiles que representan enseñanzas bíblicas (Por ejemplo, milenio, nacimiento virginal, seguridad eterna). Lo importante es que la verdad acerca de la Trinidad sí se enseña en la Palabra de Dios. La palabra Trinidad es simplemente la derivación en español del término latino trinitas, acuñada en el tercer siglo. Una palabra tal como triunidad (tres en uno) hubiese sido aún más precisa, pero es demasiado tarde para alterar un término que ya lleva diecisiete siglos en uso.
El Antiguo Testamento, como hemos visto, acentúa la unidad de Dios. Aun así, de todas maneras, la palabra hebrea para uno, que se usa para Dios, no significa una unidad absoluta, numérica y solitaria, sino algo unido. La razón por la que Dios subrayó Su unidad a Su pueblo en el Antiguo Testamento, creo yo, es porque los israelitas estaban rodeados por todos lados de idólatras gentiles politeístas. Antes que pudiesen aprender la verdad de la triunidad de Dios, tenían que tener buena base en Su unidad y espiritualidad. Sólo después de la cautividad en Babilonia, fue curado Israel de ir en pos de los muchos dioses de los paganos.
El primer versículo de la Biblia: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”, da por lo menos una pista, en el original hebreo, de la triunidad de Dios. Aquí, la palabra que se usa para Dios es Elohim, un nombre masculino plural que en un contexto pagano se traduce “dioses”. Pero, el verbo que se traduce “creó” (bārā́) es un verbo masculino singular. No es normal tener un nombre en plural con un verbo en singular. (En español sería algo así como: “Ellos creó”). Muchos eruditos alegan que Elohim es simplemente un plural de majestad. Pero, gramaticalmente, esto es imposible. En todo caso, más adelante en Génesis, Dios habla de sí mismo como “Nosotros” y “Nuestra imagen” (1:26; 3:22; 11:7). Aquí se encuentra fuertemente involucrada la pluralidad real, de personas unidas como un Dios. De todos modos, ésta es la revelación que se desarrolla gradualmente a través de toda la Biblia, al ir progresando, hasta alcanzar el Nuevo Testamento, donde las tres personas de la Trinidad están claramente reveladas.
Otra revelación en el Antiguo Testamento de la naturaleza de Dios, que se conforma a la enseñanza de la Trinidad, es la concerniente a las apariciones del Ángel (o Mensajero) del Señor (Jehová o Yahvéh). Aparece a las personas en forma humana y se le reconoce como a Dios. Por ejemplo, Agar Lo vio y Lo identificó como el Dios que la veía (así leemos en Gn. 16:7 al 14). A Moisés, en el pasaje tan crucial de la zarza ardiendo (en Éx. 3:2 al 6), el mismo Ángel del Señor se le aparece como Dios. Y, más tarde, Dios habla de mandar “Mi Ángel” delante de Su pueblo (en Éx. 33:2 y 3). Oseas también escribe de Jacob que “luchó con Dios. Sí, luchó con el Ángel” (Os. 12:3 y 4).
¿Cómo puede el Ángel del Señor ser Dios y Su Mensajero al mismo tiempo? Si Dios fuese un ser absolutamente unitario numéricamente, sería imposible. Pero, esta revelación se explica en la doctrina de la Trinidad. Sin duda, el Ángel del Señor es Dios –Dios el Hijo en Su estado preencarnado. Él es distinto a Dios Padre que Lo envía. Son personas separadas, pero junto con el Espíritu Santo, Ellos constituyen el único Dios verdadero.
También hay otros indicios de la Trinidad en el Antiguo Testamento. En la bendición sacerdotal de Números 6:24 al 26, el nombre de “el Señor” (Jehová o Yahvéh) se repite tres veces. En Isaías 6:3, los serafines daban voces el uno al otro, diciendo:
Santo, santo, santo,
Jehová de los ejércitos;
Toda la tierra está
Llena de su gloria.
Estos textos famosos no comprueban la realidad de la Trinidad, pero ciertamente se complementan muy bien con esa verdad.
Un versículo destacable del Antiguo Testamento que merece ser mejor conocido por los trinitarios, Is. 48:16, incluye a “Jehová el Señor” (el Padre), “Su Espíritu”, y el que fue “enviado” (“Yo”, esto es, el Hijo):
Acercaos a mí, oíd esto:
Desde el principio no hablé en secreto;
Desde que eso se hizo, allí estaba Yo;
Y ahora me envió
Jehová el Señor, y Su Espíritu.
Note que en esta cita los verbos están en singular, lo cual indica la unidad de las personas.