"El cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad."
1 Timoteo 2:4
Aquí tenemos una visión bien profunda de la voluntad de Dios. El quiere salvarnos a todos. Si tú confiesas tus pecados delante del Señor, entonces sabrás que: la sangre de Jesucristo te limpia de todo pecado y te lleva hacia la voluntad de Dios. También conocemos la voluntad de Dios en relación a nuestra santificación: "Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación." En las Escrituras, santificación significa un paso más que el mero perdón de los pecados.
Perdón de los pecados significa haberse apartado del pecado, santificación significa andar en dirección a Cristo. Quien no vive en santificación, ya se está apartando de la santa voluntad de Dios. Es un hecho inevitable que, en nuestra vida como cristianos, exista siempre una alternativa. O vivimos en el ámbito de la voluntad de Dios y, por consiguiente, somos felices, bendecidos y consolados, o estamos en la esfera de la voluntad de Satanás y hacemos cosas que, en definitiva, no disfrutaremos.
Estarás obligado a ceder a la presión de sus vicios y pasiones aunque no quieras, mentirás aunque quieras decir la verdad, serás impuro aunque te agradaría ser puro. La razón de todo esto es tu desobediencia, pues aún no te entregaste con decisión a la voluntad de Dios. ¡Hazlo ahora mismo!