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Viva en Paz con Todos
(siempre que sea posible)

(1ª parte)

Autor: William MacDonald

 La palabra discípulo ha sido por demás utilizada, y cada usuario le hadado el significado de su conveniencia. El autor de este mensaje nos lleva a examinar la descripción de discipulado que presentó Jesús en sus enseñanzas, lacual se halla también en los escritos de los apóstoles, para que aprendamos y descubramos más acerca de este concepto.

 


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PE1941 – Estudio Bíblico  – Viva en paz con todos



Amigos, ¡qué gusto estar nuevamente junto a ustedes! El título de este mensaje es: “Viva en paz con todos (siempre que sea posible)”. Es una forma delicada de decir “Llévese bien con los demás”. Ése es uno de los principales problemas de la vida cristiana. Es un gran tema en el hogar y en la iglesia, en las misiones domésticas y en las misiones extranjeras.Es un problema para las personas de todas las razas, nacionalidades y culturas.Es lo que Will Rogers quiso decir, cuando utilizó la expresión: “El problema con el mundo es la gente”.

No hace falta decir que no podemos cubrirtodos los aspectos en un mensaje como éste. Implicaría un libro del tamaño dela guía telefónica, apenas cubrir los aspectos básicos. Así que nos limitaremosa algunas acciones positivas que podemos cultivar, y también a algunos actos ya ctitudes que deberíamos evitar.

Al lidiar con otros, trate de pensar en sus buenas cualidades en vez de en sus faltas. Si son creyentes, trate de ver a Jesús en ellos.El obispo Whipple, de Minnesota, conocido como el apóstol de los indios, dijo lo siguiente: “Durante treinta años he intentado ver el rostro de Cristo en aquellos que son diferentes a mí”.

En vez de concentrarnos en los caprichos delas personas, deberíamos concentrarnos en su potencial. Lo que pueden llegar a ser es mucho mayor de lo que son ahora. Debemos recordar que todos tenemos faltas y debilidades. No podemos esperar la perfección en los demás, así como nosotros mismos no podemos producirla. Jesús aceptó a sus discípulos como eran y los edificó a partir de ese punto. Él no exigió que fueran gigantes espirituales antes de obrar en ellos. Podemos aceptar a las personas, sin aceptar,necesariamente, sus acciones. Dale E. Galloway dijo:Muchos de nosotros nunca aprendemos a distinguir entre lo que es aprobar el comportamiento y aceptar a una persona.Cuando hablo de aceptar a otra persona incondicionalmente, no quiero decir quese deben aprobar las actitudes o las acciones del otro. Lo que se debe hacer es amar a la persona tal como es, a pesar de sus errores.

Es sabio tener en cuenta el trasfondo delas personas, sus diversas habilidades y experiencias, sus diversos niveles de madurez espiritual. Tenemos esto en cuenta cuando somos cautelosos en la crítica que podríamos hacer de los demás, o cuando no criticamos en lo absoluto. Algunas veces, cuando las personas nos tratan en forma incorrecta, se debe a que están atravesando un momento difícil. Vale la pena ser pacientes y mostrar empatía. Deberíamos apreciar las diferencias con las que Dios ha creado a su pueblo.

Hay un sólo cuerpo, el cuerpo de Cristo,pero hay muchos miembros en él, y no hay dos miembros que sean iguales.Imagínese lo aburrido que sería el mundo si cada persona fuera como usted. Esto evitará que usted intente que todos los demás encajen en su mismo molde.

Tenemos la tendencia de juzgar a las personas por su apariencia exterior. Si son apuestos, automáticamente asumimos que son buenos. James Dobson dice que la belleza es la moneda de oro del valor humano. Él explica que no es la forma en la que debería ser, pero que, a menudo, es la realidad que enfrentamos.

Una jovencita que planeaba casarse con Mozart se desilusionó porque él era demasiado bajo, por lo cual encontró a un hombre más atractivo, que era más alto y más apuesto. Luego que Mozart se hizo famoso, lamentó su decisión. Ella dijo: “No sabía nada de la grandeza de su genio.Tan sólo lo vi como un hombre muy bajito”.

Deberíamos conocer a las personas antes de juzgarlas. El apresurarse es peligroso. Si hemos de cometer un error, es mejor errar por ejercer demasiada gracia.

Dijimos que no deberíamos juzgar a las personas, sin antes conocerlas. Tampoco deberíamos hacer juicios, sin conocer todos los hechos. John Wesley tenía una mala actitud hacia un hombre, porque pensaba que era tacaño. Cierto día, cuando Wesley notó que el hombre había puesto poco dinero en la ofrenda, lo criticó en público. Más adelante, el hombre le dijo a Wesley que últimamente estaba viviendo de chirivía (una raíz que se emplea como hortaliza) y agua. Parece que antes de convertirse se había metido en muchas deudas. Ahora vivía con lo mínimo y ahorraba al máximo para pagarle a sus acreedores.

“Cristo me ha hecho un hombre honesto”,dijo, “por lo cual con todas las deudas que tengo que pagar, sólo puedo darunas pocas monedas, más allá de mi diezmo. Debo ponerme a cuenta con mis vecinos seculares, y mostrarles lo que la gracia de Dios puede hacer en el corazón de un hombre que antes era deshonesto”. Wesley no pudo hacer otra cosa más que disculparse con aquel hombre, a quien había criticado injustamente.

Es una buena idea tratar a las personas teniendo en cuenta su propio bien, más que nuestra ventaja. No deberíamos“usar” a las personas, es decir, explotarlas, manipularlas o usarlas para promover nuestros propios fines. Un escrito anónimo, dice así: Dios nos creó para amar a las personas y para usar las cosas. Nuestro problema es que amamos las cosas y usamos a las personas.

Pídale a Dios que le dé paciencia para tratara las personas que tienen un carácter difícil. Además, sea realista al darse cuenta que probablemente exista gente con la cual no pueda trabajar en forma tranquila. Incluso Pablo y Bernabé se separaron en su servicio al Señor.

Pablo dice que deberíamos estimar a los demás como mejores a nosotros mismos. Esto no significa que todos los demás tengan un mejor carácter que el nuestro. Pero sí significa que deberíamos vivir para los demás, más que para nosotros mismos. Deberíamos poner sus intereses por encima de los nuestros y deberíamos tratarlos en la forma en la cual Jesús nos ha tratado.

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